Si se pensaba que el Clásico rosarino en pandemia no iba a dar que hablar, estábamos equivocados. Los partidos de los equipos por la Copa Sudamericana quedaron en un segundo plano y desde el miércoles por la mañana sólo se habló el choque del próximo domingo entre Central y Newell’s.
Programado por las autoridades de AFA y Liga Profesional para el 2 de mayo a las 18.40, uno de los cruces más pasionales de Argentina, ocupó las pantallas de los canales deportivos de todo el país, esos mismos que destinan ínfimos segundos en sus programaciones cuando se trata de la actualidad deportiva e institucional de los equipos del mal llamado interior del país.
Desde hace una semana, por el avance del Covid-19, en territorio santafesino rigen unas series de restricciones para evitar que el sistema de salud colapse. Una de ellas es la prohibición de circular por vehículos particulares después de las 21. ¿El objetivo? Desalentar a las reuniones sociales, principal causa de los contagios de coronavirus.
Con el Clásico programado para las 18.40, el horario estimado de finalización sería antes de las 21. Y si bien el pedido es que de haber un ganador, los festejos sean puertas adentro, se quiere evitar que la gente se vuelque al espacio público a festejar, algo que no es para nada aconsejable y que desvela no sólo a los encargados de la Seguridad de la Provincia de Santa Fe sino también al personal de salud. Los y las que están en la primera línea alertan sobre la cantidad de contagios, la peligrosidad de los casos y el inminente desborde del sistema de salud si no se toman las medidas necesarias para evitarlo.
El pedido del gobierno provincial, encabezado por Omar Perotti, tiene dos sentidos. Por un lado, retrasar el inicio del partido para las 20 o 21, algo que serviría para evitar festejos multitudinarios, ya que el partido finalizaría cuando ya rige la restricción de circulación vehicular y los agentes de seguridad podrían tener un control más despejado en caso de haber un desborde puntual. Por el otro, que el partido lo puedan ver todos y todas en sus casas, sin necesidad de trasladarse a otros hogares, algo que no está permitido, o que se eviten las reuniones en los bares.
Esa solicitud de Perotti pasó por la liberación del partido, ofreciendo como alternativa a la TV Pública la transmisión por el canal provincial 5RTV. Pero el mayor escollo son los empresarios que tienen los derechos televisivos del fútbol argentino. ¿Cuál es el límite entre lo privado y el bien común? Mientras el tema estuvo en agenda, en las redes sociales no paraban de aparecer publicidades de TNT Sports para contratar el pack y poder ver el Clásico rosarino (NdR: en Express, por ejemplo, se puede contratar al día por un monto que ronda los 250 pesos, por mes el pack sale cerca de 1000).
“Sugerimos la liberación del Clásico. Si lo podés ver en tu casa, no tenés la necesidad de ir a un bar o un lugar donde haya juntadas. Hoy es un insumo importante pagar el fútbol, pero no todos pueden acceder, entonces si se libera evitaríamos muchas cosas. Pero los negocios de la televisión nos exceden”, afirmó el ministro de Seguridad de Santa Fe, Jorge Lagna.
En resumidas cuentas, que cada persona pueda ver en su casa el partido, sin necesidad de contar con el pack, evita de alguna forma las reuniones sociales. No todos los y las hinchas de Central y Newell’s pueden pagar el paquete del fútbol, razón por la cual, es necesario evitar que la gente se reúna a ver el partido.
En este tire y afloje, entró la posibilidad de que el Clásico se mude de provincia. El discurso, aunque no oficial, de los dueños del torneo de fútbol es que se juega igual, no importa dónde.
El pedido de Omar Perotti está hecho. Habrá que esperar para saber si AFA, Superliga y los dueños del fútbol argentino, se hacen eco de la solicitud, y contemplan la gravedad de la situación sanitaria que atraviesa el país.