Lucas González tiene 23 años y en marzo fue elegido presidente del centro de estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNR, que por primera vez en la historia es conducido por el peronismo. González es sobrino de Amalia Granata, la mediática y candidata a diputada provincial por el Frente Unite por la Vida y la Familia, que este año se convirtió en el espacio de representación de quienes se oponen a que el aborto sea legal en la Argentina. Pero su posición sobre el proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) es distinta a la de su tía. Desde la militancia en la secundaria entendió al aborto como un problema de salud pública y cree que la práctica debe ser legal, segura y gratuita. “Donde hay una necesidad nace un derecho. Hoy muchas pibas mueren por hacerse un aborto clandestino y el punitivismo no es una solución. Creo en la ampliación de derechos y que como política de salud pública el aborto tendría que ser legal, seguro y gratuito”, dijo en diálogo con El Ciudadano.
González contó que aprendió a ver al aborto como un problema de salud desde la secundaria, cuando empezó a militar en la escuela Gurruchaga. En sus compañeras tanto de la secundaria como de la facultad él encontró las referencias y los argumentos para estar a favor de la despenalización y la legalización. “Son ellas las que tienen que tener voz y las que nos forman en todos los temas del feminismo”, explicó.
El sobrino de Amalia Granata cree que el punitivismo no es la solución. “Tanto el aborto como el consumo de drogas están en el eje del derecho penal y el castigo. Y en los dos temas existe un flagelo muy grande porque el Estado a través del castigo no pudo dar respuestas. Las pibas abortan igual y terminan muertas o con lesiones de por vida. Con las drogas pasa lo mismo, la prohibición y el castigo terminan fomentando el narcotráfico, las personas siguen usando narcóticos y el Estado lo único que hace es castigar”, agregó.
Diferencias
Para González su tía Amalia Granata supo cómo convertirse en una referente del espacio de los pañuelos celestes.
“Es la única que pudo sacar provecho de la dualidad que se ha instalado en el país. Su principal fortaleza es hablar de las dos vidas. Y espacios como Unite han crecido porque los partidos tradiciones no los representan. Hay que empezar a ver cómo contener a estos sectores. Si la corriente evangelista está creciendo tenemos que empezar a interpretarla. Para que el peronismo sea una alternativa de poder hay que pensar en contener y no excluir”, explicó.
De todos modos, González cree que el crecimiento de los grupos evangélicos en alianza con el poder político representa una pérdida de derechos a nivel regional. “Si bien hay que buscar cómo contener a todos los espacios no puedo dejar de manifestarme en oposición a lo que estos sectores están haciendo con el pueblo brasileño. Están en contra de los derechos de las identidades sexuales disidentes. Hay un desprecio racial y una homofobia creciente. Lo que está haciendo Jair Bolsonaro con los evangélicos en Brasil es una nueva forma de fascismo”, dijo y agregó que en Argentina el representante de esta nueva forma de fascismo es el propio presidente Mauricio Macri.
“Es cierto que Macri no tiene conductas tan explicitas porque acá tenemos otro dique de contención de derechos humanos, hay más sensibilidad por los 30 mil desaparecidos en la última dictadura militar. Pero el rumbo económico es el mismo y es en alianza con Estados Unidos”, sostuvo y agregó: “El avance de estos sectores evangélicos en todo el continente con su cumbre en Brasil viene recortando derechos que con la construcción de la Patria Grande se habían logrado conseguir”.
Según González, el desafío es hacer entender a quienes levantan banderas como las de “con mis hijos no te metas” que la Educación Sexual Integral (ESI) no es mostrar pornografía en las escuelas.
“Tenemos que entender que la ESI sirve para que las chicas y los chicos pueden aprender a prevenir embarazos o enfermedades de transmisión sexual pero también es que las personas sean respetadas por su identidad de género”, concluyó.