Su partido atraviesa uno de los escándalos más sonados de corrupción en Brasil, pero Luiz Inacio Lula da Silva sigue su carrera impoluto ante los ojos de la población, al punto que goza de un respaldo histórico. Incluso, la participación del ex presidente en la reciente campaña por las elecciones municipales fue vital para que el Partido de los Trabajadores (PT) pudiera recuperar el domingo pasado San Pablo, “la joya de la corona”, calificada así por tratarse del mayor centro de poder industrial y económico de Brasil.
Fernando Haddad, ex ministro de Educación, se impuso el último domingo al socialdemócrata José Serra en la segunda vuelta, en un triunfo que le devolvió la sonrisa al oficialismo en momentos que se lleva a cabo el denominado “Juicio del Siglo”, proceso en el que están siendo condenados por corrupción varios jerarcas del PT.
El antes “casi” desconocido Haddad había iniciado la carrera por la alcaldía con un precario índice de preferencias, pero para la primera ronda celebrada el 7 de octubre, logró correr del balotaje a Celso Russomanno –acunado por la Iglesia Universal del Reino de Dios–, el candidato que hasta el momento lideraba todos los sondeos. Como ya sucedió con la actual presidenta, Dilma Rousseff, la popularidad de Lula, artífice de la candidatura, contribuyó a que el político sumase adhesiones y fuera ganando su espacio en la contienda.
Haddad fue dedo a dedo por Lula a pesar de la oposición de varios de los integrantes del partido, como la ex alcaldesa Marta Suplicy, quien deseaba presentarse de nuevo en estos comicios.
El ahora alcalde electo de la principal ciudad industrial de América latina tendrá por delante el desafío de administrar un presupuesto que en 2013 rondará los u$s 22.000 millones, y de cumplir sus compromisos de “reconciliar a la ciudad” y terminar con el “apartheid social”.
Reducir las amplias desigualdades sociales de San Pablo es la mayor prioridad del nuevo alcalde, según indicó en su discurso post victoria. “Es hora de hacer nacer una nueva San Pablo”, defendió, así como habló de “derribar el muro de la vergüenza que separa la ciudad rica de la ciudad pobre”.
“Es una ciudad rica y al mismo tiempo una de las más desiguales del planeta”, explicó. El gobierno municipal de San Pablo es una plaza fundamental para cualquier formación política debido a que la metrópoli, con sus más de 11 millones de habitantes, es la ciudad brasileña más poblada y además posee el título de motor económico del Estado.
La agresiva estrategia adoptada por Lula para combatir al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) logró un éxito evidente e impuso a esa agrupación “la peor derrota de la historia del partido”, según las palabras de uno de los fundadores del PT, el actual ministro de Educación, Alozio Mercadante. El traspié fue reconocido por el principal líder opositor, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, quien admitió que el partido necesita buscar nuevos políticos para atraer a más electores.
A partir de la toma de posesión de Haddad, el 1º de enero de 2013, el PT espera convertir la ciudad de San Pablo en una “vidriera” para atraer votos para el PT y derrotar en las urnas al actual gobernador socialdemócrata Geraldo Alckmin, probable candidato a la reelección en 2014.