Por https://www.elciudadanoweb.com/wp-content/uploads/2024/06/moana-e1717250180896-1.jpg / Fotos de Ignacio Petunchi
Los amantes de la música, sea el género que sea, tienen una visita obligada, o mejor dicho un buceo obligado por el sótano de la disquería Music Shop, de Sarmiento 780. Es que desde ayer está habilitada la Feria de Vinilos en todo el perímetro del lugar. Se trata de una colección de 1.500 ejemplares para todos los gustos (hay 8.500 pero se guardarán algunos para un próximo evento), con precios que llegan a los 600 pesos pero arrancan desde los 10 pesos. Hay joyas de la música clásica, de rock nacional y del internacional, la cumbia y los espectáculos humorísticos, y hasta discos de pasta difíciles de clasificar. Algunos usados y otros a estrenar. La propuesta estará disponible todos los días de 9 a 20 hasta el sábado.
“Papá, ¿te falta mucho?”. La pregunta mezclada con reclamo evidenciaba el aburrimiento de una nena de no más de 6 años que, sentada en canastita al lado de una caja repleta de vinilos, los revisaba sin mirar. Su padre, un joven de poco más de 40, hurgaba atónito en las bateas del subsuelo de la disquería céntrica. Allí había un tesoro del rock nacional: el disco de Riff VII, único material grabado con la formación compuesta por Norberto Pappo Napolitano y Juan Antonio Ferreyra (JAF). “Ya vamos, mirá esa otra cajita”, le respondió el padre casi al descuido.
A partir de ahora, éste no será un caso extraño. Bajar al subsuelo de Sarmiento al 700 es una especie de agujero negro: se sabe cuándo se entra, pero no cuándo se sale. De hecho, a la hora de apertura del comercio, ya había quince coleccionistas esperando ser los primeros en ver ese botín.
Juan Manuel Joaquín, el responsable de tremendo hallazgo, dialogó con El Ciudadano y comentó que por diferentes razones, habían comprado varias colecciones a distintas personas de la ciudad. “Inclusive llevamos años en la compra, venta y canje de vinilos, así que no es raro tener alguna que otra joyita musical”, deslizó.
“Pero lo más fuerte –reveló– fue habernos enterado que una distribuidora, que enviaba material a San Luis, San Juan y Mendoza, había cerrado a fines de los años 80 y desde entonces tenía ese material archivado. Los contactamos y logramos comprar unos 8.500 vinilos, la mayoría de ellos sin usar, y otros que estaban para la difusión de su música”, relató entusiasmado. El material fue traído desde la productora en un camión y pesó casi una tonelada y media. “Cuando llegamos con el material, al haber comprado un poco a ciegas, empezamos a revisar todo y nos encontramos con piezas únicas que le van a acelerar el corazón a más de uno”, advirtió Joaquín.
¿Por dónde empezar?
Si bien sólo se utilizará una parte del caudal de 8.500 vinilos que obtuvo Joaquín y su par Diego Segura, el material será renovado a diario durante la feria. “Así que quien hoy pasó, puede hacerlo nuevamente mañana porque vamos a tener otros vinilos”, mencionó Segura.
Entre las bateas y las cajas dispuestas sobre el piso, se pueden ver ejemplares de todo tipo. Hay algunas que reúnen espectáculos humorísticos como los discos de Jorge Corona –con un valor de 30 pesos– o de Les Luthiers, que trepa a 90. También hay otro sector en los que se reúnen las producciones de cumbia, como las del conjunto Trulalá, a 30 pesos.
Pero eso no es todo. Está también el sector de rock nacional con el vinilo Filosofía barata y zapatos de goma de Charly García (a 150 pesos), un maxi simple de Charly con tres temas por lado (a 150 pesos), Grandes éxitos de Moris (a 70 pesos), distintos trabajos de Alejandro Lerner (a 70 pesos), de Piero (a 50 pesos), Tiempos difíciles de Juan Carlos Baglietto (a 120 pesos), Languis (a 180 pesos) y Ruido Blanco (a 300 pesos) de Soda Stereo.
Un ejemplar de Pescado Rabioso (a 400 pesos) convive con Lluvia de gallinas de Suéter (a 120 pesos), Sólo se trata de vivir de Lito Nebbia (a 70 pesos) y Hotel Calamaro (a 300 pesos).
En la batea más buscada al pie de la escalera están esperando Satanic Majestic de Rolling Stones (a 180 pesos), Lucky Town de Bruce Springteen (a 120 pesos) y varios de Bob Dylan (todos a 150 pesos cada uno) y The Beatles (a 260 pesos).
“En este sótano hay muchas piezas únicas, que no fueron reeditadas ni remasterizadas, sólo están disponibles en vinilo, como algunas de música clásica o inclusive producciones de rock nacional”, comentó Segura quien, al igual que sus compañeros y quienes visitan el local, se encontraron con álbumes infantiles como El Topo Gigio, Mazinger y Carlitos Balá. “Es como meterse en el túnel del tiempo, es una gran experiencia”, completó el coleccionista.
