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El periodismo de siempre, juntos y en etapa de transición

“El periodismo está en crisis”. Cada vez que escucho esa frase se me viene a la mente la etapa de transición y los nuevos desafíos que estamos viviendo las y los periodistas, sin dejar de lado que lo que está verdaderamente en crisis es cómo ganar un salario digno haciendo periodismo. La razón de ser de esta profesión hermosa siempre será dar cuenta de un suceso coyuntural que nos haga cuestionar lo establecido, no dar nada por sentado y tratar de reconstruir lo que pasó a partir de la mayor cantidad de miradas posibles.

Nací en 1980 y fui testigo de muchas etapas de transición: en la secundaria empezamos a usar computadoras con el MS-DOS, en el primer año de la facultad, en la sala de redacción, había máquinas de escribir, mi primer celular pesaba como dos kilos y en 2006, cuando pisé por primera vez una de las tantas redacciones del diario El Ciudadano, se empezaban a usar cada vez más los mails y los chats; hasta llegar al día de hoy donde todo pasa por las redes sociales. Hace 13 años que estoy en el El Ciudadano, nueve que hago policiales y la esencia del periodista es la misma pero ya a los lectores no se los nombra como tal sino como usuarios, ya que interactúan, interpelan y opinan sobre una nota con rapidez porque lo escriben abajo, en la misma página en la que consumen la información, o en las redes.

Lo que sí cambió fue que Internet llegó para dar gratis la información y dejó al borde de la extinción al diario papel. Eso trajo aparejado que la noticia dejara de ser un negocio para algunos empresarios, quienes empezaron a mantener las redacciones o crear sitios web con un mínimo de periodistas sólo con la finalidad de conservar poder. Hacer un buen periodismo es caro y en eso no están dispuestos a gastar. Las redacciones necesitan logística para sostener un lugar; compañeros y compañeras que puedan armar la agenda del día mientras se está trabajando un tema y, además, poder vivir del sueldo para no tener que dividir tu día en múltiples empleos. A lo largo de estos últimos años esta situación hizo que miles de trabajadoras y trabajadores de prensa quedaran en la calle o sean víctimas de la nueva cara de la precarización: el monotributo.

Más rápido pero con paciencia

La lucha por un trabajo digno no es de ahora, sólo se profundizó. Hasta 2016, en cada aniversario de El Ciudadano, las y los trabajadores del diario estábamos en la misma: siempre sobrevolaba el cierre porque no había plata, eso se traducía en que había una demora en el pago de la pauta, ya que en los meses de verano todo se detenía. En un par de oportunidades el vaticinio se cumplió y quedamos en la calle, pero seguimos juntos y la forma de hacer periodismo fue la misma.

Después del último cierre formamos la Cooperativa La Cigarra y tengo que decir que estos tres años fueron los de mayores desafíos como periodista. Al discutir qué queríamos contar y cómo, hubo cambios: de estar seis horas con una nota para la que vas al lugar del hecho y entrevistás a las fuentes judiciales o policiales, pasamos a hacer un adelanto de la noticia para la página web, pensar la venta en redes –a veces no me sale para este formato pero intento darle una vuelta con el título–, buscar la foto, cortarla y subirla mientras intentás pasar el filtro de las oficinas de prensa, que tienen la orden suprema de que a los funcionarios no se los molesta, como si la información que dan a cuenta gotas no generara una repregunta. Y en la misma sintonía tratás de dar con los familiares de las víctimas por las redes sociales porque no te queda tiempo para ir hasta el lugar o porque no tenés la logística para trasladarte. Finalmente, subís la nota completa y hacés el diagrama para el papel.

En nuestro oficio hay otro desafío, muy particular, que no quiero dejar de nombrar. A veces se lo ubica como un “efecto” de la era de las redes sociales, pero estuvo siempre y es el del periodista protagonista y su eslogan: “la noticia no sos vos, soy yo”. Tengo que reconocer que este es un desafío que no siempre pude superar. Creo que está en nuestra naturaleza creer que son más importantes las conclusiones que podamos sacar que informar sobre lo que realmente pasó. Lo bueno es que hay compañeras, compañeros y usuarios que te lo hacen notar, porque siempre lo importante va ser esa construcción sobre lo que pasó a través de la palabra de todos los involucrados.

Este nuevo aniversario de la Cigarra nos encuentra tratando de superar estas dificultades, de encontrar la forma de interactuar mejor con las redes para que los contactos salgan más rápido, de entender que una noticia nunca está terminada, que podés pautar un nuevo encuentro para seguir el tema. Es como si todo exigiera ir más rápido pero para hacer una buena crónica tuvieras que armarte de paciencia. A pesar de todo, no puedo imaginar trabajar en otro lugar y sobre todo celebro este nuevo año porque también nos encuentra juntos.

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