David Ferrara, fotos de Juanjo Cavalcante
El silencio no suele habitar en el Morosano, escenario acostumbrado al permanente sonido basquetbolero, desde las pisadas hasta el pique de pelota y, sobre todo, el rugir de los hinchas del Negro.
Por eso el contexto del Temperley-Atalaya del viernes debe ser un estridente llamado a encontrar de una vez por todas las formas de jugar en paz, pero con gente en los estadios.
En ese marco apagado de ausencia de color y calor, el Negro ganó por 81 a 66 con una actuación interesante, en la que mostró algunos destellos colectivos y ese plus que le confiere contar con jugadores capaces de desequilibrar y romper esquemas.
El local tomó dominio desde el mismo inicio, cuando el partido era una locura de gol a gol, de defensas pobres y altísima efectividad. Y cuando esa marea anotadora se fue apagando y el encuentro trocó a una versión más cortada e imprecisa, Temperley fue también el que mejor lo sostuvo.
Atalaya tuvo momentos interesantes, trabajó mucho para darle juego a Yanson y Verdaro bien profundos, aunque también estuvo rápido de manos para robar y correr, e incluso se ayudó del rebote en ofensiva. Pero claro, chocó con una noche en la que nunca halló la chispa, el desequilibrio, el que rompa el molde para tomar por asalto el partido.
Temperley lo sostuvo y lo liquidó con bombas de Dalpino y Capra para llegar a marca de 3-1 contra 3-2 de su rival.
SÍNTESIS
TEMPERLEY 81: Amigo 8, Dalpino 21, Capra 16, Beltramino 15, Correa 10 (fi), Moresco 0, Parizzia 11, García Cano 0, Sacoski 0. DT: Hernán Corte
ATALAYA 66: Maruelli 2, Giraudo 13, Celotti 8, Yanson 17, Verdaro 17 (fi), Casas 0, Galleano 0, Baridón 2, Borches 7, Rueda 0. DT: Juan P. Lupo.
ESTADIO: Morosano
ÁRBITROS: Colman y Alainez
PARCIALES: 30/26, 53/41 y 65/55
LESIÓN
Gastón Fredes sufrió la fractura del escafoide de la mano derecha y estará 40 días sin jugar. En Atalaya no pudo ser de la partida Federico Gettig.