Los mercados, y sobre todos los acreedores, siguen con atención la disputa entre el gobierno y los gobernadores por cómo se reparten los recursos tributarios.
Por ahora, el presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, se vieron forzados a retirar el estratégico capítulo fiscal de Ley Ómnibus.
Pero Caputo afirma que “el ancla del programa económico sigue siendo alcanzar el equilibrio fiscal este año”, y el Fondo Monetario Internacional acaba de destacar ese objetivo al aprobar un desembolso de US$ 4.700 millones para la Argentina.
El director de la Fundación Capital, Carlos Pérez, advirtió que «el retiro del paquete fiscal de la ley aumenta la incertidumbre» entre los actores económicos.
“El objetivo es cerrar el año sin déficit fiscal financiero, esto es con un superávit fiscal primario que alcance para pagar los intereses de la deuda”, explicó Pérez.
Pero señaló que si bien el esfuerzo del gobierno está, “es evidente es que el retiro del paquete fiscal de la Ley Ómnibus aumenta la incertidumbre. Eso también es evidente porque dentro del ajuste de más de 5 puntos del PBI, había dos puntos que tenían que ver con cuestiones que estaban en la Ley: retenciones, jubilaciones, blanqueo que va junto con la moratoria y bienes personales”.
Recordó que, si bien no estaba dentro de la Ley Ómnibus, se había presentado aparte el retorno del impuesto a las ganancias para unos 800 mil empleados, ahora rebautizado como impuesto a los ingresos personales. «Todo eso son casi dos puntos del PBI. Creo firmemente en la voluntad del Ejecutivo para buscar en otro lado, pero claramente el proceso de búsqueda y la manifestación de cómo se reemplazan o cómo se obtienen los dos puntos adicionales de ajuste fiscal plantean esta incertidumbre», señaló.
“De algún modo las anclas están puestas en duda. Pensemos en lo que fue el paquete inicial, y también pongamos la situación en contexto”.
Pérez alertó que “la situación económica de la Argentina es complicada, de deterioro importante, con una herencia económica muy grave. Se parte de una situación muy difícil”.
Además, el economista alertó que la devaluación complica la suba de la inflación, y esto «indicaría que en marzo/abril tendríamos un tipo de cambio real parecido al que teníamos en noviembre. Es como que el ajuste de ese precio relativo está puesto en duda».
Dijo que “la posibilidad de un salto cambiario en marzo o abril crece”.
En declaraciones radiales, Pérez explicó que “como ya el ahorrista se ha avispado de que depositar su dinero a tasa de interés es muy mal negocio, se produjo un aumento de la brecha cambiaria, un aumento de la demanda de los dólares financieros”.
«Me pregunto hasta qué punto no habrá que replantear un poco la política monetaria. Tal vez lo que inicialmente fue el ordenamiento y las medidas macro para evitar la catástrofe económica o para mejorar las condiciones de la economía, necesitan ser recalibrado», señaló.
Ante un escenario de inflación en el que los billetes en pesos valen cada vez menos, el Banco Central prevé lanzar a fines de junio los de 10 mil pesos, y hacia septiembre se espera que salgan los de 20 mil.
La decisión blanquea lo que la gente reclama: realizar toda operación medianamente grande en la Argentina implica una logística descomunal, y muchas veces insegura de traslado de voluminosas cantidades de billetes, que han perdido su valor en forma estrepitosa.
En este escenario, Milei volvió en sus recientes entrevistas a afirmar que la Argentina está “muy cerca de dolarizar”.
El presidente que más cerca estuvo de dolarizar fue Carlos Menem. De hecho, el plan de Domingo Cavallo fijó el «uno a uno» entre pesos y dólares, claro que tras sacarle cuatro ceros a la moneda local. La gestión de Menem todavía es recordada por los sectores medios como la que les permitió obtener un crédito para adquirir una vivienda a 20 años de plazo, o viajar por el mundo en medio de la robustez del peso argentino, que luego se sabría artificial.
Qué cuentas hace Milei para dolarizar
Estos son los cálculos que está haciendo el jefe de Estado: como en estos menos de dos meses de gestión casi no se expandió la base monetaria -la plata en circulación y los depósitos-, y en paralelo se lograron comprar unos 5.000 millones de dólares por la liquidación de divisas, Milei dice que sería más sencillo dolarizar.
La base monetaria estimada por el gobierno ronda, a cotización actual, los 7.500 millones de dólares. Por esa razón, el presidente repite -¿y advierte?-, que su gobierno está «a muy poco de poder dolarizar».
El gobierno espera aumentar las reservas con las próximas cosechas para concretar la dolarización.
Y abunda en las razones: «Si nosotros pudiéramos limpiar todos los pasivos remunerados, la Argentina ya estaría en condiciones de dolarizar con muy poquita plata, y de esa manera exterminaríamos la inflación. Lo de dolarizar tiene que ver con la moneda en la que se liquida. Yo siempre hablé de competencia de monedas, y por ende la gente puede hacer transacciones en la moneda que quiera», dice Milei.
En el mercado descreen que el gobierno pueda avanzar este año en esa idea. Advierten, por ejemplo, que si la Argentina dolarizara prácticamente rompería en los hechos los acuerdos del Mercosur. La decisión afectaría sobre todo la relación comercial con Brasil, que no vería con buenos ojos la medida, y sobre todo con China, que la consideraría una clara intención de alinearse ya totalmente con los Estados Unidos.