Poco después de siete de la tarde de ayer, las personas que terminaban su jornada laboral se empezaron a acercar a la esquina de Mitre y San Lorenzo, donde estaba prevista la concentración contra el tarifazo. Con los primeros carteles donde se reclamaba una vuelta a tras con el ajuste, también llegaron los de los familiares de las víctimas de calle Salta 2141, recordando que el 6 de agosto se cumple el tercer aniversario de la explosión y el derrumbe en el que murieron 22 personas.
Si bien la convocatoria estaba prevista las 20, a medida que iban llegando los manifestantes empezaban a desplegar los objetos con los que armaban el ruido con el que hacían visible la protesta. Algunos habían elegido tarros rellenos con botones, botellas, panderetas, matracas, dos tapas de ollas, cualquier cosa antes que una cacerola ya que les recordaba a “los caceroleros del conflicto del campo”. “Nosotros protestamos porque están asfixiando al pueblo todos estos gerentes”, sostuvo Marta, que para evitar el caceroleo buscó una matraca gigante y una corneta. Para Alberto, la carcerola es un símbolo del pueblo hambreado. “Ya la usamos en el 2001 y que por eso hay que usarla ahora”, sostuvo
Cerca de las 20 hicieron su ingreso los representantes de la Multisectorial contra el tarifazo, que pudieron hacer pocas declaraciones ya que la consigna era el ruido.
A las 20 en punto, los bocinazos emergían de las calles céntricas, y le sumaban con distintos objetos desde los balcones. Varios taxistas estacionaron sus coches, y hacían sentir las bocinas.
En tanto, en Alberdi Génova se concentraron vecinos con carteles, sobre los carriles del Metrobus que cosechaban bocinazos contra el ajuste.
En Mendoza y Avellanada los vecinos también dieron presente. Uno de los carteles más originales lo mostraba un vecino de ese barrio: “Que el tarifazo lo paguen los Panameños”.