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El regreso de Tevez, una prueba más que interesante

El retorno del Apache al seleccionado argentino, después de tres años de ausencia, y la instalación de la “idea” del entrenador fueron las cosas más destacadas que dejó el partido ante Croacia.

El retorno de Carlos Tevez al seleccionado argentino después de tres años de ausencia no fue lo único interesante que arrojó la presentación amistosa que le cupo anoche en Londres al equipo dirigido por Gerardo Martino ante Croacia, sino que tanto o más atractivo resultó observar como la «instalación de la idea» del nuevo técnico tuvo sus marchas y contramarchas a lo largo de 90 minutos.

Si bien la presencia del ‘Apache’ pareció apropiarse de toda la atención, en realidad el árbol no debe tapar el bosque de innovaciones que el ‘Tata’ le va introduciendo a la selección subcampeona del mundo.

Argentina, por el peso específico de sus nombres, debe analizarse de adelante hacia atrás, contradiciendo lo que los libros de la lógica futbolera vienen pregonando desde tiempos inmemoriales.

Y tanto sea por quienes integran el ataque argentino como por las variantes propuestas, allí radica lo más interesante del desmenuzamiento de la victoria por 2-1 que solamente dejó para el historial que el conjunto ‘albiceleste’ logró quebrar con ella la paridad de triunfos al cabo de cuatro enfrentamientos, de los cuales ahora ganó dos, contra uno de los croatas y un empate.

Es que si bien el mayor déficit del conjunto nacional se observó en la mitad de la cancha, donde se juntaron tres volantes mixtos y ningún generador de fútbol (se extrañaron Fernando Gago, que no está en Inglaterra, y Javier Pastore, que no tuvo minutos, en ese rubro), lo que más ruido hace es ver a Lionel Messi y Angel Di María jugando como extremos por derecha e izquierda, respectivamente, con el delantero punta, Sergio Agüero primero y Tevez después, tratando de cruzar diagonales por detrás de los centrales adversarios.

Es que una mirada estrictamente periodística puede arrojar rápidamente como conclusión que con ambos instalados muy cerca de la raya de costado y la conminación a no retroceder demasiado para darle espacio a la subida de los laterales, esto hace que el equipo pierda fútbol en la segunda línea de elaboración de cada ataque en el caso de Messi, y el aprovechamiento integral de la banda izquierda en el de Di María.

Sin embargo, para el técnico la cuestión es otra, ya que considera que por velocidad y desequilibrio en el mano a mano, la presencia de ambos por los costados permite no solamente abrir la cancha por allí, sino romper líneas rivales por derecha e izquierda permanentemente, aprovechando la riqueza de centrodelanteros con que cuenta en el plantel (además de los nombrados Agüero y Tevez está Gonzalo Higuain).

Por eso, la imposición para que el punta ejecute diagonales hacia adentro y se termine transformando en un «nueve de área», aunque salvo el caso del ‘Pipita’, y hasta por ahí nomás, los otros dos no lo son, tanto por características de juego como por envergadura física, aún cuando potencia no les falte.

Claro que esto cuenta con dos inconvenientes a saber: el primero es que tanto Messi, fundamentalmente Messi, el goleador record de la Champions League y prontamente de la liga española, mientras se acerca también a los 54 tantos de Gabriel Batistuta en la selección argentina, no queda para la última jugada y el arco lo tiene de costado.

Porque a diferencia de lo que ocurría en sus primeros tiempos en Barcelona con Pep Guardiola como entrenador, ahora Martino lo quiere «de wing», mientras que en el equipo catalán era interior derecho con metros por delante para hacerle lugar a su remate de zurda.

«Si es conveniente para el equipo no tengo problemas en hacerlo, aunque debo adaptarme porque no estoy muy acostumbrado a ser extremo», expresó con su natural candidez el rosarino apenas terminado el partido con Croacia en el que solamente pudo gritar de tiro penal.

Lo que le falta entonces a Argentina es un generador de juego, algo que dispensara Alfio Basile en la Copa América de Venezuela, cuando Juan Román Riquelme le acercaba el balón a ‘Lío’ para que hiciera de las suyas donde las gambetas más duelen, cerca del área rival.

Y no es que a Argentina le esté faltando Riquelme, al menos el de la actual versión en Argentinos Juniors, sino alguien de sus características, que sea útil a la idea que pregona el ‘Tata’. Por lo que se ve en el catálogo, Javier Pastore es el apuntado, con un Gago buen filtrador de pases pero más obligaciones en la recuperación que un armador natural.

Si Messi no se fastidia y se aplica al proyecto, bien que con pocos tiempos de trabajo a cuestas, porque estos en la selección, como se decía sobre la televisión, «son tiranos», quizá le vayan encontrando la vuelta al asunto.

Lo que resulta saludable, por contrapartida, es que el equipo juega con laterales que tienen obligaciones ofensivas. Si bien el juvenil equipo croata de ayer no daba el calce justo, que en su debut como titular Cristian Ansaldi haya sido quien mejor interpretó la idea de los marcadores de punta «profundos» que quiere Martino, es un paso adelante, aún cuando hoy ese lugar parece ser propiedad del lesionado Marcos Rojo, un hombre del ´riñón´ del anterior técnico, Alejandro Sabella.

Quizá no se trate de romper con todo lo anterior, pero es evidente en definitiva que Martino llegó al seleccionado para imponer su ideología futbolística, algo que pese a algunos detractores, sigue existiendo en Argentina.

De César Menotti (Martino dixit) a Carlos Bilardo (Sabella dixit), ahora a la inversa, la selección argentina navega periódicamente a dos aguas, aunque el ‘Flaco’ y el ‘Narigón’ ya fueron campeones del mundo, cada uno con la suya, y Sabella se acaba de registrar subcampeón. La vara le quedó muy alta al ‘Tata’, y estará en él encontrar la garrocha justa para poder alcanzarla.

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