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El Tula, una vida junto al fútbol

El histórico hincha de Central y fiel seguidor de la selección argentina charló con “El Hincha” en la previa del Mundial.

El “inventor” del bombo. Fiel seguidor de Juan Domingo Perón y Rosario Central. Creador de un sonido único que ya forma parte de la idiosincrasia del deporte nacional por excelencia. No importa el estadio o la hinchada en cuestión, su ritmo característico retumba en todas partes cada vez que rueda una pelota. Carlos Pascual Tula, o más bien “El Tula” como lo conocen en todos los rincones del mundo por los que ha estado (y que fueron muchos), es sin duda uno de los personajes más pintorescos de la historia del fútbol argentino. Protagonista de una vida de película, trotamundos por elección. Y como no podía ser de otra manera, el “bombista” número 1 del país se prepara para viajar a Brasil y asistir a su undécimo Mundial consecutivo.

“El bombo es mi identidad. Como una parte de mí. Me acompañó a todas partes desde el principio y gracias a él se me abrieron las puertas en todas partes”, arrancó el Tula. Y argumentos le sobran. Su instrumento sonó en los lugares más extraordinarios posibles, desde el mismísimo Vaticano en Roma hasta el Muro de los Lamentos en Jerusalén. Y hay más…mucho más.

Notables del deporte o prominentes personalidades del ámbito político, el Tula se las ingenió para conocerlos a casi todos. Desde Evita hasta Perón. De Diego Armando Maradona a Lionel Messi. ¡Y hasta el Papa Francisco! (ver aparte).

Pero si de algo sabe el Tula, si hay una materia en la que realmente se lo puede considerar un verdadero “experto”, sin duda son los Mundiales. Alemania, España, México, Italia, Estados Unidos, Francia, Corea del Sur y Japón, Sudáfrica. Desde 1974 hasta el último certamen en territorio africano, el reconocido hincha canalla es sin duda una palabra autorizada para hablar de la selección argentina, a la que viene siguiendo desde hace tanto tiempo.

“Dependemos de un milagro”, sentenció el famoso militante del Partido Justicialista, el mismo que en 1971 le regaló su bombo al general Perón y que de ahí en más pasó a convertirse en objeto de leyenda. El bombo, claro está, y él también, por supuesto.

“Difícilmente encuentres a alguien que sepa más que yo todo lo que significa un Mundial”, agregó el hombre que marcó un antes y un después en las tribunas argentinas. Y enseguida profundizó: “Yo siempre le tengo confianza a la selección. De por sí tenemos muchos jugadores de jerarquía. Pero la verdad que no la veo como favorita”.

¿Un milagro? ¿A eso hay que aferrarse? ¿Y Messi? ¿Y Agüero, Di María, Higuaín? ¿No alcanzará para marcar la diferencia? No para el Tula, que de fútbol sabe tanto como de sacarle el mejor sonido al bombo. “Son cracks. Todos ellos, desde el canallón de Angelito hasta el pibe ese que juega en Barcelona. Pero el único jugador capaz de ganar un Mundial él sólo fue el Diego (Maradona). Y en mi opinión tampoco fue tan así como todos creen”, argumentó el simpatizante argentino que causó una revolución con su instrumento.

¿Estamos listos entonces? ¿Chau Mundial? No del todo. Es que el milagro es posible asegura el “héroe” del bombo. “Escucha bien lo que te voy a contar. Cuando estuve en el Vaticano, pude ver con mis propios ojos como el Sumo Pontífice en persona (Francisco) les daba su bendición a (Alejandro) Sabella, a Messi y a todos los muchachos. También lo bendijo al Cabezón (Marcelo) Tinelli y un par de meses después salieron campeones. En el Papa sí creo”, argumentó.

A prenderle velas al Papa entonces y ponerse a rezar. Otra no queda. Al menos para el Tula, el hincha número uno de la selección y que ya forma parte de la historia argentina.

El hombre del bombo contó la verdad e lo que pasó en el Vaticano con el Papa

Como dice el dicho, el hombre partió con “una mano atrás y otra adelante”. Hasta Roma no paraba. El Vaticano era su destino final. Y allá fue el Tula, el mismo que ya había hecho sonar su instrumento en la Plaza San Pedro durante una de las últimas misas que presidió Juan Pablo II.

Y llegó nomás. Mostró credenciales, fotos, libros y por supuesto, su inseparable bombo. Enseguida convenció a los ‘carabinieri’ de que lo dejen pasar. Hasta los inalterables Guardias Suizos se hicieron a un costado. “Fue increíble. Me hicieron entrar por el ascensor personal que utiliza el Papa. Cuando llegué, ya estaban todos sentados esperándolo. Grondona, Sabella, Messi. Todos. Y en cambio aparecí yo con mi bombo”, recordó el Tula. Y enseguida agregó: “Cuando lo saludé fue el momento más especial de mi vida. Fue tanta la emoción que me acuerdo de poco. Pero algo si recuerdo muy bien: cuando Francisco dijo ‘gracias al Tula que le mete fiesta’. Está grabado y todo”, aseguró el Tula. Todo un lujo.

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