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El triángulo de las Bermudas: Posadas, Madrid, Rosario

Rebelión de estatales en Misiones, exabruptos del presidente en España y un “Pacto de Junio” ¿en la Cuna de la Bandera? conforman el último combo -explosivo- de la Argentina con rumbo extraviado y destino de alto riesgo de Milei

Manuel García

La crisis que estalló en Misiones con la rebelión de estatales hartos de salarios de hambre en nombre de la motosierra encendió una de tantas alertas en la Argentina de Milei. Podrá decirse que el conflicto tiene sus aristas estrictamente locales, y condimentos como para dudar de su legitimidad toda vez que uno de los actores de la rebeldía en el noroeste de la República es la Policía (activos y retirados), una fuerza allá y aquí siempre sujeta a sospechas de connivencia con los más oscuros entramados mafiosos.

Pero separando la paja del trigo, la airada protesta de docentes y agentes del sector público en coincidencia temporal con los uniformados puso en evidencia los límites que encuentran administraciones como las de Pasalaqua (cuñado del ex gobernador Rovira, ambos expresión local y aggiornada del primitivo massismo) y de todos sus pares provinciales que -sean del color político que sean- se montan en el clima de época libertario para denostar a los trabajadores del Estado y hacer caer sobre ellos todo el peso del ajuste, el costo del “no hay plata” y el precio de recaudaciones en baja producto del derrumbe económico generado por un modelo económico nacional con el que flirtean, ya sea por miedo a ser retados en redes sociales por su máxima autoridad, por espurias negociaciones o por la tendencia “natural” a sintonizar con quienes manejan la billetera mayor, la caja de la Nación.

En esto no hay distinciones partidarias: en la provincia de las Cataratas, el mandamás Pasalaqua (amén de la analogía semántica con los saltos de agua) se tiró desde el Frente Renovador al mileísmo como pez en el agua y hoy es uno de los tantos que pegaron el salto a la orilla de los libertarios, como el ex peronista Jaldo en Tucumán y el ídem Jalil catamarqueño, escuderos “dialoguistas” de la cantinela de que “hay que darle las herramientas al presidente para poder gobernar”. Mentira de aquellas: las herramientas para ejercer la primera magistratura son las que establece la Constitución y el sistema republicano, representativo y federal, que asigna específicas funciones y roles a los tres poderes del Estado, incluido el Legislativo y los representantes que en teoría fueron electos para ser -y ejercer- oposición. La ley Bases no es una herramienta, es un plan del Ejecutivo al que corresponde apoyar o impugnar en el Congreso de acuerdo a como se piense y a cómo uno fue electo, si es que existe aún en esta Argentina degradada el valor del compromiso con las ideas y principios que cada cual dice defender.
Como sea, otra de las alertas acerca del destino que le toca al país con el rumbo de Milei la dio el propio presidente al otro lado del Océano, cuando denostó al presidente español, envalentonado por los vítores de un auditorio de la ultraderecha ibérica en Madrid y detonó otra de tantas crisis diplomáticas. Quedó claro: sólo una Argentina extraviada y adormecida por tantas frustraciones políticas es capaz de tolerar los desvaríos, insultos y agresiones a todo aquel que piense distinto por parte de un jefe de Estado.

El mundo, con sus propias miserias y agachadas, es otra cosa. Si algún interés despierta fronteras afuera el excéntrico personaje al que eligió nuestra atormentada Nación es su propio carácter bizarro, sólo festejado por los nichos neofascistas y ultraconservadores como los del partido Vox español, que lo presentaron como rockstar en un acto de campaña mediático con no más de 15.000 asistentes.

Poco para mover el amperímetro electoral e una Nación, pero muchísimo para alimentar el ego del postulante a líder mundial del anarcocapitalismo que en su país natal apenas salió de la Casa Rosada y de Olivos y en cinco meses de gestión lleva un mes en el exterior, con giras que se pagan “con la nuestra” y en nada reportan al interés nacional. Fotos con Trump, Elon Musk y lágrimas en el Muro de los Lamentos, e inversiones que jamás llegarán con él. Se sabe: a los dueños del capital trasnacional no los seduce sólo la mentada “seguridad jurídica” -léase: piedra libre para saquear riquezas naturales-. La seguridad emocional de quien manda en el terreno a saquear también juega, y eso sí parece estar en duda más allá del certificado de libre deuda que extiende por anticipado y por 30 años el régimen RIGI de la ley Bases que la mayoría de los diputados votó sin leer (algunos hasta se escudaron en que estaban extenuados por la maratónica sesión) y que ahora hace agua en el Senado, ya sea por la minuciosa labor de algunos pocos integrantes de la Cámara alta como por la presión de sectores de la industria nacional que comulgan ideológicamente con los postulados de Milei pero ven su propio futuro seriamente complicado. No todo pasa por exprimir a los trabajadores y licuar sus derechos (el gran mantra de la burguesía empresaria nacional).

El incierto panorama nacional con hitos en Misiones y España conecta en directo con Santa Fe, a la luz del amague oficial de trasladar el mentado “Pacto de Mayo” a un “Pacto de Junio”, el 20 del mes próximo, en la Cuna y en el Día de la Bandera. El decálogo de principios insípidos que el presidente pretende firmar con los gobernadores una vez sancionada la ley de Bases para la decadencia nacional tendría como escenario el Monumento: sería de gran valor simbólico, sugirió el ministro Francos al lanzar la idea, sin acaso reparar que el mayor símbolo de los rosarinos luce en estado de eterno corralito de Aguas Santafesinas fruto de la paralización de la obra pública de Milei.

Desde el municipio, las “fuentes allegadas al intendente” que hablan por él cuando él no quiere jugársela repitieron el latiguillo de que “pondría a Rosario en la vidriera nacional”, aunque ya no se sabe para qué, ni para quién. Igual, el anfitrión mayor en ese caso sería el gobernador, quien navega por estos días a dos aguas, entre buenas migas con Kicillof y cierto indisimulable apego a las políticas libertarias de “austeridad” en el gasto público a costa de los trabajadores estatales, no sea cosa de sumarle carga tributaria a cerealeras, hacendados o sectores con espalda de sobra en materia impositiva.

Uno y otro -desde ciudad y provincia- buscaron mostrarse como “equilibrados” o dialoguistas, aun cuando las brutales podas de subsidios y transferencias del Estado nacional jaquearon a sus administraciones en una magnitud superlativamente mayor a la que hubiera merecido atronadores cacareos suyos si fueran tiempos de “los K” en el poder. Ambos quizás entendieron que el paraguas Milei los exoneraba de pagar costos políticos por el traslado a la gente del mayor peso del ajuste (aumentos descomunales en transporte, descomunal licuación de salarios, miserable nivel de obras públicas, y otras tantas etcéteras).

Acaso las señales que llegan desde Misiones y España enciendan el alerta en el piloto automático en modo Milei que echaron a andar Rosario y toda Santa Fe; no sea cosa que el supuesto don de “equilibrio político” choque contra las fuerzas del hielo y el naufragio los hunda a todos en esta aventura por mares que no son tan calmos ni confortables como parecen.

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