Real Madrid conquistó una nueva copa tras derrotar 3-1 al Liverpool en la final de la Champions League. Así, consiguió la tercera consecutiva en la era del técnico francés Zinedine Zidane para darle un cierre perfecto a una temporada que lo tuvo con escaso protagonismo en el ámbito local.
Miles de fanáticos de ambos equipos se acercaron a Kiev, Ucrania, para presenciar una nueva edición de la final.
La historia comenzó pareja y hasta los 30 minutos del primer tiempo, el equipo inglés fue el que más claro llegó al área rival. Tras una buena combinación por el sector izquierdo del ataque, el brasileño Roberto Firmino tuvo el gol con una media vuelta en el área que bloqueó Sergio Ramos y en el rebote el arquero Keylor Navas mostró una admirable reacción para contener un disparo a la carrera de Tren Alexander-Arnold.
Sin embargo, la historia dio un vuelco tras la lesión de la figura del Liverpool. El egipcio Mohamed Salah, tuvo que salir por una lesión en el hombro izquierdo provocada en un forcejeo con Sergio Ramos, quien le trabó el brazo derecho y lo condicionó a una mala caída.
Esa situación bloqueó mentalmente al equipo inglés y favoreció el crecimiento del Madrid, que minutos después tuvo que reemplazar a Dani Carbajal, presuntamente también con una lesión seria. A pesar de la pérdida del lateral, los dirigidos por Zinedine Zidane llevaron el desarrollo del partido al campo adversario.
La tendencia se confirmó al comenzar el segundo tiempo. A los 6 minutos llegó el primero del Real tras uno de los errores más inentendibles en la historia de las finales de la Champions.
El arquero Loris Karius tenía la pelota en sus manos dentro del área, quiso hacer un saque de arco con un movimiento de bowling y no midió bien la cercanía de Benzema, que interceptó el lanzamiento con su pie y mandó la pelota dentro del arco ante el asombro de todo el estadio.
Para la tranquilidad del alemán, su equipo llegó al empate enseguida tras un córner desde la derecha, que Mané transformó en gol.
Sin embargo, Real Madrid tenía el manejo de la pelota y Liverpool había perdido la intensidad. Por eso no sorprendió que los españoles recuperaran rápidamente la ventaja, lo que sorprendió fue la manera.
Es que el galés Bale, tres minutos después de su ingreso, ensayó una chilena dentro del área, sorprendió a Karius y se transformó en el inesperado héroe de la final.
La definición del partido llegó con otro increíble error de Karius para confirmar la peor tarde deportiva de su vida. Otra vez Bale, sacó un zurdazo desde afuera del área que llevaba complicaciones mayores y la pelota tomó contacto con la red después de hacer escala en las manos blandas del arquero.
Demasiadas ventajas dio Liverpool en su intento de destronar al multicampeón español (con 13 títulos), que una vez más alzó el trofeo más codiciado de Europa.
La final también se vivió en Rosario
Muchos aficionados se juntaron en el mundo para ver el partido definitorio entre Real Madrid y Liverpool. Y Heineken, auspiciante de la Liga de Campeones, decidió traer a Rosario un evento distinto. Así como lo hizo tres años en Buenos Aires, esta vez, fue frente al río Paraná, donde montó un escenario similar al de un campo de juego para que aquellos fanáticos pudieran vivir la final en un ambiente de cancha.
El partido fue transmitido a través de una pantalla gigante, y los hinchas se agolparon en las tribunas para observar el espectáculo.
Además, estuvieron presentes Ezequiel “Kily” González y Sebastián Domínguez, que analizaron en la previa y el final de un cotejo que paralizó al mundo futbolístico.