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El regreso de las putas: el gremio de trabajadoras sexuales reabre en Rosario

La apertura da a 15 años del asesinato de Sandra Cabrera. La idea es sumar apoyo de las más jóvenes y organizaciones sociales. Buscan capacitar en el conocimiento de sus derechos. 

A fines del año pasado Myriam Auyeros escribió en un papel más de 20 nombres. Eran de las compañeras con las que había ejercido el trabajo sexual en las calles de Rosario hasta hace más de una década. Todas hoy tienen más de 50 años y muchas fueron parte de la filial rosarina de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar). El gremio que representa a las putas tenía como líder a Sandra Cabrera, asesinada el 27 de enero de 2003 en un femicidio aún impune en el que la Policía fue apuntada como responsable.

La lista de Auyeros era un registro para un proyecto de ley del diputado Carlos del Frade que busca la reparación histórica para trabajadoras sexuales víctimas de la violencia policial. Para Auyeros escribir los nombres fue el impulso para pensar en que la oficina de Ammar en Rosario tenía que volver a funcionar. Se lo había prometido a Sandra antes de que la mataran y se lo prometió de nuevo a ella misma el día del funeral. Es que después de la muerte de la líder del gremio el miedo a participar llevó a que la sede cerrara de a poco. El lunes pasado en un homenaje a 15 años del femicidio asomó el regreso de Ammar a Rosario. Por primera vez en casi una década volvieron a reunirse parte de la vieja guardia sindical en alianza con la conducción nacional que encabeza la referente feminista Georgina Orellano y con el apoyo de organizaciones y referentes sociales y políticas de toda la ciudad.

Ammar Rosario funcionará en el Centro Cultural La Toma. Cada 15 días los martes por la tarde harán encuentros de formación para trabajadoras sexuales. Una vez por semana recorrerán zonas de trabajo repartiendo folletería y preservativos.

Foto: gentileza Jorgelina Tomasin

“Es una tarea pendiente que tenía. Quiero recuperar Ammar Rosario. Ha cambiado mucho y para bien. Estoy descubriendo un Ammar nuevo y vengo con la experiencia que a las chicas les gusta escucharla. Lo más importante es volver al territorio para que las que están trabajando sepan cuáles son sus derechos”, contó Auyeros. Estará acompañada por otras compañeras de la vieja guardia de Ammar Rosario a las que se sumarán las más jóvenes.

El homenaje a Cabrera del lunes pasado en La Toma fue la posibilidad del encuentro. Sus compañeras Claudia Lucero, Aide Sarria, Monica Quiros, Aides Labrador y Perla llegaron temprano y se acomodaron en la primera fila. Hacía años que no se veían. Vieron el documental de Lucrecia Mastrángelo “Sexo, dignidad y muerte”, sobre la vida de su compañera asesinada y al terminar se sentaron al frente. Contaron al público de más de 200 personas anécdotas sobre Cabrera. Los recuerdos se mezclaban con las historias en la cárcel. Caían detenidas varias veces al año y quedaban en prisión 30, 45 y hasta 90 días. A veces salían, trabajaban unos días y volvían a entrar.

Foto: gentileza Jorgelina Tomasin

Al frente

Auyeros terminó de tomar la decisión de estar al frente de Ammar Rosario cuando en diciembre viajó a La Plata al plenario nacional de cierre de año del gremio. Tiene 55 años y empezó a ejercer la prostitución a los 25. Primero fue en un boliche en un pueblo santafesino en el que un hombre se quedaba con el 50 por ciento de la ganancia. Después vino a Rosario donde encontró en la calle la mejor forma trabajar porque podía cuidarse con otras compañeras. En La Plata vio un movimiento de las putas distinto al que había dejado. “Ahora hay muchas chicas jóvenes, hay unión con las trans que antes no pasaba y también hay trabajadores sexuales varones”, contó a <El Ciudadano<. Su voz llegó al plenario como un testimonio de la historia de la lucha de las putas en Rosario. Les contó cómo escapaban de la policía, cómo se cubrían entre ellas para cuidar a los chicos, las visitas al hospital cuando alguna enfermaba o cuando trabajaron más para pagar el velorio de una de las compañeras.

Ammar nació hace 25 años con un pie dentro de la CTA y en los últimos años se metió de lleno en movimiento feminista. El cambio apareció de la mano de la conducción de una comisión directiva en la que todas las integrantes tienen menos de 35 años. La identidad de “putas feministas” y la figura de Orellano prendieron en un feminismo joven que se metió de lleno en el movimiento de mujeres, lesbianas, travestis y trans desde el primer Ni Una Menos de 2015.

Desde Ammar buscan el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras sexuales, como el acceso a jubilación y obra social. También pelean contra los prejuicios que pesan sobre la prostitución y discuten con un sector del feminismo que sostiene que el trabajo sexual no es trabajo y debe ser abolido.

Autocuidado

Las trabajadoras sexuales aprendieron cómo cuidarse y acompañarse mucho antes de que las siglas de la ESI (por Educación Sexual Integral) se volvieran populares y estuvieran garantizadas por la ley sancionada en 2006. Tejieron lazos de solidaridad y compañerismo cuando todavía no existía la palabra sororidad. Las integrantes del gremio recorrían las calles de Rosario para repartir preservativos y capacitar y enseñar a otras compañeras sobre métodos anticonceptivos, cómo cuidarse de enfermedades de transmisión sexual, dónde hacerse estudios gratuitos, qué hacer cuando caían detenidas y qué leyes las amparaban. Muchos todavía recuerdan a Cabrera haciendo recorridas en la moto por las zonas de trabajo más importantes de Rosario.

Reparación histórica

En diciembre el diputado provincial Carlos Del Frade y Orellano presentaron en Rosario un proyecto de ley provincial de reparación histórica para trabajadoras sexuales que estuvieron presas por causas relacionadas al ejercicio de la prostitución o de la identidad de género. Es una pensión mensual no contributiva, con carácter vitalicio, equivalente a la suma de dos veces el haber mínimo de pensión de la provincia.

La reparación está pensada para todas las trabajadoras sexuales que hayan ejercido hasta junio de 2010, cuando se derogaron los artículos 83, 87 y 93 del Código de Faltas de Santa Fe. Eran los que permitían la detención en la calle por las faltas de ofensa al pudor, prostitución escandalosa y travestismo. Actualmente, la mayoría de las provincias del país sigue con normativas similares que facilitan la persecución y detención de las trabajadoras sexuales.

El proyecto prevé que la Subsecretaría de Género provincial sea la encargada de armar el registro. La iniciativa tiene como antecedente el resarcimiento económico que 30 personas trans recibieron por haber sido detenidas durante la dictadura. Accedieron a la pensión amparadas en la ley provincial 13.298 que beneficia a todos los detenidos durante la última dictadura cívico militar por motivos políticos, gremiales o estudiantiles. En este caso, el trabajo de la Subsecretaría de Diversidad Sexual de Santa Fe fue fundamental para que las violencias sufridas por las personas trans por su identidad de género fueran consideradas políticas.

Sin Justicia

Sandra Cabrera fue asesinada el 27 de enero de 2004. Le dispararon por la espalda en la nuca frente a una casa de Iriondo al 600, a dos cuadras de la Terminal de Ómnibus, la zona en la que trabajaba. Había denunciado a la Policía por la complicidad en el crimen organizado y la explotación sexual de niñas y adolescentes. La habían amenazado con matarla a ella y a su hija Macarena, que tenía 8 años. El único imputado en el homicidio fue Diego Víctor Parvluczyk, ex subjefe de Drogas de la Policía Federal en Rosario y el último vínculo amoroso de Sandra. Lo absolvieron por falta de pruebas y en 2007 quedó sobreseído a pensar de los testimonios que dieron las trabajadoras sexuales que lo incriminaban.

Después del femicidio de Cabrera fue difícil sostener el gremio. “Las trabajadoras sexuales tenían miedo de acercarse, participar e ir a las capacitaciones”, contó Auyeros. Igual las que quedaban de la viaja guardia siguieron. Durante casi 10 años el grupo que formaba la comisión directiva se juntaba y hacía recorridas. En 2010 sintieron que llegaba un poco de recompensa. En abril de ese año celebraron desde los balcones de la Legislatura de Santa Fe la derogación de los artículos del Código de Faltas.

Auyeros se fue de Ammar hace siete años y el resto de las compañeras hizo lo mismo poco después, hasta que la oficina que tenían en ATE cerró. Actualmente ella tiene un puesto de venta de ropa de bebé en una feria de la ciudad. También cuida a su mamá y recibe dos o tres veces por semana las visitas de sus nietos.

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