“La gente, a veces, tiene una idealización del surfista. Muchos creen que estamos todo el día tirados en la playa, tomando sol, con el pelo rubio por la parafina, sin preocupaciones ni sacrificios. Pero eso no puede estar más alejado de la realidad. Y con un ejemplo me alcanza: los invito a que vengan un día de invierno a surfear dos horas con nosotros y luego a cambiarse en la orilla luego de salir congelado… Sólo deben imaginarse lo que es replicarlo cada día”. Martín Passeri, seis veces campeón argentino, reflexiona entre risas sobre cómo parte de la sociedad ve a quienes se deslizan sobre las olas. Un deporte aspiracional que a veces parece estar asociado a la vida fácil, a la frivolidad y a la despreocupación. Una presunción fallida si buceamos en el día a día de un profesional. A días del retorno del surf con un torneo virtual junior, en el que los participantes competirán con sus mejores olas grabadas, en esta nota vas a conocer cómo es la vida de un surfista, posiblemente una forma de derribar un mito social que se ha cimentado a partir de prejuicios.
“Es verdad que, erróneamente, mucha la gente asocia al surfista con una vida que todos quisieran tener: calor, playa, palmeras y relax, pero pocos saben el sacrificio que hay detrás, desde el entrenamiento diario en agua fría como malas condiciones del mar hasta estar lejos de tus seres queridos”, agrega Franco Radziunas, una de las nuevas joyas del surf argentino que, con 17 años, ya ha conseguido resultados importantes en la categoría principal (Open) pero aún le quedan unos meses en el circuito junior. En un par de semanas participará del primer campeonato virtual junior que se hará en Mar del Plata, la cuarta fecha puntuable del circuito argentino que venía posponiéndose y se hará de forma virtual –los surfistas se graban individualmente en olas y las mandan para ser juzgados por los jueces-. Passeri, quien se mantiene vigente a los 45 –actual campeón nacional- y además es su coach, tiene una forma de resumir lo que es el deporte que ama. “Es una diversión seria”, dice, coincidiendo con la campaña que la marca Quiksilver lanzó de forma global (Serious Fun). “La diversión tiene un lado B, el generar un compromiso en cosas no tan divertidas para luego sí divertirme donde nos gusta más. Tomarte en serio los procesos de preparación para después disfrutar. Una forma seria de estar relajado y una forma relajada de vivir con seriedad esta elección que hacemos cada día”, reflexiona. A su lado, Franco asiente. “Coincido plenamente. Cuando uno quiere profesionalizarse, la diversión se hace seria automáticamente, pero ahí está el secreto en no dejar de divertirnos como el primer día. Los días que el mar está en condiciones óptimas yo disfruto y me divierto en cada ola y al mismo tiempo esa diversión es seria porque es parte de mi entrenamiento para seguir creciendo”, explica.
Si hablamos de sacrificio e intensidad, sólo vale repasar un día de Passeri. “Me levanto a las 6.30 y hago unos ejercicios de respiración y movilidad después del desayuno. Luego surfeo o entreno en lo físico, dependiendo de los días, después doy clases de surf o Ginástica Natural (disciplina que usa el peso del cuerpo para el acondicionamiento) y almuerzo. A media tarde vuelvo a entrenar, normalmente en el agua y doy clases como coach. Con el surf alterno doble y triple turnos”, detalla. Radziunas, hijo de un surfista legendario (Luis, campeón nacional), hace de mañana una primera metida con la tabla -entre dos y tres horas- sobre todo ahora que, por la pandemia, no tiene que cursar de forma presencial el 6° Año del secundario. “La mayoría de los días hago otra sesión de surf por la tarde, ya sea con mi técnico (Passeri) o con el seleccionado argentino que integro. A lo que hago en el agua complemento tres veces por semana con lo físico, ahora por zoom. Y después, antes de dormir, hago revisión de los videos de los entrenamientos para correcciones”, explica. Sólo le queda un rato de tiempo para ser un adolescente promedio: jugar un rato a algún juego online.
Passeri fue un pionero en el ambiente del surf cuando, en los 90, tomó el deporte como un profesional. Criado en Buenos Aires, recién a los 17 años, en 1992, pudo radicarse en Mardel para hacer lo que más amaba. Y seis años después, luego de mucho remar, consiguió su primer patrocinio, lo que le permitió dedicarse full time. “Aquellas épocas no fueron fáciles. No me costó esfuerzo porque era lo que quería, pero sí resultó difícil encontrar sistemas apropiados y surfear la resistencia del entorno a algo que no se veía bien, el aguantarte la sensación de no aceptación de tus pares… Por suerte, de a poco fue cambiando y hoy hay cada vez más chicos que se vuelcan a entrenar y ser cada día más profesionales. Hoy no se discuten cosas que antes sí, ellos están en el camino de un nuevo salto”, resalta. Radziunas, figura del team Quiksilver que hace un par de años viene arrasando a nivel local, es parte de esta nueva camada que se beneficia de referentes como Martín, director de la academia CEEISS (Centro de Enseñanza y Entrenamiento Integral de Surf) que funciona en el balneario Honu Beach. “Es un gran coach, profesional, obsesivo y apasionado. Aprendo de él cada día, desde chico me transmite el compromiso que hay que tener para lograr las metas que uno se propone, que de todos los errores siempre se aprende, que ante una derrota hay que seguir trabajando duro y ante una victoria aún más. Tiene la grandeza de enseñar todos sus conocimientos y la experiencia que le dio su lugar en este hermoso deporte”, elogia.
Ninguno duda, más allá de prejuicios y comentarios, que los surfistas son privilegiados. “Básicamente elegimos la vida al aire libre y todo lo que eso conlleva, con su especial filosofía de vida. Eso es lo mejor de ser surfista”, aporta Passeri. Un concepto que su pupilo desarrolla sin olvidarse de lo enseñado por su sensei. “Claro que en un punto es una vida soñada porque estamos donde amamos, viajamos, conocemos otras culturas y descubrimos playas en todo el mundo pero, a la vez, requiere de esfuerzo, compromiso y dedicación. Tener que desarrollar un plan de acción a corto y largo plazo implica un trabajo constante día a día, balanceando el entrenamiento dentro y fuera del agua, acompañado de una alimentación saludable y una vida organizada. Todo sacrificio para llegar a los resultados siempre tiene que ir junto a la confianza y a la determinación. Tampoco podemos olvidar el dar una buena imagen y retribuir el apoyo de los sponsors. Es un trabajo. Hermoso, pero trabajo al fin”, cierra el pibe.