Y acá estamos. Una vez más. A las puertas de otra final. La gloria espera. Este miércoles asaltamos el Maracaná o dejamos la piel en el intento. Como siempre lo hicimos a lo largo de la historia, nuestra historia, la que nos llamó “Rey de Copas” por muchos años. Ese era nuestro título. Indiscutido. Acá y en todo el mundo. Independiente: el Rey de Copas.
O al menos así arrancaban los relatos de mi abuelo. El viejo y querido “Nono” se las sabía todas de memoria. Las vivió en carne propia. Festejó todos los éxitos del Rojo alrededor del mundo. Alentando siempre.
Me contó sobre la primera conquista de América allá por 1964 y que no pudo juntar la plata para ir al Centenario, pero sí que gritó enloquecido el gol de Mario Rodríguez en Avellaneda que nos dio la victoria ante Nacional y significó la primera Libertadores de nuestra historia.
Y al año siguiente repitió. Peñarol fue la víctima. Ganamos acá, perdidos allá y lo goleamos en el desempate en Santiago. Paliza total 4-1. Y eso que los uruguayos llegaban súper agrandados después de eliminar al Santos de Pelé. Los trituramos. Segunda Libertadores para el Rojo, misma cantidad que el Carbonero en esa época.
Nuestra época. Que mostró un dominio arrollador en los 70. Cuatro títulos al hilo metimos. Lima, Santiago, San Pablo y la capital trasandina otra vez. Ninguna cancha nos asustó. Ni el mismísimo Olímpico de Roma repleto de hinchas de la Juve nos amedrentó. Bocha querido. Les pintaste la cara a los italianos con un fútbol exquisito. Nuestro fútbol. El fútbol del Rey de Copas.
Ese que va al frente tocando la pelota. Haciendo correr a los rivales. Imponiéndonos en cualquier lado. Como aquella vez en el 84 en cancha de Gremio que ganamos con gol de Burruchaga. Que equipazo ese de Pastoriza. El Pato dirigiendo desde el banco y Bochini desde adentro. Hasta el Liverpool de Inglaterra cayó a nuestros pies en la Intercontinental que se jugó en Tokio con el gol de Mandinga Percudani.
No me vengan a hablar de números. Nunca les hice caso. Dejen las matemáticas para los científicos que tratan de entender al Universo. El hombre es historia y la escriben los que ganan. Como en el 94 a Boca con el gol de Pascualito Rambert en la finalísima por la Supercopa. Esa fue la primera y única juntos Nono. Aunque, irónicamente, no es la que más recuerdo. Porque al año siguiente ahí estábamos de nuevo. Otra vez en la final.
Vos ya no estabas con nosotros. Y sin embargo, nunca me sentí tan cerca tuyo como aquella vez. Es que el dolor por tu partida era muy reciente. Si apenas unos días después de que te despedimos jugamos el primer desafío. Fue triunfazo 2-0 con goles de Mazzoni y el Pájaro Domizzi en la Doble Visera. La revancha allá fue durísima. Los cariocas nos cascotearon el rancho todo el partido. Romario estaba endemoniado. Pero logramos aguantar. La Copa se vino para casa. Flamengo era el rival. El Maracaná el escenario.
Y acá estamos otra vez. A las puertas de la gloria. Hoy más que nunca te recuerdo. A vos que tantas alegrías me diste. Con esa mirada intensa y divertida que tenían tus ojos, esos que estaban repletos del más puro amor. Amor por tus nietos. Amor por el Rojo de Avellaneda. Por Independiente, el Rey que esta noche va por otra Copa.
Mantener la diferencia que sacó en Avellaneda
Equilibrio. Eso es lo que sin duda buscará ganar Ariel Holan con el ingreso del vasco Fernando Amorebieta dentro del once inicial. El Rojo tiene una parada bravísima en Río de Janeiro y el DT lo sabe. Hay que cuidar la buena y merecida ventaja obtenida en Avellaneda la semana pasada. El experimentado defensor hispano-venezolano es la apuesta del entrenador para ir en busca de la Copa Sudamericana esta noche en el Maracaná ante Flamengo.
Martín Benítez, de buen partido en la ida, es el que más chance tendría de dejar el equipo para darle lugar al ex Athletic de Bilbao. Así, la responsabilidad en la creación de juego y el desequilibrio ofensivo recaería sobre la joyita Ezequiel Barco y el voluntarioso Maximiliano Meza. Más lo que siempre viene aportando Sánchez Miño por la banda izquierda y el pibe Franco por derecha. Arriba, consolidado por los goles en los últimos partidos, estará el Puma Gigliotti.
En la vereda de enfrente, al “Fla” le faltan desde hace varias semanas tres de sus principales jugadores. El primero y más resonante de todos es el casi del goleador peruano Paolo Guerrero, recientemente imputado con un año de sanción por la Fifa por doping. Pero tampoco estarán dos importantes como el delantero colombiano Orlando Berrío (operado de una lesión) y el arquero Diego Alves (fractura de clavícula).
El DT cafetero Reinaldo Rueda no definió si le dará la titularidad a Everton, quien le cambió la cara al equipo cuando ingresó en Avellaneda, o le seguirá dando oportunidad al joven Lucas Paquetá.