Arquitectos de la empresa explicaron en la comisión de Planeamiento del Concejo Municipal los detalles de la obra se plantea en el predio de la ex Yerbatera Martin. La reunión estuvo presidida por María Fernanda Gigliani (Iniciativa Popular), a través de la plataforma Zoom, titular de la comisión que habló con El Ciudadano sobre el caso.
La empresa Coto se presentó en la comisión de Planeamiento del Concejo Municipal por el proyecto que busca construir dos torres «parecidas a un hotel en Dubai» en la zona donde estaba la ex Yerbatera Martin. En el encuentro también participaron Agapito Blanco y Roy López Molina, de Cambiemos; Verónica Irizar, del bloque Socialista, y Renata Ghilotti, de Propuesta Republicana.
En el primer tramo del encuentro los ediles escucharon también a través de videoconferencia a los arquitectos Rodolfo Miani, del estudio BMA, de Buenos Aires, y Rubén Polano, de Coto Cicsa, y a la apoderada de la firma Gensar en Rosario, Alicia Ferreyra, quienes explicaron detalles acerca de la obra que pretende levantar Gensar SA y Coto Cicsa, en el predio de Mendoza, Ayacucho, Colón y avenida de la Libertad, que hasta la década del ’60 del siglo pasado ocupara la yerbatera que diera nombre al barrio, Martin.
Para Gigliani, la clave es pensar en qué se beneficia la ciudad de Rosario con este proyecto. «La firma Coto ya había negociado indicadores que se votaron en 2006 con una ordenanza. Entonces la verdad que no me agrada mucho esto de tener que renegociar permanentemente los indicadores de un sector. Si querían construir ya hubieran tenido un permiso de edificación emitido con los indicadores que estaban votados en 2006», dijo.
Además, aseguró que lo importante es ver «cómo dialogan estas torres con su entorno inmediato, si hay armonía o no». «Estas dos torres planteadas así van en sentido contrario», definió.
Por otra parte, contó que se trata de «una manzana que tiene ya varios antecedentes». «En 1992 fue el primer convenio urbanístico que tuvo Rosario justamente por la envergadura de la manzana, para intentar hacer algo que dialogue con el entorno, con lo ya existente. En ese momento se plantea hacer un convenio para ser un mega centro comercial con patio de comidas, de juegos, supermercado. Eso llega a un permiso de edificación pero nunca se ejecuta y después pasa a la firma Coto», recordó.
«En 2006 se negocian indicadores para hacer cinco torres separadas una de la otra, exentas, de 66 metros de altura cada una y se vota una ordenanza que es la 80/81. El Concejo vota ese año estos indicadores. Coto nunca lo ejecuta y ahora en julio del año pasado vuelven a la Municipalidad de Rosario a renegociar indicadores», siguió.
A la concejala le hace ruido que ya habiendo tenido una ordenanza aprobada la empresa vuelva a renegociar los indicadores. Agregó que ahora ya no quieren hacer cinco torres de 66 metros «sino que quieren hacer dos grandes torres de 131 metros de altura que estéticamente son similares a las torres de un hotel en Dubai».
«Lo que llama la atención son dos cosas. Una es que tenían indicadores aprobados por ordenanzas y negociados por ellos mismos y ahora vuelven a la carga a renegociar nuevos indicadores en el terreno. Otra es que presentaron los requerimientos ante el ejecutivo anterior en julio y en diciembre Fein lo envía al Concejo. Es el último expediente que Fein firma como intendenta y manda al Concejo: o sea que tuvo como un tratamiento express en el Ejecutivo anterior», desarolló.
Gigliani manifestó que generalmente proyectos de este tipo pueden tardar por lo menos un año y medio y hasta tres años, «o en algunos casos muchos más».
A su vez, la concejala recordó que en diciembre desde su bloque ya habían denunciado que «si bien Fein tenía legalidad para firmar cualquier expediente hasta el último minuto que sea intendenta, sí carecía de cierta legitimidad para hacerlo».
En este sentido, consideró que «un proyecto de esta envergadura ameritaba tal vez la mirada del nuevo Ejecutivo municipal».
Para ella el expediente debería volver al Ejecutivo para su revisión «como se hizo con el plan especial de calle San Juan o con una ordenanza de peatonales, ordenanzas muy importantes que tenían que votarse: si bien ya estaba el proyecto enviado del anterior Ejecutivo se devolvió al nuevo para que aporte su mirada».
Finalmente, consideró que hubo «desprolijidad y desinteligencia» ligada al tratamiento «exprés» que tuvo. «Nos llamó la atención es que cuando se hablaba del total de la base edificable, es decir, de cuánto se podía construir, se hablaba de 31 mil metros cuadrados, pero resulta que cuando ves todo lo que se les permite construir no es 31 mil metros cuadrados sino 61 mil metros cuadrados. Y que no se le computa para la edificabilidad lo que son los 3 subsuelos de cocheras, más el centro comercial. Y cuando vos decís que no lo computás en términos de edificabilidad estás hablando de plata, de mucha plata, entonces a esto se suma el impacto que puede tener en las infraestructuras de todo el entorno».
La otra voz
Por su parte, Alicia Ferreyra, la apoderada de la empresa, explicó que “en base a conversaciones con la Municipalidad fue que se hicieron ajustes y se presentó el año pasado el proyecto”.
Posteriormente el arquitecto Miani, dijo: “Hace dos o tres años Alfredo Coto me mostró el terreno, a partir de ahí estudiamos la ordenanza y por ser un predio de dimensiones importantes pensamos en algo que sea un hito para la ciudad”.
Preciso que “se trabajó en conjunto con el Estado y surgió ceder el 40 por ciento para espacio público y concentrarnos en el otro 60 por ciento, con edificaciones de usos mixtos –fue antes de la pandemia- con departamentos y locales con grandes terrazas”.
Agregó que se pensó con un “desarrollo comercial con locales sobre espacio que deje de ser vereda y sea plaza”