Vince Clarke y Andy Bell, los integrantes de Erasure, fueron recibidos por un público que parecía adorarlos y que estableció un diálogo fluido con el chispeante cantante, ataviado con un traje de tela sintética de color piel que remedaba un cuerpo absolutamente tatuado; los zapatos de golf blancos y negros y un largo collar con el que jugó toda la noche, dieron ese esplendor que necesita un frontman –con tono diva trash– como él, que 30 y pico de años después de su surgimiento mantiene su registro vocal intacto.
El show de Erasure en el Metropolitano fue la confirmación de que el pop electrónico es un género que cosechó y cosecha adeptos, primero porque la franja de edades del público era muy diversa y luego porque se produce una suerte de ritual bailable que no cesa hasta el último tema.
Con una puesta sencilla pero sumamente efectiva, con columnas de decorado y una terraza donde Bell fue dueño y señor de un set de sintetizadores, dos coristas y bailarinas que dieron mucha corporalidad vocal a las canciones, Clarke cantó buena parte de las canciones de su último disco, “World Be Gone”, y repasó varios hits que hicieron de Erasure una banda señera, que compartía loas con Depeche Mode –que el propio Clarke integró al principio– y Pet Shop Boys y ponía de relieve que el tecno pop más elemental podía proyectarse hacia el soul y el blues sin perder nada de su esencia. “Who Needs Love (Like That)”, “A Little Respect” y “Stop!” fueron algunos de los himnos que sonaron para el frenesí de los fans, sobre todo los que cuentan entre 40 y 50 años, que conocían perfectamente sus letras.
La canción “Oh L’Amour” incluso, que Clarke explicó en su atravesado pero entendible castellano, fue utilizada como cantito por algunas hinchadas de fútbol en los 90 y es, además una de las canciones más fiesteras del dúo.
Las canciones clásicas de Erasure sonaron ahora más maximalistas porque el avance tecnológico permite ampliar la potencialidad de los mixes y genera un clima rico y profundo. “Hideaway” y “Breath of life”, hicieron resplandecer las espadas de colores que portaba la gente, junto con máscaras y toda una serie de adminículos con iluminación led, traídas especialmente para esta fiesta pop, que contó con una de las mayores voces de la escena actual y que brilló sobre el potente pulso beat de un sonido poderoso.