El policía Gabriel Sanabria, quien fue víctima de un ataque a tiros a fines de mayo, salió de terapia intensiva y pasó este viernes a una sala de cuidados intermedios luego de luchar por su vida durante más de un mes. Así lo confirmaron autoridades del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca).
“Los equipos de terapia intensiva junto con cirugía general han decidido que ya puede salir de cuidados críticos y pasar a sala general”, indicó por la mañana a Cadena 3 Rosario Jorge Bittar, director del Heca. Por la tarde, desde Orden Público comunicaron el traslado a la denominada sala del Quemado.
“Es una buena evolución. Está despierto, claramente desvinculado al respirador, alimentándose por sus propios medios”, dijo el médico Bittar.
«El próximo paso es una intensa rehabilitación, porque un paciente que estuvo tan crítico queda con una debilidad generalizada”, agregó.
Por su parte, el padre del suboficial de Motorizada oriundo de San Javier dijo: «Estamos contentos porque Gabriel pasa a una habitación común en las próximas horas. Estamos esperando que nos llamen para su traslado, él está muy bien», confirmó Fabián Sanabria en diálogo con Aire de Santa Fe.
Gabriel Sanabria, el policía baleado, reaccionó favorablemente a los tratamientos
En los más de 30 días que el suboficial estuvo internado en terapia intensiva, sus familiares vivieron sumidos en la angustia y la incertidumbre. Hubo momentos en que el estado de salud del joven empeoró y se esperaba el peor desenlace. A pesar de ser hijo de padres separados, tanto la madre como el padre de Gabriel decidieron esperar a diario en el Heca las novedades sobre estado de salud su hijo de 26 años. «Llegábamos a las nueve de la mañana, a pesar de que los partes los daban a las once de la mañana», contó el papá del suboficial.
El suboficial fue atacado a las 2.20 del viernes 27 de mayo cuando con un colega de la Brigada Motorizada detuvieron la marcha de un automovilista que iba en un Peugeot 206 color gris junto a cuatro acompañantes. Fue en Arijón al 400, barrio Saladillo.
Sanabria se acercó a la ventanilla del conductor y, según indicaron voceros policiales, sin mediar palabras desde el interior dispararon una ráfaga de entre 10 y 15 disparos en el momento en que el automovilista aceleraba. El policía tenía chaleco antibalas pero la mecánica del ataque hizo que quedara tendido con alrededor de una decena de heridas de arma de fuego en muslo y mano derecha y en ambos costados del tórax.
La causa tiene a dos adultos detenidos por encubrimiento y tenencia de armas. Y dos adolescentes alojados en el ex Irar, bajo sospecha de ser ocupantes del auto.