El ícono gastronómico de Tucumán es el sánguche de milanesa que se elabora de una manera peculiar con tiritas de lechuga cortada, tomate, pan de figazza, cuatro pedazos de nalga cortada de manera fina y huevo frito: tanta es la ligazón de este plato con esta provincia del Norte Argentino que un escultor le dedicó en dos ocasiones una significativa obra.
Se trata del monumento al sánguche de la milanesa de Tucumán, que lleva escondido detrás una peculiar historia: en el año 2000 el artista plástico local, Sandro Pereira, presentó esta obra en la provincia que fue bien recibida y comenzó a cobrar cierta notoriedad.
Tal es así que este monumento, que mide 2,20 metros de altura por 1,80 de ancho, fue expuesto durante un día en la famosa Plaza 9 de Julio de Tucumán y luego una sala de arte porteña lo compró en una suma de 10 mil dólares estadounidenses.
Recién nueve años más tarde el artista plástico tucumano se puso a diseñar el segundo monumento al sánguche provincial, que fue finalizado en 2013 y donado a las autoridades tucumanas, que lo colocaron en el centro de la ciudad como una atracción turística.
En 2015 un grupo de personas que no se logró identificar vandalizó este monumento y durante un año esta pieza de arte estuvo vallada para iniciar un proceso de recuperación que lamentablemente jamás se terminó poniendo en marcha.
Es que Sandro Pereira consideró que los daños eran irreparables y por eso ordenó destruir al segundo monumento al sánguche de milanesa de Tucumán. Rápidamente el artista plástico aseguró que no tenía dinero ni tampoco ganas para encarar un tercer monumento, por lo que aún no se sabe si Tucumán volverá a contar con una obra de estas características.