«El deseo de jugar llega de forma natural. Lo que muchas veces hago es recordar los inicios: ¿Por qué elegí el tenis de pequeño? ¿Por qué trabajé tan duro esos años? ¿Qué me gusta tanto de jugar al tenis? La respuesta es fácil y simple: no creo que haya alguien que ame el tenis como yo», indicó Roger Federer.
En declaraciones a L’Equipe, de Francia, el suizo subrayó que “a veces me motivo sólo pensando en la historia que tengo con un jugador». Federer acaba de igualar al estadounidense Jimmy Connors en la cantidad de semanas al frente de la clasificación mundial y tiene ’a tiro’ el récord que ostenta otro norteamericano: Pete Sampras.
«El récord de las semanas como número 1 de Sampras es importante para mí (Roger lleva 268 y Pete llegó a 286). Estar al frente tanto tiempo cuando sabes quién está detrás tuyo no es fácil (por Rafael Nadal). Mi objetivo principal para este año es terminarlo como número 1 del mundo. Fue muy difícil recuperar esa posición», confesó el suizo.
«Quiero ganar más torneos. El año pasado gané cuatro. Fueron torneos grandes, pero tengo que ser mejor. Me faltaron títulos en torneos menores. Es cierto, tuve que renunciar a algunos de ellos, por lesión o porque necesitaba descanso, y me centré en los torneos grandes, y eso no me gusta», añadió. Con respecto a su preparación, el suizo dijo que «siempre espero llegar en forma a los grandes torneos. No puedes jugar un Grand Slam con problemas físicos menores. Las mujeres pueden soportar las primeras tres rondas sin curarse, pero los hombres no”.
Y agregó: “Siempre hago un precalentamiento de diez minutos antes del partido, y refuerzo mi espalda casi todos los días porque tuve problemas en el pasado. Siempre creí que mi espalda no era lo suficientemente fuerte». «Si no duermo 11 ó 12 horas por día, no está bien, me lastimo. Cuando las mellizas lloran y estoy en un torneo, me pongo los tapones para los oídos y vuelvo a dormir», puntualizó. Federer también habló de la exigencia que acarrea ser el número 1 del mundo así como de la obligación, en muchas ocasiones, de renunciar a jugar torneos que en otras circunstancias son muy tentadores.
«La gente tiene que entender que no es posible jugarlo todo. Si hubiera jugado la Copa Davis el año pasado, quizá no habría podido ganar Roland Garros. Creo que jugar una ronda de Copa Davis equivale a quitar un Masters 1.000 de mi calendario y no estoy listo para eso. Todavía prevalecen mis decisiones individuales, ya llegará un tiempo en el que eso cambie», explicó.