La película Blade Runner 2049, dirigida por el canadiense Denis Villenueve y producida por Ridley Scott, renueva con enorme eficacia las virtudes de la versión original dirigida por el propio cineasta británico en 1982, un clásico de ciencia ficción y cine noir que transcurre en un futuro devastado donde un grupo de androides es perseguido y aniquilado por querer sentir como humanos.
Más allá de su despliegue narrativo y escénico, que describe de modo magistral un mundo futuro cosmopolita donde se mezclan razas, culturas e idiomas, y se acumulan objetos y desperdicios de épocas remotas, la película propone una reflexión sobre la existencia y la búsqueda de la identidad, al mismo tiempo que expone la pretensión de algunos humanos poderosos de convertirse en dios, con capacidad de crear seres a su imagen y semejanza.
El guión de esta sorprendente secuela, que se propone como una continuación de aquella historia original, con personajes similares y una dinámica visual admirable, pero 30 años después, fue desarrollado por Michael Green en base a una historia escrita por Hampton Fancher, guionista del filme original, que a su vez se basaba en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, del visionario escritor Philip K. Dick.
La trama se desarrolla en 2049 en un mundo oscuro, caótico y contaminado, donde gobierna una corporación que adquirió los derechos de una vieja compañía para fabricar en serie, mediante técnicas de ingeniería genética, un modelo de humanoides a los que se denomina “replicantes” y a quienes usan en trabajos pesados o como esclavos en las colonias que posee en otros planetas.
Pero tal como ocurría en la película original, estos androides antropomórficos diseñados para ser “más humanos que los humanos”, ya que poseen más fuerza y mayores habilidades físicas, aunque no tengan alma, son perseguidos y “retirados” por un cuerpo especial de policías, los Blade Runner, debido a que fueron prohibidos después de rebelarse contra los abusos e intentar encontrar la forma de sentir como personas.
Protagonizada por Ryan Goslin, quien interpreta a K, un replicante más avanzado que es usado para cazar y asesinar a sus antepasados, la película lo sigue en la investigación que emprende para buscar a un niño, un “milagro” concebido por la unión de un humano y una replicante, mientras al mismo tiempo va desarrollando en su interior una pulsión irrefrenable por conocer su verdadera identidad y saber quién o qué es realmente.
En el difícil camino de su pesquisa, que lo enfrenta a grandes misterios, además de crímenes e injusticias, K desentierra un secreto largamente sepultado que podría sumergir a la sociedad en un caos, ya que demostraría lo imposible: que una replicante dio a luz a un ser humano 30 años antes y que –en ese caso– los androides proscriptos habrían desarrollado cualidades que los harían realmente más humanos que los humanos.
Inmerso en un mundo frío y desalmado, siempre lluvioso y brumoso, donde reinan la soledad y la alienación, y en el que los únicos afectos se encuentran en el ámbito de las ilusiones artificiales y programadas, este policía androide se debate interiormente sobre su existencia y sobre su deber de obediencia ciega a las órdenes de sus superiores.
En su camino, se cruza con el veterano Rick Deckard (inagotable Harrison Ford), un antiguo Blade Runner de la policía de Los Ángeles que permaneció oculto 30 años en un hotel abandonado, con la única compañía de un perro, y que antes de su autoexilio era considerado como uno de los mejores agentes de detección y retiro de replicantes.
En su nueva película, el director de “El hombre duplicado”, “Sicario” y “La llegada” hace gala de un dominio elegante de una puesta en escena llena de hallazgos visuales, deslumbrante, en la que construye –con pocas palabras y mucha sobriedad– un universo fantástico tan sorprendente como verosímil, ya que combina elementos de un desarrollo tecnológico avanzado con otros de épocas más palpables y verificables.
Con un guión complejo y efectivo, grandes actuaciones, temáticas humanas profundas y una narración intensa, la película de Villenueve supera incluso a su predecesora, mostrando el recorrido trágico y existencialista de un ser creado artificialmente que empieza a preguntarse quién es, qué función cumple en el mundo y por qué no puede sentir del mismo modo en que sienten los seres humanos.
¿Dónde verla?
Monumental: Doblada: a las 13.30, 16.20, 19.20 y 22.15. 3D Doblada: a las 14.30, 17.40 y 20.50. Showcase: a las 12.50, 16, 19.20 y 22.30. Trasnoche: a las 0.30. Doblada: a las 15.45 y 19. Trasnoche: a las 0.50. 3D: a las 19.40 y 22.50. 3D Doblada: a las: 13.10 y 16.20. Village: a las 13.15, 16.30, 19.45 y 23. Doblada: a las 15.30, 18.45 y 22. Trasnoche: a la 1.10. 3D: a las 21.30. Trasnoche: a las 00.45. 4D: a las 19.15. 4D Doblada: a las 16. Hoyts: Doblada: a las 22.20. Trasnoche: a las 0.30. 3D: a las 19.30 y 23. 3D Doblada: a las 12.30 y 16.