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El proyecto jubilatorio sacó a los franceses a la calle

En todo el país galo se manifestó ayer contra los planes de elevar de 60 a 62 años la edad de retiro.

Más de un millón de personas se manifestaron ayer en Francia para exigir al gobierno del presidente, Nicolas Sarkozy, que dé marcha atrás en su polémico proyecto de elevar la edad jubilatoria de 60 a 62 años. Ocho sindicatos convocaron a más de 200 protestas contra una reforma que califican de “injusta”.

El ministerio del Interior francés calculó que las manifestaciones movilizaron a 1.120.000 personas, en tanto que los sindicatos arriesgaron más del doble: 2,5 millones según la Confederación Francesa Democrática de los Trabajadores (CFDT), 2,7 millones según la CGT (principal central gremial del país), y 3 millones, según Solidaires.

En París, las marchas convocaron de 80.000 (según la Policía) a 270.000 personas (según la CGT).

En la precedente jornada de protestas, del pasado 24 de junio, de 800.000 a dos millones de personas habían salido a la calle en toda Francia para rechazar esa reforma.

La imponente protesta coincide con la presentación en la Asamblea Nacional del proyecto de reforma que entre sus puntos claves considera elevar la edad mínima de jubilación a partir de 2018.

Sarkozy, para quien esta reforma constituye una “prioridad absoluta”, cuenta con que su aprobación parlamentaria sea a fines de octubre.

De ser así, el hecho pondrá fin a una conquista social emblemática en Francia desde 1983, durante la presidencia del socialista Francois Mitterrand.

El gobierno conservador justifica la reforma en la necesidad de oxigenar una realidad amenazada por el aumento de la esperanza de vida y las consecuencias de la crisis económica que triplicó el déficit del sistema de jubilaciones elevándolo en 2010 a 32.000 millones de euros.

Para los socialistas, en cambio, la reforma “no es equilibrada”. El déficit será financiado “en 92 por ciento por los trabajadores”, afirmaron, y reclamaron una política que disminuya el desempleo que alcanza el 10 por ciento, según informó su portavoz, Benoit Hamon.

Con una popularidad en persistente baja –en torno al 30 por ciento– Sarkozy enfrenta además críticas debido a su política migratoria y de seguridad.

El mandatario galo contempla el retiro de la ciudadanía a los naturalizados de origen extranjero que atenten contra un policía, además de expulsar a los extranjeros en situación irregular, incluidos ciudadanos de la Unión Europea.

Además, a través de responsables de su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), Sarkozy anunció que mantendrá “firme” el aumento de la edad mínima, principal punto de una reforma considerada una “prioridad absoluta” de lo que resta de su mandato hasta 2012.

Por su parte, el primer ministro francés, François Fillon, se mostró abierto al debate, siempre y cuando no se pierda de vista el objetivo de la reforma, que consiste en conseguir un sistema de pensiones financiado por sí mismo. “La jubilación a los 62 es una opción razonable”, afirmó.

Por otro lado, el Ministerio de la Función Pública destacó que más de una cuarta parte de los funcionarios del Estado (26,7 por ciento) secundaron la huelga general, que tuvo un seguimiento del 15,4 por ciento entre los empleados públicos territoriales y del 17,08 por ciento entre los funcionarios de los servicios médicos.

En tanto, Correos cifró el seguimiento de sus trabajadores a la convocatoria de huelga en el 24,71 por ciento, en comparación con el 19,86 de junio, aunque la CGT y el Sud elevan esta cifra hasta el 35 por ciento o el 40 por ciento de los empleados.

Francia, con más de 15 millones de jubilados, es uno de los países europeos donde la edad mínima para tener derecho a jubilarse es más baja, no obstante, habiendo trabajado 40 años.

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