La secuencia exudaba peligro. Un Volkswagen Polo gris había seguido raudamente a un transporte escolar hasta obligarlo a detenerse, y su conductor intentaba, después, que bajara uno de sus pasajeros, una nena, y llevársela. La escena, que ocurrió pasado el mediodía del viernes 25 en Juan Canals y Paraguay, en la zona sur, no había dejado dudas entre quienes la presenciaron: “Tentativa de secuestro de menor”, fue la denuncia que llegó a la Fiscalía NN, y que se fue ampliando con testimonios y datos. Y en la mañana de ayer, ya con referencias certeras la Policía de Investigaciones concretó un operativo en pasaje Del Campo al 4700, a apenas cuatro cuadras del lugar de los hechos, para encontrar al presunto autor. El allanamiento permitió dar con el auto particular y con quien había protagonizado todo. Y también con la verdad de lo que había ocurrido: el hombre, de 36 años, había ido a las apuradas a buscar a su sobrina. Y por mala fortuna no sólo no llegó a tiempo, sino que siguió al transporte equivocado, y, lo peor, con ello reavivó recurrentes y arraigados temores en el barrio, que mencionan autos y tráfic, y a niñas y adolescentes desaparecidas.
“El imputado fue identificado y se halló el vehículo en el lugar, pero la fiscal estableció que no hubo dolo en la tentativa de secuestro. Se convirtió en figura «atípica», no ordenando medidas sobre el imputado y el vehículo”, dice la información policial sobre el operativo montado en zona sur y la investigación que llevó a él.
La información también deja en claro que en la investigación de la fiscal Verónica Caíni no quedaron huecos: se acumularon contundentes evidencias sobre el acusado, y todas en su favor. No quedaron dudas de que es el tío de Mía, de 8 años, la nena que había ido a buscar. Tampoco de que ella llegó a su casa, ajena en lo absoluto a todo que había pasado, en el transporte escolar de siempre, y que a su tío se le debe haber escapado por minutos. Datos filiatorios, llamadas y mensajes de celular, entre otras cosas, corroboraban que nada había sido como aparentaba ser. “Si bien la mecánica relatada en la denuncia existió, el episodio fue una confusión”, ratificó el Ministerio Público de la Acusación.
Así el caso quedó aclarado, pero la trama que lo rodea sigue lejos de ello. “Se constató que el imputado efectivamente interceptó un transporte escolar”, dice la información judicial, y es lo que se reflejó desde el pasado viernes hasta ayer. No había dudas, para muchos y conmocionados vecinos de zona sur, que había ocurrido un intento de secuestro de una nena. Uno más.
Es que el temor sigue latente, y se generaliza en forma recurrente, incluso entorpeciendo investigaciones sobre situaciones reales. Así ocurrió casi un año atrás, cuando un hombre que había discutido con su esposa no tuvo mejor idea que grabar y enviar un audio de Whatsapp que alertaba sobre robos de niños que no tomaban estado público porque se ocultaban. Las viralizadas afirmaciones de Mauro R. conmocionaron a toda la ciudad y llegaron a ser tema de Estado, entendidas como un intento de desestabilización del gobierno provincial. Él mismo negó ante la Justicia que hubiera buscado generar un “caos social”, según refirió su abogado, sino tratar de generar “conciencia” en su familia por entraderas que se habían cometido en barrio Fisherton.
Lo cierto es que la presunta irresponsabilidad del hombre encontró inmediata réplica y disparó el alerta en zonas donde desde hace una década corre el temor a una tráfic blanca o a un auto oscuro con vidrios polarizados. Seis años atrás, en septiembre de 2011, uno y otro vehículo, cuando no los dos juntos, fueron protagonistas de una ola de denuncias al 911, que durante días sacudieron la línea de emergencias, a razón de 50 a 60 por día. De todas, ninguna fue consistente con un caso real, y una semana se extinguieron como habían comenzado.
De igual modo la recurrencia del fenómeno –que diverge con hechos reales, ajenos a rumores virales y denunciados en forma presencial– trasciende Rosario y llevó a la Procuración General de la Nación a crear una comisión especial fiscales para investigar si existen secuestros o intentos de secuestros sistemáticos de jóvenes, adolescentes o niñas en la vía pública, especialmente mediante la utilización de vehículos utilitarios blancos.
El equipo se creó en mayo pasado y su primera tarea en marcha es relevar “todos aquellos casos que pudieran encuadrar en el fenómeno delictivo”.
Según una hipótesis de la Procuración en las redes sociales se cuentan hechos reales, “pero también –según se dio por probado en algunas investigaciones– hay personas que difunden este tipo de prácticas sólo para generar temor”.