La presidenta Cristina Kirchner le pidió ayer la renuncia al jefe del BCRA, Martín Redrado, quien se negó a acatar la orden y decidió resistir en el puesto, amparándose en que su desplazamiento requiere acuerdo del Senado, lo cual desató una tormenta política de proporciones en el arranque del 2010. El intento de despido de Redrado se produjo luego de que la jefa de Estado fue informada sobre la negativa del titular del Banco Central de autorizar el uso de reservas para la creación del Fondo del Bicentenario, con el cual se garantizarán pagos de deudas por 6.569 millones de dólares. El pedido de renuncia le llegó a Redrado a través del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, pero la respuesta del titular del Central fue contundente: dijo que sólo se irá si el Senado lo desplaza, como lo dispone la Carta Orgánica del Banco Central. Pero la versión oficial del desaguisado es bastante diferente: a las 18 de ayer, un reporte de la agencia oficial de noticias Télam informaba que “el gobierno le aceptó la renuncia al titular del Banco Central”. Es que, según el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, Redrado la había presentado con anterioridad, ante sus reparos al Fondo del Bicentenario con reservas, y lo que hizo la jefa del Estado fue aceptarla. “La actitud adoptada por el titular de la autoridad monetaria de no dimitir a su cargo, tal como se lo pidió la presidenta, está reñida con sus propios dichos y es poco seria porque él ha dicho públicamente que su renuncia está a disposición”, abundó Aníbal.
La fuerte pulseada desatada ayer hizo cimbronear desde la Bolsa de Comercio hasta la banca, y al propio gobierno nacional, que sintió el golpe. “Las reservas las generó el gobierno, no Redrado, con el esfuerzo de los argentinos”, le marcó la cancha a Redrado Aníbal Fernández. Y volvió a recordar que el titular del BCRA “le ha dicho a la presidenta públicamente en reiteradas oportunidades que tenía la renuncia a su disposición”, para concluir sencillamente que “la presidenta ha decidido aceptársela”.
Pero esa es la mitad de la película. La cuestión se generó luego de que trascendiera que Redrado tenía pactada para hoy una reunión con el nuevo titular de la UCR, Ernesto Sanz, y con su antecesor, Gerardo Morales. Ambos senadores salieron después en defensa del atrincherado jefe del Central. Y también a cuestionar el plan de pagar deuda apelando a reservas.
Hasta que desmadró el conflicto, Redrado venía demorando el pedido del ministro de Economía, Amado Boudou, para que el Directorio de la autoridad monetaria habilitara el uso de reservas para integrar el Fondo del Bicentenario.
Según el propio Redrado, él pretendía que esa “orden” llegara a través de una ley del Congreso, “para evitar juicios a futuro”.
La cuestión colmó la paciencia de Boudou, quien informó la cuestión a la presidenta. Incluso desde el gobierno se hizo trascender que Redrado se iba, y que el economista Mario Blejer había aceptado reemplazarlo. Pero el jefe del Central ordenó a su vocero llamar a los medios para aclarar que no se había ido, y que tampoco lo iba a hacer.
Ahí se acabaron las cortesías, y el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, salió directamente a amenazar a Redrado con ir a la Justicia porque, al no ceder las reservas puede estar “incurriendo en incumplimiento de su mandatos de funcionario público”.
Justamente ese incumplimiento es una de las causas de remoción del jefe del Central. Pero Redrado rápidamente encontró apoyo en la oposición.
Así, el decreto de necesidad y urgencia firmado por Cristina para que el Central liberara 6.569 millones de dólares de reservas con la finalidad de afrontar el pago de deuda, todavía no se pudo instrumentar. “Las decisiones no las toma el presidente del Banco Central sino la Presidenta de la Nación”, se enojó ante ello Aníbal Fernández. Y luego se sumó el propio Boudou, quien le espetó a Redrado estar haciendo “politiquería barata”.
Boudou disparó también contra los hermanos Alberto y Adolfo Rodríguez Saá, entre los que ponen trabas por presentar un recurso judicial contra el Fondo del Bicentenario, con el patrocinio de Horacio Liendo y Rodolfo Barra, ambos ex funcionarios de Carlos Menem cuando era presidente. Boudou los acusó a Liendo y Barra de “hacerle el juego a los fondos buitres”
Liendo está denunciado por la venta de YPF –“ilegal”, según sus demandantes, todos trabajadores de la petrolera estatal– y fue funcionario de Felipe Cavallo durante el menemismo y asesor durante el gobierno de Fernando de la Rúa. Tuvo incidencia precisamente en el Plan Brady, que en los 90 diseminó la deuda externa en montones de papelitos que cotizaban en Bolsa, pasando de pocos acreedores institucionales a millares de privados. También le atribuyen el diseño del famoso y fallido “megacanje” en tiempos de José Luis Machinea. Ahora vuelve otra vez sobre un tema de deuda, pero como abogado.
Con todo, ya con la pelea desatada, el ministro de Economía, Amado Boudou, salió a pedir “sacarle el dramatismo” a la situación, porque “la política no tiene que ver con nombres, sino con equipos”. “Y las decisiones “las toma la presidenta”, dijo.