Los videojuegos de Mario Bros, el icono de la japonesa Nintendo, cumplen 30 años desde su primera aparición.
Aunque Mario tiene algunas apariciones anteriores como actor de reparto en Don King Kong, el debut del juego que lo tiene como protagonista es de 1985. Según Nintendo, desde su lanzamiento se han vendido más de 310 versiones del videojuegos de Mario.
En realidad no se llamaba Mario, sino Jumpman, un nombre «cool» en los años 80. «Yo mismo lo llamaba entonces ‘Mr. Video Game’, con la esperanza de que apareciese en muchos otros videojuegos», explica Shigeru Miyamoto. Fue este japonés quien lo diseñó en 1981 para el clásico «Donkey Kong». Y le puso bigote para caracterizarlo en momentos donde no podía ni pensarse en dotar de muchos rasgos faciales a los personajes.
Nitendo tenía un almacén en Estados Unidos y el dueño, Mario, se parecía al pequeño personaje, por eso se le puso ese nombre. «Y como ya tenía en mente a un italiano, decidí cambiar oficialmente el nombre de ‘Mr. Video Game’ a ‘Mario'», cuenta Miyamoto. El «padre» de Mario se convirtió en uno de los programadores de videojuegos más famoso del mundo y Nintendo consiguió convertirse por un tiempo en la mayor empresa de videoconsolas del mundo.
La aventura de Mario no era nada del otro mundo: una princesa secuestrada, Mario luchando en distintos mundos, venciendo a monstruos y un final feliz. Pero lo importante es el camino recogiendo monedas, saltando sobre tortugas y tropezaron con plantas carnívoras.
Aunque Mario ya no lidera el mercado, sigue siendo una estrella apta para toda la familia. «Super Mario Maker», que acaba de salir a la venta, es la entrega número 17 de esta serie de videojuegos, sin contar con las muchas versiones. Y el fontanero ha sido también médico, piloto de carreras y ha particado casi todos los deportes.
Incluso hubo una película protagonizada por Bob Hoskins («Who Framed Roger Rabbit»), John Leguizamo («Moulin Rouge») y Dennis Hopper («Easy Rider»). La cinta fue un enorme fracaso, no recuperó ni la mitad de sus costes de producción y ni siquiera les gustó a los actores.
Pero los videojuegos siguen vendiéndose casi por sí solos. «Una de las razones puede ser que Mario apela a las emociones que quizás todo el mundo comparta», reflexiona Miyamoto. Y uno puede servirse de Mario para hacer cosas que no haría normalmente. «A mí me daría miedo saltar desde tanta altura, pero sería emocionante poder hacerlo sin herirme», dice el creador a sus 62 años.