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El Quinto Peronismo, un debate abierto sobre un gobierno que convive con las derechas y la pandemia

Este viernes a las 18, Eduardo Jozami, Dora Barrancos, Agustín Rossi, Juan José Giani y Esteban Mestre presentarán por streaming el libro “Peronismo, sus desafíos 2020, macrisis y pandemia”

Cómo pensar al peronismo en esta coyuntura. Cómo pensar esta nueva ola en este contexto tan particular en el mundo. Cómo recuperar las ideas de Juan Domingo Perón en un mundo girado a la derecha, con una oposición fuerte y una pandemia de la que nadie conoce su fin. Esos son algunos de los interrogantes que desarrolla el docente y politólogo Juan José Giani en “Peronismo, sus desafíos 2020, macrisis y pandemia”. El libro se plantea como un debate en acto entre políticos, teóricos y economistas, ya que intervienen 16 autores que abren un diálogo para pensar este Quinto Peronismo que encabeza Alberto Fernández. Este viernes a las 18, Eduardo Jozami, Dora Barrancos, Agustín Rossi, Juan José Giani y Esteban Mestre presentarán el libro por streaming, desde esta cuenta de Facebook.

—En tu libro intentás analizar el momento actual que vive el peronismo, que alguno de los autores que compilás llaman el quinto peronismo. ¿Qué particularidad tiene este peronismo que gobierna en la actualidad?

—El libro parte de indagar las singularidades de este peronismo, que son varias. Una sustancial, geopolítica, es que el mundo actual es muy distinto a los principales momentos geopolíticos que conoció el peronismo. El de Perón, del 40 al 70, un mundo bipolar con un tercer mundo potente en construcción. Hoy no existe más. Después, el que conoció el menemismo, cuando caía el muro de Berlín, el de la globalización neoliberal, el consenso de Washington, la hegemonía militar de Estados Unidos. Eso tampoco es más de esa manera. Y, fundamentalmente, señalaría la diferencia con el mundo que encontró Néstor Kirchner, con el cual se emula a Alberto Fernández. Era otro mundo el de 2003, con la crisis en el liberalismo y la emergencia en un conjunto de experiencias nacionales, populares y progresistas que hoy no existen. Estamos en un mundo girado a la derecha, por simplificarlo, y con una América latina con una abundancia de gobiernos en la región muy distantes de cualquier forma de progresismo. La segunda diferencia, más política, es que hay en la Argentina una oposición política fuerte que ni tuvo Perón, ni Néstor ni Cristina. Una oposición con una cantidad importante de votos, movilizada, organizada. Este peronismo gobierna a partir del surgimiento de dos identidades políticas que no existían en 2003: el kirchnerismo y el macrismo. Estos tres elementos, entre otros, marcan las diferencias y el marco en el que se desarrolla este peronismo.

—En el libro se analiza el peronismo en plena pandemia. ¿Cómo evalúas lo actuado de marzo a la fecha?

—La pandemia coloca un escenario de singularidad inesperado cuando armamos el libro. Hay una situación inédita en décadas para la humanidad. Creo que no debidamente diagnosticada ni filosófica ni biológicamente. Nadie sabe bien cuándo termina, cómo manejarlo. La humanidad está como atajando penales, yo sería muy indulgente con los gobiernos en general y, entre ellos, con el de Alberto Fernández. En ese contexto de incertidumbre y dificultad me parece que ha hecho las cosas bien. Es decir, reforzar el sistema de salud, apuntar a un cuidado de las personas, a un cuidado de la vida en el término de la responsabilidad individual y dar asistencia social económica activa para esos sectores que han tenido que guardarse por la pandemia. Eso diría de un tema como la pandemia universal que aún estamos pensando, que es de una enorme dificultad.

—Hablás del peronismo como un proyecto de modernización y a su vez humanista. ¿Cómo encajarían esos conceptos en el proyecto que encara Alberto Fernández?

—El tema del humanismo es muy extenso y una de las cosas que me interesan en el libro es recuperar el pensamiento de Perón. Ligar las líneas troncales del peronismo clásico con esta coyuntura. Y entonces ahí sí marco dos elementos fundamentales del peronismo que veo esbozándose en esta actual gestión. Uno es el concepto de humanismo. Es decir la equivalencia. Todos y todas somos equivalentes. Y esa equivalencia implica remover los privilegios o jerarquías. Étnicas, sociales, económicas, de raza, que para mí es como el peronismo básico y este gobierno va en esa dirección. También lo hacía el kirchnerismo, pero en un momento donde además el concepto de humanismo y modernización se liga con el problema de que la naturaleza, vía pandemia, reacciona.  Estamos en un momento de crisis de cualquier forma de modernización a partir de cómo la naturaleza reacciona. Y lo hace de una manera que estamos tratando de comprender, con una de sus manifestaciones en lo que ocurre a nivel sanitario. Me parece que ese tema de la modernización y el humanismo es difícil de resolver. Es decir, cómo postular proyectos que implican de alguna forma una vulneración del mundo natural, y la reivindicación de la centralidad de lo humano entendiendo por tal ninguna forma de violación de ese mundo natural. Y por otra parte, la no aceptación de ningún tipo de jerarquías entre los hombres y las mujeres.

—La derecha despliega su poder mediático, pero también se apodera del reclamo de las fuerzas policiales. Algo similar a lo que ocurre en otros países de Latinoamérica. ¿Cómo ves ese escenario?

—El poder mediático siempre estuvo, eso no debería sorprendernos. Nunca he sobreestimado ese poder y el triunfo del Frente de Todos así lo indica. Un triunfo pese al poder mediático de la derecha. A mí me interesa trabajar el poder de insubordinación de la conciencia popular frente a ese poder mediático más que la influencia del poder mediático sobre la conciencia popular. Y eso está trabajado bastante en el libro. Respecto a las fuerzas policiales, me parece que la seguridad es un tema que no hay que desdeñar, no hay que dejar el discurso de la seguridad en manos de la derecha y eso es un desafío para el progresismo. Y por otra parte, el reclamo de las fuerzas policiales es justo, atraso salarial, descuido sobre el tema. Creo que ahí hubo una desatención del gobierno provincial sobre el tema más allá de que después, en aguas turbias, aparecen pescadores tenebrosos, especuladores, mentes afiebradas. Pero lo fundamental es atender el problema real más que estar denunciando conspiraciones.

—En uno de tus artículos hablás del mito del peronismo y cómo de alguna manera se construye en el gobierno actual.

—El mito  del peronismo es muy potente y en el libro se trabaja mucho. Porque si bien el macrismo demostró ser una experiencia potente porque fue derrotado y sigue estando allí, bueno el peronismo también. Por qué vuelve el peronismo. Bueno, por un lado es porque el gobierno de Macri fue muy malo, vuelve por Cristina hizo una movida política muy inteligente. Pero también vuelve porque hay un mito, es decir hay un retorno de la conciencia social a cierta estirpe igualitarista que cuando hay se produce un fracaso social como el del macrismo. El peronismo vuelve a funcionar como una suerte de edad de oro a la que se vuelve. Yo creo que eso está todo el tiempo y explica en gran medida el triunfo. Cómo releer esa historia llena de momentos célebres y adecuarla a un momento que es muy diferente. Qué tomar de eso, cómo reavivar esa memoria selectivamente. Eso lo hizo el kirchnerismo bastante bien, eso mismo debería hacer Alberto en esta coyuntura que recién estamos atisbando. Por ahora, podemos hacer sugerencias, tener visiones paulatinas, pero no definitivas. Porque Alberto Fernández es una figura totalmente inesperada, nadie creía que iba a ser presidente ni candidato hace un año y medio, eso implica que lo vayamos analizando.

—El gobierno de Fernández arranca generando expectativas. Después llegó la pandemia y un escenario difícil a la salida de este problema mundial, ¿cómo lo evalúas?

—Lo evalúo bien, veo un gobierno que está parado arriba de una bomba de tiempo que ya venía del macrismo y está agravada por la pandemia mundial. Es un terreno minado, donde las bombas pueden explotar. En ese escenario, la orientación es correcta, aunque los ritmos podrían ser más veloces. Pero es un momento que no permite tampoco grandes osadías.

—De alguna manera, los autores cuyos artículos componen este libro son representativos en distintas áreas de análisis. ¿Cómo los seleccionaste?

—El libro tiene una estructura, la mayor parte son textos míos, pero como éste es un momento de incertidumbre, de singularidades, me pareció importante abrir a otras voces, algunas teórico filosóficas y otras de dirigentes, de personas que tienen a su cargo la gestión, responsabilidad pública y pueden brindar una mirada desde el gobierno, desde el compromiso militante de una gestión que nunca es igual, e incluso de economistas. El libro es un debate en acto entre políticos, teóricos y economistas. Y digo un debate en acto porque no todos pensamos lo mismo y busca llegar a un estado de acabamiento de ese debate y de la importancia de integrar una mirada de largo plazo, una más de corto y otra que atienda a lo más urgente que es la deuda y cómo recuperar razonablemente algún nivel de crecimiento de la economía y de inclusión social.

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