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El rosarino Fito Paéz, desde casa, salió a conquistar el espacio y las bestias

“Esto es muy emocionante para mí”, dijo el músico que con un show a sólo piano se sumó este viernes por la noche a la gran cantidad de artistas a nivel mundial que eligen acompañar desde su lugar el necesario encierro que permita frenar la expansión del novedoso y letal coronavirus

En el primer día de aislamiento obligatorio ante la pandemia de coronavirus, Fito Páez ofreció este viernes por la noche, un concierto por streaming de poco más de una hora, desde su casa, en el que mostró algunas canciones de su nuevo disco, La conquista del espacio, pero al mismo tiempo recreó varios de sus clásicos y se dio el gusto de interpretar versiones de autores a los que admira como Violeta Parra o Bob Dylan, entre otros.

https://youtu.be/daB-RwkhU5A

A modo de consuelo por la cancelación del concierto que el pasado viernes 13 iba a ofrecer en el Hipódromo de Rosario para presentar su flamante álbum y festejar su cumpleaños número 57 en su ciudad natal, el músico optó por un formato muy relajado que fue seguido por picos que llegaron a los 67 mil usuarios por Facebook y 27 mil por Instagram, sin contar los sitios web que lo retransmitieron, como el caso de la agencia de noticias Télam, del mismo modo que el canal de la provincia de Santa Fe, 5Rtv y Radio Nacional.

A solas con su piano, una vitrola como único decorado de fondo y un cortinado azul, además de varias partituras desparramadas y al alcance de la mano, el rosarino fue eligiendo sobre la marcha el material a tocar, lo que generó un desequilibrio en el nivel de sus interpretaciones, entre aquellas canciones que evidentemente venía ensayando para su postergado show y las que abordó como si estuviera en un fogón con amigos.

En tal sentido, Fito se dio el gusto de homenajear a grandes autores latinoamericanos como Caetano Veloso, Gilberto Gil, Violeta Parra y Armando Manzanero, además del referido Bob Dylan; y de lamentar que quedaban afuera canciones de Charly García y Luis Alberto Spinetta.

“Como una rocola humana”, dijo al respecto el artista, casi sobre el final de la transmisión, poco después de haber expresado: “Estoy jugando. Se dan cuenta, ¿no?”.

Pero el relajado formato también le permitió realizar comentarios sobre la particular coyuntura que vive el país y el mundo, dejar en claro su apoyo a las medidas adoptadas por el Gobierno de Alberto Fernández, pedir ayuda para la gente que vive en situación de calle y relatar algunas historias disparadas a partir de las canciones.

A lo largo de la hora y diez minutos que duró la transmisión, el músico interpretó unas quince canciones entre las que incluyó las novedosas “Resucitar”, “La canción de las bestias” y “La conquista del espacio”, en lo que fueron, sin dudas, los momentos de mayor prolijidad artística.

También fue para destacar el rescate de “Los días de sonrisas, vino y flores”, del disco Rock and Roll Revolution, y la íntima “El cuarto de al lado” del álbum Rodolfo, que se escucharon revitalizadas en este formato.

Un poco más desprolijas pero con un alto nivel de emotividad sonaron clásicos como “11 y 6”, que enganchó con “Cable a tierra”, más allá de que sus respectivos tonalidades no hicieron que se tratara de una tarea fácil. Lo mismo pasó con “Dar es dar”, “Mariposa technicolor”, con la que abrió el fuego, y especialmente, “Al lado del camino”.

En muchos de estos pasajes, como pasó con el del tema que inició el concierto, la ausencia de público jugó en contra de su impacto, si se tiene en cuenta que allí suelen ocurrir los momentos más calientes de sus shows en vivo.

Paradójicamente, el rosarino adornó el final de varias canciones con un “salud”, reflexionó sobre “la extraña situación y hermosa a la vez” y, fundamentalmente, celebró el hecho de que el concierto estaba siendo visto en varios países, lo que sirvió de excusa para encarar los mencionados homenajes.

La ausencia de interacción con el público en vivo lo llevó a contar la historia de cómo una tribu del Amazonas le dejó al gran Egberto Gismonti la lección de que la música “no necesita de aplaudidores”, ocasión que aprovechó para entonar la bella y profunda “Desde que samba e samba”, de Caetano Veloso y Gilberto Gil.

Menos precisos sonaron en su voz el bolero “La otra tarde vi llover”, de Armando Manzanero y “Gracias a la vida” de Violeta Parra; aunque luego repuntó con “Ring them bells”, de “nuestro papito” Bob Dylan, tal como lo definió.

Para el final quedó “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, casi como declaración de principios en relación con el significado de este concierto y el momento que atraviesa gran parte del planeta.

“Esto es muy emocionante para mí”, cerró el rosarino que, de esta manera, se sumó a la gran cantidad de artistas a nivel mundial que eligen acompañar desde su lugar el necesario encierro que permita frenar la expansión del novedoso y letal virus.

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