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El protocolo resultó ser de fantasía

Si algo tuvo de distintivo la primera marcha, realizada anteayer, contra el gobierno de Mauricio Macri, fue la expectativa por la aplicación de un protocolo para evitar el corte de calles, que quedó inexistente en la práctica y que generó una puja indisimulable entre el gobierno nacional y el porteño.

Si algo tuvo de distintivo la primera marcha, realizada anteayer, contra el gobierno de Mauricio Macri, fue la expectativa por la aplicación de un protocolo para evitar el corte de calles, que quedó inexistente en la práctica y que generó una puja indisimulable entre el gobierno nacional y el porteño. Es que se esperaba que el anunciado protocolo de seguridad para evitar piquetes tuviera su debut en semejante ocasión, cuando se desplegaba una manifestación en el centro de la ciudad de Buenos Aires, que finalmente por varias horas volvió a complicar a los automovilistas a pesar de las promesas. Se labraron, sí, varias actas contravencionales y en un momento intervino la Policía para despejar Callao y Corrientes en plena hora laboral.

Casi, otro bochorno propinado desde Seguridad para Macri, teniendo en cuenta que anteayer mismo hasta la Justicia explicó la inexistencia de la norma anunciada por la ministra del área, Patricia Bullrich, que no es más que una recopilación de procedimientos de la Policía Federal y de artículos del Código Contravencional porteño (que estipula inclusive la obligatoriedad de pedir permiso ante la realización de una protesta). Claro que rara vez se cumple, y que si bien en su momento se impusieron castigos puede decirse que la modalidad quedó en desuso.

Otro debut, en cambio, pasó inadvertido el miércoles. Es que la Policía Federal que se desempeña en el distrito porteño ya está bajo la órbita del jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta.

Como sea, Bullrich, de viaje por Estados Unidos, fue solicitada por una movilera de Radio 10 a quien respondió: “Yo estoy en Washington, hablen con alguien de la ciudad de Buenos Aires”. Así se le transfirió la responsabilidad al ministro porteño, Martín Ocampo, quien en la jornada aseguró que “fue un trabajo conjunto” entre el distrito y el gobierno nacional el de controlar la manifestación.

“Si no fuera porque dijeron que en cinco minutos se desalojaba a los manifestantes, fue una marcha normal con gente ocupando las calles porque excedían las veredas”, explicaron allegados a la cartera que conduce Bullrich, quienes también sostuvieron que no se trataba de un piquete sino de una manifestación la desplegada hace dos días hasta la Plaza de Mayo, que fue cercada.

Por cierto, el mentado protocolo difundido es una propuesta por el momento pero tampoco habla de minutos para el desalojo. El miércoles, la Justicia porteña desestimó un pedido de ATE contra las medidas de seguridad diciendo que ni siquiera ese protocolo estaba publicado en el Boletín Oficial.

Por lo menos para la ministra, el protocolo falló y para el álbum de Macri la foto no fue muy distinta a lo que están ya acostumbrados los porteños cuando se sorprenden con una protesta callejera.

La marcha comenzó por la mañana para dirigirse hacia la Plaza de Mayo, donde en las calles que la rodean se concentró la mayor parte de los manifestantes con banderas de los sindicatos de estatales (ATE), La Cámpora y agrupaciones de izquierda, entre otras.

Las cercanías del Obelisco porteño y la esquina de la avenida 9 de Julio con Avenida de Mayo fueron, desde temprano, uno de los puntos complicados para el tránsito por la presencia de sindicalistas que alrededor de las dos de la tarde recalaron en la Plaza de Mayo.

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