Empieza a asomar la tarde del miércoles 30 de diciembre y el intendente de Rosario, Pablo Javkin, sigue adelante con su agenda. En ese marco, recibió a El Ciudadano en su despacho para conversar sobre todos los temas vinculados a la gestión.
El mandatario cerró su primer año al frente de la Municipalidad en medio de una pandemia que él (y nadie) imaginó tiempo atrás. “Todavía es difícil que entendamos todos la dimensión o la magnitud de lo que estamos enfrentando”, dice. Igual, destaca que el sistema de salud pudo contener «a todos los que necesitaron atención médica, cosa que no se pudo dar en ciudades muchos más desarrolladas e importantes” del mundo.
En la charla, titular del Palacio de los Leones también habló sobre cómo impactó el coronavirus en el mantenimiento urbano, el transporte, la situación financiera del municipio, la relación con la oposición política en Concejo y la seguridad.
-¿Cómo termina el año y qué balance hace de este 2020?
-Todavía es difícil que entendamos todos la dimensión o la magnitud de lo que estamos enfrentando. Una pandemia a esta escala hacía 100 años que no se producía. Y la anterior fue más limitada geográficamente y sin el nivel de circulación de información permanente que tenemos ahora. El desafío es mucho más grande del que damos cuenta mientras vivimos el acontecimiento. Porque además nos toca en lo sanitario, lo económico, lo social y lo emocional. A mi entender es imposible hacer un balance que no tenga que ver con esto; con haber evaluado cómo la ciudad reaccionó frente a esto, como pudimos acompañar como ciudad una organización social capaz de enfrentar la pandemia. Y creo que desde ese punto de vista es un balance más que valioso. Porque Rosario ha podido atravesar la pandemia con los mayores niveles de actividad económica que se pudieron sostener. Y a la vez con la posibilidad de atender a todos los que necesitaron atención médica, cosa que no se pudo dar en ciudades muchos más desarrolladas e importantes que Rosario. Así que desde este punto de vista esta primera etapa de confrontación contra el virus la hemos podido afrontar.
-Y ahora se viene otra etapa…
-Ahora viene otra etapa y que marca también el cierre de año. Que es el esfuerzo enorme de la humanidad a nivel científico para construir en un año una vacuna. Y creo que la etapa que viene es la etapa del enfrentamiento del virus con las dos vacunas; la del cuidado y la vacuna efectivamente aplicada. Y eso va a llevar los próximos meses.
-Si Rosario no tendría el amplio sistema de salud con el que cuenta ¿Qué hubiese pasado?
-El sistema de salud de Rosario tiene dos virtudes fundamentales. La primera es la capilaridad territorial. Porque acá no es solo enfrentar al virus. Es enfrentarlo en los lugares donde las consecuencias serían más graves aún. Entonces desde ese punto de vista nosotros pudimos, en base al esfuerzo de los trabajadores y la estructura territorial que la ciudad tiene no solo sanitaria, sino también social (tenemos abiertos los centros de salud y los centros de convivencia barrial, los distritos y todos los mecanismos territoriales), cuidar más a los que más necesitaban que los cuidemos. Y por otra parte, el sistema agregado público en los tres niveles, más el sistema privado, permitió atender no solo las necesidades de Rosario, sino también las necesidades de la región. Sobre todo en la complejidad y camas críticas.
-¿Cómo impactó la pandemia en el mantenimiento urbano de la ciudad?
-La pandemia implicó, en todos los órdenes, un porcentaje cercano al 20 por ciento de personas que no pudieron seguir trabajando. Tanto en lo público como en lo privado. Y también implicó una caída de los recursos de entre 40 y 45 por ciento durante varios meses. Nosotros perdimos de recaudar 4.500 millones de pesos. O sea, casi un 15 por ciento del nuestro presupuesto. Obviamente, el mantenimiento, que es algo que en la ciudad venía complicado y es uno de nuestros principales objetivos, requiere inversiones duraderas y bastantes sostenidas. Y bueno, este 2020 obviamente los niveles de inversión fueron concentrados a Salud y las áreas sociales, porque era la prioridad. Y ahora empieza el camino de reforzar el trabajo en el mantenimiento, que es un reclamo de mucho tiempo y tenemos que ponerle energía.
-Con qué expectativas arrancan los cambios en el sistema de transporte
-El transporte tiene una situación estructural de catástrofe. Recaudó durante 9 meses entre el 15 y el 20 por ciento de lo que recaudaba el día antes de la pandemia. Nosotros tenemos dos cifras muy debeladoras. La Argentina subsidia con 500 mil pesos cada coche que circula en el Amba y en la ciudad de Buenos Aires. Y subsidia con 130 mil pesos promedio un coche que circula en el interior. Y es el mismo coche, con el mismo consumo de combustible, y prácticamente el mismo recorrido. Entre esa diferencia, más la diferencia de los 450 mil pasajeros que teníamos a los 130 mil (cómo máximo) de hoy, implica todos los días una pérdida constante acumulada. Nosotros hoy tenemos que salir de eso.
-¿Qué le diría a algún rosarino que pueda tener temor de que por su barrio no pase más el colectivos?
-Nosotros creemos que donde hay una mayor superposición de recorridos es en el centro. Y la verdad es que si en alguna ocasión la gente tiene que caminar un poco más, hay que hacerlo en el centro. Porque además tenemos que ir hacia un centro donde se pueda caminar. Entonces, ese va a ser de algún modo el núcleo de lo que planteemos.
-En torno a las finanzas del municipio ¿con qué números se está cerrando el año y cómo sigue el 2021?
-Nosotros arrancamos la gestión con alrededor de 6500 millones de pesos deuda, aparte del esquema de déficit. Y teníamos una enorme necesidad de financiamiento de esa deuda. La foto de eso era que, de todo el presupuesto municipal, el 11 por ciento iba a servicios de esa deuda. Empezamos con un programa de mucha austeridad y de ordenamiento. Y vino la pandemia, que nos implicó una enorme pérdida de recursos y también la necesidad de aumentar el gasto, de inversión en salud. Pero no nos apartamos de la idea de ser austeros con los gastos, y prudentes. Pudimos reprogramar algunos pagos. E hicimos algo que la ciudad hacía 60 años no hacía. Y fue emitir una letra y conseguir financiamiento genuino en pesos de la región. Una vez ordenado ese esquema, seguimos con esa política de austeridad y bajamos tres puntos la incidencia en el presupuesto. Y bajamos el déficit a la mitad en términos nominales y a casi el 70 por ciento en términos reales. Si lo que viene es un rebote económico vamos a poder consolidar esto.
-Y en cuánto a obras ¿Qué es lo que está proyectado para lo que viene?
-Tenemos que invertir en las movilidades alternativas. Arrancamos este año 50 kilómetros de bicisendas nuevas. Y es un camino que hay que seguir. Hay que empezar a tener alternativas en el centro de formas más amigables de compartir el espacio público. Eso por un lado. Por otro lado, vamos con la conjunción de algunos programas que en la ciudad ya teníamos. Con el Argentina Hace, más el Programa Incluir, se va a incrementar la obra barrial. La ciudad va a vivir una gran obra, que es la transformación de Villa Banana, que va a empezar ahora. Vamos a continuar los procesos de Sorrento y Cullen, la Ciudad Universitaria y de Ludueña. También vamos a terminar obras de asfalto que quedaron pendientes, por ejemplo, en barrio Las Flores. Además vamos a avanzar en obras sobre el barrio 7 de septiembre. Y se va a profundizar el pase a Led en la iluminación de la ciudad. Y queremos encarar algunos programas de obras ligados al tema de la seguridad, como apertura de calles. Y queremos buscar financiamiento internacional para una obra muy importante, como es la del Mangrullo.
-¿El hecho de que este 2021 sea electoral puede complicar los acuerdos para avanzar con algunas de estas cuestiones en el Concejo?
-No creo. Hemos construido sólidamente un marco de diálogo con las fuerzas. Con fuerzas que nos han acompañado y con otras que no. Salvo alguna excepción, que entiendo yo tiene que ver con otras motivaciones, la racionalidad de las fuerzas políticas del Concejo ha sido clave. Cuando hablo de alguna excepción, no lo digo a título personal. Hablo de algún sector político que siente que ha perdido algunos privilegios como interlocutor. Pero creo que hemos tenido un enorme acompañamiento del Concejo en muchísimos temas. La ciudad ha mostrado una enorme madurez en ese sentido. No creo que eso se altere con el año electoral. Hemos demostrado que se puede debatir con razonabilidad y altura.
-¿Cómo se está trabajando con la provincia el tema de la seguridad?
-Rosario necesita ayuda, claramente. En los dos planos, en el reforzamiento de la presencia cotidiana trabajamos semanalmente sobre el mapeo de las situaciones de la ciudad con el Ministerio de Seguridad y la fuerza policial. Pero hay un orden de cosas que tiene que ver con una cuestión más profunda, que es la investigación de la circulación de armas, el desarrollo de bandas criminales y los niveles inaceptables de violencia que la ciudad vive. Y ahí necesitamos acciones de la Justicia provincial y también la Federal. Y también necesitamos desarmar las redes de corrupción y de complicidad. E inteligencia criminal sobre los propios servicios penitenciarios y la prevención efectiva de delitos violentos, porque dejan una marca injusta para la ciudad. En este aspecto necesitamos más apoyo de Nación. Hay que insistir. Uno tiene que poder ver en la calle la presencia de fuerzas provinciales y Federales. Uno como intendente recibe el reclamo de la ciudadanía. Lo tomo y me hago cargo. Pero yo no puedo solucionar con agentes municipales con facultades administrativas el problema de circulación de armas o una banda que descuartiza a una persona. Y no podemos seguir aceptando encontrarnos con una noticia de que una nena de 8 años fue baleada. No lo merece la ciudad y no lo merecemos nosotros. Necesitamos una ayuda más firme en ese sentido.