Alan Funes, el joven de barrio Tablada que comanda el grupo criminal identificado por su apellido, fue imputado otra vez como jefe de una organización criminal. Esta vez gerenciada desde un penal federal. Junto a él acusaron a otras 15 personas, incluida su pareja Jorgelina “Chipi” Selerpe, y su abuela de 66 años, Alicia Cordero. Nueve de los integrantes de la banda criminal ya se encontraban detenidos cuando se llevó la audiencia este martes, que se prolongó hasta la noche. En su resolución, el juez Nicolás Foppiani dictó la prisión preventiva para todos los acusados y requirió a la subsecretaria de Asuntos Penitenciarios del Ministerio de Justicia de la Nación, María Laura Garrigós, y al secretario de Asuntos Penales y Penitenciarios del Ministerio de Seguridad de Santa Fe, Walter Gálvez, que “dispongan las medidas que correspondan a fin de impedir que las personas imputadas (…) obtengan, posean y/o utilicen teléfonos celulares y/o cualquier dispositivo no autorizado de comunicaciones”.
A diferencia de su hermano Lautaro alias Lamparita –detenido desde septiembre de 2017, condenado a 7 años y sin causas pendientes–, Alan siguió activo desde su celda desde que cayó preso desde enero de 2018. Eran los tiempos de la guerra contra la banda de su viejo rival Alexis Caminos y el asesinado Rubén “Tuby” Segovia. Desde entonces Alan acumula condenas por dos homicidios, asociación ilícita y tráfico de drogas, en un total bruto de 44 años. Ello, por no mencionar una acusación en su contra como instigador del crimen de Mariel Lezcano, cometido el 13 de octubre de 2021. Una carrera criminal con capítulos en la calle y en prisión. Hoy, se encuentra detenido en el penal federal de Ezeiza, en un pabellón de alto perfil.
De la investigación de la fiscal Valeria Haurigot se desprende que Alan Funes necesitaba un reporte constante de los movimientos que encargó en los últimos meses de 2021. Un minuto a minuto de las acciones criminales. Quien le reportó todo, incluso con registros audiovisuales, era su hermana S. Funes. Gran parte de la evidencia contra la banda proviene del teléfono secuestrado a esta adolescente que, pese a sus entonces 16 años, se manejaba como una gerente operativa de los negocios de su hermano, aunque cometió la torpeza de no borrar chat alguno. En palabras de la fiscal, ese contenido recuperado “permitió reconstruir una historia delictiva de mucho tiempo y resultó ser muy rica en cuanto al esclarecimiento puntual de balaceras, extorsiones y hasta una tentativa de homicidio”.
El celular de la adolescente fue secuestrado en un aguantadero de Chacabuco al 4100, donde los presuntos homicidas de Mariel se refugiaron tras cometer el ataque en Ayacucho al 4300. Por el asesinato, se encuentran imputados además dos miembros de la banda: Iván Ariel “Lolo” Gutiérrez (18) y Fabián Alejo “Fabito” Domínguez (21).
Para la fiscal, “esta organización criminal procuró ocupar y dominar sectores y barrios de la ciudad de Rosario y excluir de allí a bandas antagónicas con el fin de obtener beneficios económicos producto de diversas actividades ilícitas”.
Según la acusación, “para llevar a cabo ese objetivo, los integrantes de la asociación cometieron diversos delitos, entre otros, homicidios, lesiones, robos, encubrimientos, amenazas, abuso de armas, portación y tenencia ilegal de armas de fuego y venta ilegal de estupefacientes, siendo esta numeración meramente enumerativa y no taxativa”.
La acusación describe a lo largo de 11 hechos registrados en los últimos seis meses los roles de cada miembro de la banda, que van desde los “gatilleros” que cometen asesinatos o balaceras, a quienes guardan las armas o conducen los vehículos de la organización, así como los vendedores de drogas al menudeo.
Uno de los hechos imputados fue la balacera cometida el 19 de septiembre de 2021 en Ameghino 170, donde se desarrollaba una reunión. Fueron ráfagas de disparos desde una moto Honda Tornado, con el objetivo de generar terror. Pero también los impactos estuvieron dirigidos a una casa, propiedad de un familiar de Brian “Pocha” Sánchez, un recluso enemistado con Alan. Los tiratiros fueron detenidos esa noche: Joel Olguín y Agustín Arselli, indicó la fiscal.
El 3 de octubre, la hermana de Alan filmó el ataque contra una vivienda de Centeno al 100, donde dejaron una nota: «Comunicate porque la próxima te pegamos a vos o a tu hija. Atte: la mafia”. Acto seguido, el sindicado tirador, identificado como Alejandro G. efectuó 10 detonaciones, señala la Fiscalía.
https://youtu.be/LcakOIxlD44
Otra de los episodios atribuidos a la banda es un botón de muestra de la rivalidad de Alan Funes con Ariel “Guille” Cantero, jefe de Los Monos. Se trata de una balacera perpetrada contra una vivienda de Oroño al 4300 el pasado 7 de octubre en la que dejaron una nota a pedido del capo preso: “Párense de mano porque le vamos a dar a todos. Todos los amigos de Guille son enemigos nuestros. (…) Tony montana soy y vos quién sos (…) Sí, soy él. El mismo (…) Parensé de mano no queremos más plata, lo vamos echar a todos a la mierda (…) Los más ortivas de Rosario (…) Parensé de mano y mudensé, por ser amigo de Guille no queremos más plata”.
“Le quiero dar a los gitanos ahora”, explica Alan en un audio recuperado de teléfono de su hermana.
https://youtu.be/Zp74aRCRfio
Por fuera de la violencia territorial, Alan y Lorena Betiana Ortiz, tía de su pareja Jorgelina “Chipi” Selerpe, quedaron involucrados en el intento de extorsión a un ex director de la Bolsa de Comercio de Rosario. Ortiz, señala la investigación, atendía a la madre de este ejecutivo como empleada de una prestadora de salud. El acceso a esta familia le permitió conocer detalles que sirvieron para exigir dinero. El hombre de negocios, hoy jubilado, no contestó los mensajes: “Escuchá, vas a tener que pagar porque le vamos a dar a tu mamá que vive sola o algunos de tus hijos o tu nieto. Quiero 500 mil pesos, sé que vos trabajas en la Bolsa de Comercio», decía la misiva.
“Llegamos a identificar a las personas que trabajaban con él ya no en la narcocriminalidad, sino en otros rubros delictivos como son las extorsiones, que aumentaron en los últimos tiempos. Esta banda va más allá de la violencia encapsulada a las drogas”, consideró la fiscal sobre este hecho.
En las imputaciones se señala que la base de operaciones de la pyme de Funes está en Chacabuco 4148, entre otros domicilios. Ese lugar, al que llaman El pasillo, funciona como búnker de drogas desde hace años, e incluso volvió a ser allanado el pasado 23 de marzo.
Los acusados por Fiscalía fueron Alan Funes; su novia Jorgelina Selerpe; su abuela Alicia Cordero; Lorena Ortiz, como presunta supervisora de búnkeres y entregadora; Omar Biasutti, un preso sospechado de ser el presunto proveedor de municiones; María Cristina Piedrabuena y Miriam Rojas, quienes supuestamente guardaban armas y municiones a la banda.
Otro escalón distinto fue dedicado por parte de la Fiscalía para la mano de obra de las balaceras. Todos fueron imputados como presuntos sicarios o autores de disparos extorsivos con fines de herir a personas. En esa parte de la estructura fueron ubicados Lucas Ortiz, de 25 años (hijo de Lorena Ortiz); Valentino Barjacoba (29); Fabián Domínguez (22); Iván Gutiérrez (19), novio de S., la hermana de Alan; Juan Guzmán (27); Luka Salazar (19); Matías Almada (20); Agustín Arselli (22); y Joel Olguín (24).