En Arroyito se encuentran las oficinas La Ga, un edificio que por su característica resalta a la vista de todo transeúnte. Diseñado por el arquitecto César Benetti Aprosio en 1954 e inaugurado en 1960. Cuenta con un local comercial y luego cinco pisos utilizados como oficinas.
Entre la diversidad de edificios de Rosario, uno se destaca por su forma. Es el que se levanta en la esquina de José Ingenieros y avenida Alberdi, en barrio Arroyito. Disruptivo para la época en que fue construido, se ganó el nombre popular del “rulero” por su diseño que rompía con las tradicionales líneas rectas. Son las Oficinas La Ga. Federico Ricci, docente de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), investigó sobre la arquitectura de este período y al arquitecto que lo ideó; y contó detalles sobre su geometría y construcción.
Los propietarios que encargaron la edificación fueron Víctor Lapetina y Salvador Gatto. El edificio adoptó las primeras letras de sus apellidos: La Ga. El ingeniero Santiago Bollero fue el calculista y participó del diseño de la estructura junto a César Benetti Aprosio.
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“El edificio se comenzó a proyectar en 1954 y en 1960 se aprobó el final de obra”, indicó Ricci. Agregó que hay una foto de ese momento, incluida en un libro de Blas Persia, fotógrafo rosarino.
Es un edificio de cinco pisos de oficinas que están subdivididas de manera radial más un sexto piso que es una terraza. En la planta baja se encuentra un local comercial. Su construcción no repitió la forma del terreno y busca romper con la chatura, con la frontalidad de la fachada urbana y genera un resultado elocuente y plástico que se pueda distinguir como un objeto con sus propias reglas, bien definido en el espacio, explica Ricci.
Edificio Circular, ¿el primero?
Ricci asegura que hasta ese momento en Rosario era el único, y que tiene una cualidad muy particular, es una de las únicas formas objetuales urbanas, porque construye el objeto al modo de una escultura.
“Me animaría a decir que es, como hipótesis, uno de los pocos casos, para el período, que hay en Argentina de un edificio esculturalmente tan propositivo, tan desatacado dentro de un lote urbano, con las dificultades que tiene un lote en la ciudad”, explicó. “Benetti Aprosio le saca el juego para realizar esta solución objetual ya que se define como un objeto que estuviera flotando en el aire. El cilindro que está flotando, que a la vez se descomponen las partes del edificio en dos objetos separados: un prisma opaco que es el de las escaleras y el cilindro circular que está en voladizo y que se diferencia de la planta baja”, detalló.
Valores arquitectónicos de la obra
La fachada vidriada. Ricci indica que había una voluntad, aunque no hayan estado disponibles los recursos técnicos, de hacer un curtain wall (sistema de Arquitectura para fachadas compuesto por elementos portantes verticales anclados a la estructura del edificio y planos de cerramientos montados sobre los parantes en secuencias verticales sin necesidad de travesaños estructurales) con protecciones solares que con el tiempo se deterioraron . Actualmente se ven algunos restos de esas persianas. Es propio de la arquitectura moderna de esta época, poder lograr una fachada completamente acristalada con protección solar móvil.
“Otra cuestión importante de la elocuencia escultural del edificio es que rompe con una idea de solemnidad asociada a un primer modernismo de grandes superficies blancas y cúbico. Acá aparece la extensión de la superficie vidriada”, explicó Ricci.
Un edificio en una zona de casas bajas
El edificio tuvo buena acogida del público, se transformó en una especie de ícono popular para la gente de la zona norte.
No se trata de un edificio muy grande, pero fue disruptivo para la escala de un barrio de casas bajas. Aunque su escala da muy bien para la avenida Alberdi. La avenida le da la distancia y la perspectiva para que pueda ser contemplado como un objeto escultural.
Edificio La Ga
En un anuario de actividades artísticas y culturales que se hacía en Rosario en la editorial Yo Soy Gilda, Ricci publicó algunas de sus investigaciones sobre la arquitectura moderna de los 50 y 60, y Benetti Aposio.
El texto escrito por el docente e investigador traza una descripción:
“Una forma cilíndrica sobre el espacio público de la avenida. Se concibe como una articulación plástica de formas dispersas en el espacio. Estas formas son un cilindro donde se alojan las oficinas y un prisma donde se encuentran los servicios. Este último se posiciona sobre el fondo del terreno y se concibe exteriormente dentro de una forma opaca que en la vista urbana pareciera simular otro edificio y representar la forma de crecimiento imprevisto en altura de la ciudad. Posicionando este prisma sobre el fondo del terreno se limitan y se generan los espacios necesarios para que el cilindro se perciba como una forma autónoma, concebido en altura como una sucesión de losas circulares, el diseño a la estructura es lo que define la forma, el esqueleto estructural está expuesto enunciando el sostén de las losas en el espacio. A este fin colabora la envolvente vidriada que contempla la estructura y en su liviandad refuerza la expresión del esqueleto estructural. Por otro lado la utilización del voladizo y la separación de la planta baja que funciona como una plataforma permite percibir el cilindro de oficinas flotando sobre el espacio público de la avecina. La estructura se compone de una única serie de columnas ordenadas radialmente que sostienen las losas circulares sin viga y se retraen del plano de fachada dejando parte de las losas en voladizo”.
Además Ricci escribió en una guía de arquitectura:
“El edificio de oficinas La Ga se destaca dentro de las manifestaciones modernistas de los años 50 por su solución formal que logró consagrarse como única en el paisaje urbano de la zona norte de la ciudad. Dentro del loteo tradicional y aprovechando la circunstancia de su ubicación en la esquina, el edificio concibe como un agrupamiento de formas plásticas. Si bien la planta baja sigue la forma del lote, sobre este primer nivel se ubican un cilindro translúcido y un prisma opaco a modo de objetos en el espacio que interrumpen la fachada continua de la manzana. De manera ejemplar, se representan así las ideas de abstracción y objetualidad escultórica, propias de una concepción moderna de la arquitectura. La estructura de hormigón no sigue la lógica de la grilla ni la solución formal de la placa, sino que se ordena radialmente como una única serie de columnas sosteniendo losas circulares sin vigas que se repiten en altura. Una referencia importante para esta forma de curva, aunque rígida en su geometría y para la resolución de las celosías en madera, que lamentablemente habían desaparecido por falta de un mantenimiento adecuado al clima, es el “tropicialismo” de la arquitectura brasilera, de gran difusión en ese momento”.