Por Daniel Casal. Mauricio Macri ha dado un paso inusual en la política, con su decisión de dejar la carrera por la presidencia de la Nación y abocarse a la reelección en la ciudad de Buenos Aires.
Paso inusual porque decidió apostar sobre la mesa prácticamente todo su capital político, ganado en tiempos de vientos no propicios para el espacio ideológico al que pertenece.
Es que se da la paradoja de que con su carrera por la reelección puede perder aun ganando, y abandonó la maratón nacional, en la que podría haber obtenido réditos aun en la derrota.
Es posible que logre su objetivo reeleccionista, pero también es válido pensar, según dicen hoy todas las encuestas, que deba gobernar la ciudad durante otros cuatro años con un gobierno nacional con signo adverso para sus pretensiones.
De ser así, quedará de nuevo encapsulado en un distrito confrontado con la Nación y no podrá sembrar el camino que pretende para las elecciones de 2015.
En cambio, hasta una derrota con cierto decoro en la presidencial lo hubiera ubicado en una pronta línea de largada con ese objetivo a largo plazo.
Su deserción dejó, además, heridos en sus propias filas entre los que abogaban por la candidatura presidencial de su jefe político.
Por caso, el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, quien ya tenía equipos y campaña armada para su lanzamiento como el candidato ungido por Macri.
También los referentes del PRO en otros distritos, como Jorge Macri, en territorio bonaerense, y Miguel del Sel, en Santa Fe, que ahora se quedaron sin referencia nacional propia y deberán recalar en una propuesta ajena.
Otro es el caso de Gabriela Michetti, quien prefería esa decisión de su jefe antes que la bendición para su “enemigo” Rodríguez Larreta, tal como lo sospechaba.
Ahora, en el marco de este extraño reacomodamiento opositor se barajó la posibilidad de que Gabriela acompañe en una fórmula presidencial a Felipe Solá, aunque ella siempre aclaró que no quería subir a ningún furgón del justicialismo.
Esta alternativa pasó en forma fugaz por una estrategia pensada por el macrismo de reflotar la alianza de 2007 con Solá como candidato a presidente y Francisco de Narváez como gobernador, aquella que venciera al kirchnerismo.
Sin embargo, el acercamiento con De Narváez se enfrió por el entusiasmo del empresario con la posibilidad de encolumnarse detrás de la candidatura de Ricardo Alfonsín.
El armado del radical parece transitar hacia una alternativa opositora de fortaleza, a pesar de que lo que gana por derecha lo pierde por izquierda.
El socialista gobernador santafesino, Hermes Binner, y la líder del GEN, Margarita Stolbizer, ya aclararon que no aceptarán un acuerdo ideológico tan amplio.
“No siempre los atajos permiten llegar a destino”, expresó Binner, con su discurso tan refinado como elíptico.
Volviendo al ámbito porteño, la irrupción en la escena de Fernando “Pino” Solanas forzó al resto de los candidatos a pedir nuevas encuestas y rehacer números.
No hay que olvidar que el cineasta captó el 23 por ciento de los votos hace sólo dos años y con una campaña de muy poco tiempo.
Con su discurso basado en la ética puede captar seguidores tanto por izquierda como por una derecha desalentada por los módicos logros de la gestión actual en la ciudad.
Su determinación de bajarse de la pelea nacional también será de análisis obligado en la Casa Rosada para la elección del candidato.
Los tres postulantes del Frente para la Victoria, Daniel Filmus, Amado Boudou y Carlos Tomada, expresan tanto entusiasmo como desconcierto.
El ministro de Economía caminó hasta ahora la Capital más como el candidato puesto en lugar de como un integrante de una terna, gracias a la cercanía que ostenta con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Reconoce que Filmus va arriba en los sondeos de opinión, pero confía en que la buena imagen de la presidenta lo ayude a remontar la cuesta hacia la segunda vuelta.
Tomada también expresa algo similar y lo apoyan varios dirigentes del kirchnerismo puro, aunque los números de los relevamientos no lo ayudan.
La presidenta deslizó en los últimos días que el candidato será el que mejor mida, y allí se agranda la figura del senador y ex ministro de Educación.
La determinación presidencial puede ser crucial para arrancarle el balotaje a Macri, que todos coinciden que habrá, y también para determinar a quién votarán en esa instancia los que en la primera vuelta optaron por Pino o por el candidato del FPV.
El análisis a priori es que los votantes de Pino se inclinarán en el repechaje por Filmus y hasta por Tomada, nunca lo harán por Macri y dudarán ante la figura de Boudou.
De hecho, si es Pino el que pasa a la segunda ronda, los votantes del Frente para la Victoria lo dejarán en la puerta de la Jefatura de Gobierno porteña.
Para evitar que la sangre de la campaña porteña llegue al caudaloso río del Frente para la Victoria, los tres candidatos compartirán el lunes un acto conjunto frente a la militancia en teatro ND Ateneo.
Para la semana entrante, quizás el miércoles, Cristina anunciará el nombre del “elegido” para disputar la primera gran elección en el país, el 10 de julio, que puede marcar rumbos para la presidencial de octubre.