Festejo interminable, calles tomadas en rojo y negro y un plantel que quiso vivir la fiesta junto a la gente. Aeropuerto desbordado, caravana impactante y el cierre en el Parque, en el corazón mismo del pueblo leproso.
Hasta altas horas se escucharon bombas de estruendos y bocinazos por toda la ciudad. De a poco la gente fue llegando al aeropuerto internacional de Fisherton para esperar al plantel y acompañarlo en caravana hasta el Parque Independencia.
Más de 50 mil leprosos coparon el Islas Malvinas hasta que el plantel aterrizó cerca de las 22. Después de acomodarse en el micro descapotable preparado especialmente para la fiesta, los jugadores empezaron la caravana a pura alegría. Maxi Rodríguez se hizo cargo del bombo, Lucas Bernardi, Pablo Pérez, Maxi Urruti, Patón Guzmán y Martín Tonso y el resto, con pelucas y sombreros. Los pibes, desbordados. Los grandes, también.
El colectivo tomó Córdoba, luego Avellaneda y después Pellegrini para llegar hasta Oroño, donde lo esperaba otra multitud. Y en el camino se fue encontrando con miles de hinchas que se fueron sumando a la caravana, eufóricos y agradecidos con un plantel que recuperó la gloria deportiva del club.
Rosario fue una fiesta y la noche se volvió completamente leprosa. La Lepra festejó como un verdadero campeón. Por una vez fue el Newell’s de la gente.
