Todos los lunes, de 10 a 12, en La Estación (Gálvez 867), el municipio abre sus puertas para el abordaje de consumos de alcohol y sustancias psicoactivas. Su objetivo es «asesorar, atender e intervenir desde una mirada integral las demandas vinculadas a los consumos problemáticos, sostenida por una serie de dispositivos en un engranaje intersectorial e interdisciplinario». La orientación de las intervenciones «se centra en el sujeto como actor de su propio proyecto de vida».
«Estamos orgullosos que en los puntos digitales se generen este tipo de espacios que aportan a la igualdad de oportunidades para las y los jóvenes. Pensamos a la inclusión en sentido amplio, por eso alentamos estas propuestas en donde conviven la alfabetización digital con la construcción de ciudadanía junto con el arte y la creatividad”, afirmó el secretario General del municipio, Gustavo Zignago.
Una de las actividades que comprende esta iniciativa es el taller de cine que lleva adelante el director y realizador audiovisual Pablo Romano. La dinámica es simple: una película y muchas miradas.
En las dos horas que dura el curso, que también es abierto y gratuito para toda la comunidad, el silencio es un asistente más que solo se levanta para las intervenciones del profesor y los alumnos.
“La idea es hablar del lenguaje y cómo se despliega a través de imágenes. Tratar de leerlas, analizarlas y de pensar las formas de relato, lo que sucede”, explica Romano.
El lunes pasado la película elegida fue El silencio de los inocentes. El salón estaba oscuro y la concentración al tope.
El docente indica en algunas escenas la importancia de lo se dice sin que haya diálogos. “Hay un bombardeo constante y cotidiano de imágenes y muchas veces no somos conscientes de esos lenguajes. Este es un espacio para poner en problemas el mundo de las imágenes y lo que se está contando. El cine, en definitiva es eso. Para narrar necesita darle forma al mundo, que en la realidad tiene una construcción más caótica pero lo ordena y podemos encontrar algo del mundo ahí”, detalló Romano.
Manuel, uno de los asistentes contó que ver la película ET “le partió la cabeza”. Si bien ya la había visto nunca tuvo la posibilidad de analizarla con otras herramientas.
“El taller es un cable a tierra. Es tranquilizarse, parar la pelota y pensar un rato. Vemos más allá de lo que se puede ver a simple vista. Y todos esos detalles de las películas te abren a otra”, destacó Manuel.
La elección de la biblioteca para el análisis filmográfico es aleatoria. Romano tiene un programa pero las inquietudes de los presentes hacen que esa ruta vaya tomando nuevos matices. En este sentido, el docente habla de escuchar la dinámica del grupo y lo que esta aporta.
“Con el profe de Huerta estamos viendo de hacer algo en conjunto. Yo relaciono eso con la historia de Mandela. Cuando él estuvo preso, su primera conquista en el penal fue tener un espacio para labrar la tierra y me resulta interesante todo lo que sale a partir delo que implica cuidar una semilla, verla crecer”, dijo Romano.
