De acuerdo a la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, el 3 de julio se superó el umbral de 17 ºC de promedio global. El registro supera el récord diario precedente (16,92 ºC) del 24 de julio de 2022
El pasado lunes fue el día más cálido a nivel mundial desde que existen las mediciones, superando por primera vez el umbral de 17 ºC de promedio global, según informó la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.
El registro supera el récord diario precedente (16,92 ºC) del 24 de julio de 2022 según datos de los centros nacionales de previsión medioambiental, que se remontan al año 1979.
Según el organismo meteorológico estadounidense, (Noaa, por sus siglas en inglés), la temperatura del aire, que oscila entre los 12 ºC y los 17 ºC aproximadamente en promedio diario durante el año, era -de media- de 16,20 ºC a principios de julio, entre 1979 y 2000.
“Este récord tendrá que ser corroborado por otras medidas, pero podría ser batido rápidamente, debido a que apenas está comenzando el verano boreal”, consignó la agencia de noticias AFP.
A principios de junio, las temperaturas medias mundiales ya fueron las más altas jamás registradas en ese periodo por el servicio europeo Copérnico.
Estas observaciones son un probable anticipo del fenómeno de El Niño, que en general se encuentra asociado a un aumento de las temperaturas mundiales, sumado a los efectos del cambio climático.
El pasado 8 de junio, la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, anunció la llegada oficial de El Niño, y aseguró que podría conducir a “nuevos récords de temperatura” en algunas regiones.
“La llegada de El Niño aumentará de forma considerable la probabilidad de batir récords de temperatura y de activar un calor más extremo en numerosas regiones del mundo y en los océanos”, alertó hoy, en tanto, Petteri Taalas, secretario General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
En efecto, según OMM el impacto del cambio climático se materializara en el calentamiento de las superficies del agua del océano Pacífico lo cual traerá condiciones meteorológicas extremas, lluvias tropicales y sequías graves.
En este marco, se prevé que las temperaturas sigan subiendo en gran parte del mundo tras la aparición del fenómeno meteorológico de El Niño en el Pacífico tropical por primera vez en siete años.
El Niño, un calentamiento de las temperaturas de la superficie del agua en el océano Pacífico oriental y central, está relacionado con condiciones meteorológicas extremas, desde ciclones tropicales a lluvias torrenciales y sequías graves.
“La aparición de El Niño aumentará en gran medida la probabilidad de que se batan récords de temperatura y se desencadene un calor más extremo en muchas partes del mundo y del océano”, declaró en un comunicado el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
La OMM señaló que había un 90 por ciento de probabilidades de que El Niño persistiera en la segunda mitad de 2023 y que se esperaba que fuera “al menos de fuerza moderada”.
La declaración del organismo mundial confirmó un informe del mes pasado del Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, según el cual el fenómeno había regresado.
El año 2016, el más caluroso del mundo desde que se tiene constancia, coincidió con un fuerte fenómeno de El Niño, aunque los expertos afirman que el cambio climático ha impulsado las temperaturas extremas incluso en años sin este fenómeno.
La Organización Mundial de la Salud dijo el mes pasado que se estaba preparando para un aumento de la propagación de enfermedades víricas como el dengue, el zika y el chikungunya, vinculadas a El Niño.
Durante El Niño, los vientos que soplan hacia el oeste a lo largo del ecuador se ralentizan, y el agua caliente es empujada hacia el este, creando temperaturas más cálidas en la superficie del océano.
Según la OMM, este fenómeno se produce por término medio cada dos a siete años y puede durar entre nueve y doce meses.
Suele asociarse a un aumento de las precipitaciones en algunas zonas del sur de Sudamérica, el sur de Estados Unidos, el Cuerno de África y Asia Central.
En el pasado, ha causado graves sequías en Australia, Indonesia, partes del sur de Asia, Centroamérica y el norte de Sudamérica.