Por Yasmin Ali / Canal 26
Corrían los primeros meses del 2000, el ex dictador chileno Augusto Pinochet se dirigía de Inglaterra a su país natal luego de que el ministro de interior inglés -Jack Straw- decidió liberarlo con la excusa de que no estaba en condiciones de ser juzgado. ¿Gentileza de favores? Podría decirse así, pero un gesto de la ex Primer Ministro Margaret Tatcher expondría lo que verdaderamente pensaba de Sudamérica.
Thatcher no permitió que su «amigo y aliado» Pinochet dejara la isla sin un obsequio como símbolo de ‘quién manda aquí’, sin olvidar la ayuda que le propició en la Guerra de Malvinas en 1982. Una herida que duele y dolerá.
La ayuda chilena a Reino Unido
En 1982 la relación diplomática entre el país trasandino y Argentina no eran buenas. Venían de una casi guerra en 1978 producto del conflicto del Beagle y las islas del sur. Si bien Chile públicamente asumió una neutralidad política y bélica, terminó jugando un papel importante en favor de los ingleses.
Sidney Edwards, experimentado oficial de la fuerza aérea inglés, publicó en el 2014 «My Secret Falklands War» donde definió que sin la ayuda de Pinochet «no habríamos ganado la guerra».

«Creo que lo más importante fue la información sobre el despegue de los aviones de ataque argentinos de la base en el sur del país, y pudimos contar con la información de radares en Punta Arenas y de otro radar que teníamos instalado en el sur de Chile, lo que mejoró la cobertura de las bases argentinas», señaló.
Así, la flota británica conocía por adelantado (la posición) de las naves argentinas. Eso fue absolutamente crucial para ganar la guerra», agregó Edwards, quien trabajó directamente con jefe de la Fuerza Aérea chilena (FACH), Fernando Matthei.
El «favor» llegó 16 años después, en 1998, Pinochet fue arrestado en Londres, pero los conservadores ingleses se opusieron a su extradición, pedida por el juez español Baltazar Garzón lo que permitió su vuelta Chile.
El regalo simbólico
Thatcher le regaló al ex dictador chileno una bandeja de plata para celebrar su «victoria» sobre los esfuerzos del juez español. El plato llevaba una inscripción con la firma de la ex primer ministra, reproduciendo un diseño de 1588 para celebrar la derrota de la flota española por Sir Francis Drake.

El regalo estaba acompañado de una nota que decía: «Su regreso a Chile ha asegurado que los esfuerzos de España de imponer un colonialismo judicial han sido totalmente rechazados». Un asesor de Thatcher, en aquel momento, dijo al periódico que la «Dama de Hierro» quiso «enviar un claro mensaje de que ella y Pinochet doblegaron juntos a España».
¿Pero realmente lo hizo para recordarle al dictador chileno que contaba con ella? La realidad es que ese gesto demostró que Pinochet fue solo un títere para Tatcher como lo hubiera sido cualquier otro que conseguía en el camino. El objetivo inglés era vencer la hispanidad, una vez más, y que el «aliado» no era tal si no un simple medio para lograrlo.