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El presidente filipino no insultará más porque «lo pidió Dios»

El verborrágico Rodrigo Duterte, quien le dijo al Papa “Hijo de puta” y mandó “al carajo” a Obama, aseguró que una voz le dijo que deje de maldecir.

El lenguaje obsceno del presidente Rodrigo Duterte ya es parte de su impronta personal, sobre todo a partir de las amenazas a traficantes de drogas en el marco de la guerra que libró y que a la fecha dejó miles de muertos desde que asumió su mandato en junio pasado.

Duterte realizó su promesa el jueves, cuando llegó a la ciudad filipina de Davao, luego de un viaje oficial a Japón.

Cuando regresaba a su casa –dijo–, y mientras observaba el cielo y la tripulación dormía, escuchó una voz: “Si no paras, derribaré este avión”.

“Y yo pregunte: “¿Quién es?”.

“Por supuesto, era Dios”, afirmó Duterte en rueda de prensa.

“Le prometí a Dios no usar palabras vulgares u obscenas. Una promesa a Dios es una promesa al pueblo filipino”, aseveró.

La promesa fue recibida con aplausos; sin embargo, el presidente advirtió: “No aplaudan demasiado, o podría descarrilarme”.

Duterte conmocionó el año pasado a la Iglesia católica (el catolicismo es la religión cabecera en Filipinas), cuando lanzó un improperio para expresar su bronca tras haberse quedado atascado en un embotellamiento mientras el papa Francisco estaba de visita en Manila. “Tenía ganas de llamarlo. Papa, hijo de puta (“putang ina”, en filipino), váyase a su casa. No venga más de visita”. Se lo dijo a un grupo de seguidores. Más tarde se disculpó, luego de que obispos filipinos se mostraran indignados.

Lo que no es seguro es si Duterte, de 71 años y a quien se lo comparado con el estadounidense Donald Trump por el uso de palabrotas, podrá mantener su compromiso. Ya había hecho una promesa similar en junio, sobre el final de las elecciones presidenciales y cuando era evidente que él era el ganador, merced a su campaña de mano dura contra criminales, narcotraficantes y funcionarios corruptos. Dijo que estaba disfrutando sus últimos momentos como un “tipo rudo”, porque “cuando preste juramento será otra historia; habrá una metamorfosis”, pronosticó.

No pasó mucho tiempo hasta que Duterte rompió la promesa. Reiteradamente profirió exabruptos contra Obama, el secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon, opositores y defensores de los derechos humanos; en cambio, elogió a los mandatarios de China y Rusia.

El jueves no hubo palabrotas, pero no todo fue color de rosa. Cuando le pidieron una opinión sobre Kylie Verzosa, la filipina que ganó el concurso de belleza Miss International 2016, Duterte se mostró orgulloso y no ahorró elogios, pero dijo: “Muchas filipinas son hermosas, pero los de la comisión de derechos humanos son espantosos”.

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