Diego Cocca debe cambiar. No por un capricho, sino porque la coyuntura así lo determina. Es que el hecho de haber igualado el quinto partido de forma consecutiva lo obliga a realizar modificaciones. El equipo aparece inmerso no solamente en una meseta futbolística, sino en la tabla de posiciones lo que se traduce directamente a la de promedios.
Una de las vicisitudes que evidencia el Canalla es la del desorden y esta situación atenta ante cualquier estrategia por más válida que sea.
El entrenador debe ordenar al equipo. Y en pos de eso aparece como lo más aconsejable ubicar a los jugadores en su lugar, sentar en el banco a los que están en bajo nivel y darles la oportunidad a otros que piden pista. Claro que hacer todo esto de una vez ya no sería ordenar, sino que estaría dentro de una revolución futbolística, algo que no parece ser patrimonio de Cocca.
En defensa la posición de Britez es un parche. Pero uno que en líneas generales está funcionando. El que sí viene de hacer un mal partido es Molina, pero intercambiar a los laterales no asoma como algo sustancial de cara al domingo.
El problema está en el medio. Allí el principal inconveniente es por el lado de Zabala. El ex Unión rinde como volante por la derecha, o mejor dicho rindio, principalmente en el Tate. Pero el técnico auriazul lo ubicó por izquierda, algo que ya está determinado que no funciona.
El uruguayo debe jugar como volante por derecha y Colazzo o Aguirre o Rius ir a la izquierda, o la otra es que se siente en el banco. Claro que también en ese sector asoman niveles bajísimos como el que tiene hoy Gil y en menor medida Rius. Si el DT decide sacar del once al Colorado tiene variantes con qué suplantarlo. Arriba está claro que hoy los delanteros titulares son Gamba y Riaño.
Depende de Cocca ordenar un equipo que está desordenado. Aún tiene tiempo, pero el domingo Central debe presentar otra cosa en cancha y volver al triunfo por obligación y más por necesidad.