La tarifa del transporte urbano de pasajeros volvió a escena. En los últimos dos años, se incrementó 124% por ciento y en las últimas horas se conoció el último estudio oficial de costos que arroja un desfasaje de 3,50 pesos por sobre el precio actual. La propia intendenta Mónica Fein confirmó este jueves que el valor del boleto debería estar en 16,45 pesos. Ese relevamiento ya está en el Concejo Municipal, para comenzar a debatirse en comisiones. A partir de esos valores, hay dos posibilidades: que la intendenta Mónica Fein haga uso de la potestad que le concedieron los propios ediles para decretar una suba sin debate, aunque acotada por un índice de salarios, o que el cuerpo deliberativo apruebe un incremento en base a las cifras del estudio. Lo último parece complicado: “No se puede seguir cargando sobre el usuario”, avisó Eduardo Toniolli, integrante del interbloque Nacional y Popular, respecto de qué bolsillo sangrará para saldar la brecha. La jefa del Palacio de los Leones no dio señales, por el momento, de querer impulsar un retoque por cualquiera de las dos vías. Insistió en la quita de subsidios desde Nación, que complica el panorama en medio de un aceleramiento de la inflación, y en los 400 millones de pesos anuales que aporta el Estado local para solventar el servicio y aminorar el impacto a la economía del pasajero.
Si la intendenta utiliza la herramienta de aumento automático, no podrá fijar un pasaje superior a 13,43 pesos.
“Desde noviembre del 2015 hasta marzo del 2018, la tarifa se incrementó 124 por ciento y se perdió el 15 por ciento de pasajeros”, recordó Toniolli a El Ciudadano sobre la situación del transporte colectivo. En ese lapso, el precio del boleto pasó de 5,75 a 12,90 pesos. “Cada vez que se retiran los subsidios, los incrementos pasan a los usuarios y se pierden pasajeros”, insistió el concejal. Su compañero de interbloque Osvaldo Miatello coincidió, en declaraciones radiales, sobre la necesidad de «separar costos de tarifas» porque «se llegó al límite de capacidad de pago del usuario» del sistema.
Todos esos números traen aparejado un problema ya histórico que es el déficit en el servicio público. Toniolli expuso una «trampa» para acomodar la ecuación cuando no hay aumentos. Sobre todo, aclaró, por parte de la única prestadora privada que queda en pie –y una de las que ganó la licitación para el nuevo sistema de puesta en marcha incierta–, Rosario Bus: retirar unidades de la calle para que le cierren los números. En otras palabras, reducen las frecuencias. “Cortan servicios y sobre todo por la noche”, denunció el integrante del Movimiento Evita.
“Hay que parar la pelota, poner todos los números sobre la mesa y esperar un llamado de la intendenta para discutir sobre el tema. Es imprescindible ir a la Nación a buscar de financiamiento para achicar el desfasaje”, sintetizó el concejal.
Fein llamó también a discutir formas de sustentabilidad del transporte público, y volvió a la carga sobre Nación por lo que consideró una progresiva quita de subsidios al servicio en el interior del país, que se financian con impuestos cobrados en todo el territorio nacional.