La harina, base de gran parte de las comidas de los argentinos mantiene su tendencia alcista y la preocupación crece. El Fondo Estabilizador del Trigo no llegó aún a los bolsillos de los consumidores.
La Federación de Panaderos estimó que en mayo la suba de la harina se ubicó en torno al 9%, según indicó a NA su vicepresidente Emilio Majori.
En cinco años los argentinos pueden comprar 79 kilos menos de harina con un billete de mil pesos: en diciembre de 2017 compraban 90 kilos, en abril pasado apenas accedían a 11 kilos.
En los primeros cuatro meses del año el precio de la harina fue uno de los que más subió. Entre enero y abril acumuló alzas por 43,2%, en el mes avanzó 15,9% y en la comparación interanual arrojó un incremento del 85,4%, según un estudio de la consultora Focus Market.
Los datos oficiales son aún más contundentes, la harina de trigo común 000 subió en abril 16,1% interanual lo que provocó que los derivados aumentaran. Un 11,1% para el pan francés tipo flauta; 7,8% el pan de mesa; 4,7% las galletitas dulces envasadas sin relleno; 10,3% las galletitas de agua envasadas; 8,3% los fideos secos tipo guisero.
En marzo, mes donde se evidenciaron los efectos de la guerra de Rusia y Ucrania sobre los commodities, el golpe sobre la mesa de los argentinos fue aún superior: el pan de mesa subió 24,8%.
En un intento de desacoplar los precios internos de los internacionales el entonces secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti dispuso la creación de un Fondo Estabilizador del Trigo que ya entregó los primeros fondos a tres molineras que reciben subvención estatal para vender la harina industrial a mitad de precio, y así contener el precio del pan en la góndola.
El esquema hoy está en revisión. En una reunión con el flamante reemplazante de Feletti, Guillermo Hang, los molineros de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM) volvieron a remarcar el rechazo a la herramienta y pidieron eliminarla.
Llevaron otras propuestas, como crear una “tarjeta Pan” para la compra del pan, o usar el subsidio estatal para fortalecer la tarjeta alimentar o subsidiar directamente a las panaderías. Hang no lo descartó, pero por el momento pidió continuar con la política vigente.