En inglés, árabe o ruso. En alguno de esos idiomas se habrá hecho el saludo que comenta todo el mundo y que tuvo lugar durante el encuentro de presidentes en la Cumbre del Grupo de los 20 en Buenos Aires. Uno de los más esperados: el del presidente de Rusia, Vladimir Putin, con el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman.
La presencia de ambos mandatarios es de las que más llama la atención en Buenos Aires. La del primero por su saga durante las elecciones en Estados Unidos y la cancelación de una posible reunión con su par norteamericano, Donald Trump, durante su estadía en la capital argentina.
El protagonismo de Bin Salman es mucho más polémico. Es su primer acto oficial luego de que se conociera que tuvo lazos con el asesinato del periodista Jamal Khashoggi y de que apenas consiguiera reuniones bilaterales en la cumbre del G-20 en Buenos Aires, recibió una jocosa bienvenida por parte del jefe del Kremlin.
Es que casi nadie quiere mostrarse con el heredero de la corona de Arabia Saudita quien está acusado de haber dado la orden de mandar asesinar al periodista y colaborador de The Washington Post en el consulado de su país en Estambul. Pero a Putin pareció no importarle este tipo de sospechas y fue quien sonrió junto al príncipe y estrechó su mano de manera ruidosa e informal.
Los audios que la inteligencia turca pudo interceptar comprometen al miembro de la realeza. Un miembro del comando que asesinó al periodista Khashoggi indicó a un superior, en una conversación telefónica, que «le dijera a su jefe» que los agentes habían cumplido su misión, lo que apuntaría al príncipe heredero de Arabia Saudita.
En Buenos Aires, la diplomacia saudita intentó entablar una reunión bilateral con Recep Erdogan, presidente turco, sin suerte. Incluso, una ONG estadounidense pidió a la Justicia argentina investigar la responsabilidad de Bin Salman por crímenes de lesa humanidad.
Mirá el saludo:
https://twitter.com/elciudadanoweb/status/1068573768145080322