Una propuesta para lograr que el turismo rural llegue a facturar mil millones de dólares en el país a partir del año próximo fue lanzada por la dirigencia del sector, que busca concretar esa meta mediante la centralización del apoyo estatal y la activa participación de actores de diversos ámbitos vinculados al sector.
Para ello, la Cámara Argentina de Turismo Rural (Catur) convocó a productores, emprendedores, profesionales, artesanos, chacareros y toda persona vinculada a la actividad a sumar un millar de participantes en el Foro Nacional de Turismo Rural Mil x Mil, que se desarrollará en mayo de 2013 en la ciudad de Buenos Aires.
Catur es una entidad federalista creada en 2005, con gente de todas las provincias, que incluye chacareros, artesanos, técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) y egresados de la carrera de Turismo Rural de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), entre otros.
Su presidente es Ernesto Barrera, también coordinador del Área de Turismo Rural de esa facultad, quien explicó que “la idea es reunir a mil productores que hacen turismo, tanto agropecuarios como de la caza, la pesca, granjas educativas, producción de alimentos y recepción de turistas para venderlos en el lugar”.
La convocatoria, dijo, alcanza también a “prestadores de servicios y a quienes lideran grupos, que pueden ser intendentes, políticos, técnicos, gente del Inta, artesanos rurales, guías de turismo rural, líderes de proyectos de comunidades indígenas”.
“A partir de allí –siguió– queremos promover acciones que permitan generar, a través del turismo, mil millones de dólares en facturación total en todas las zonas rurales del país”.
Respecto de esa suma, aclaró que puede parecer mucho pero “es el 4 por ciento del gasto turístico agregado, es decir lo que gastan turistas argentinos y extranjeros, que es de unos 25 mil millones”.
Barreda sostuvo que buscarán que “el campo, los pueblitos, artesanos, la ruralidad en su conjunto generen un negocio para que todos terminen generando esa plata”, aunque advirtió que eso “requiere una política, promoción y capacitación”.
Según datos de la Catur, el gobierno nacional tiene una política de respaldo al turismo rural y “el Ministerio de Turismo apoya algunos emprendimientos de turismo comunitario y publica en su página web a numerosos establecimientos de turismo rural”.
También el Ministerio de Agricultura, “a través del programa Prosap y del Inta, realiza importantes aportes al turismo rural, especialmente a los productores que deciden agruparse”.
La cartera de Industria, por su parte, apoya con sus programas “la agregación de valor a la producción primaria que se promueven desde la Presidencia de la Nación, financia a numerosos emprendimientos que industrializan su propia producción y reciben turistas”.
“El Estado –sostiene Barrera– realiza un esfuerzo importante apoyando y financiando actividades en el sector. Sin embargo esa inversión no logra los resultados que podrían esperarse porque los recursos invertidos no tienen una gestión coordinada”.
La Cámara considera que “las acciones que impulsa lograrían resultados acordes a la inversión realizada si se alcanzara un mayor grado de coordinación con objetivos compartidos entre los organismos públicos intervinientes; evitándose incluso conflictos por la competencia en la temática, que esterilizan los esfuerzos”.
Barreda precisó: “En Europa, el 2,1 por ciento de los productores recibe a turistas, aunque hay países como Suecia que llegan al 20 por ciento, y acá, si fuera el 2 por ciento estaríamos hablando de unos 6.000 productores”.
Luego cuestionó la “imagen engañosa del turismo rural, por la que sólo se piensa en la estancia, porque también lo es un pueblito, hospedarse en casa de una familia, ir a pasear sin hospedarse, comer un asado, visitar una posta histórica, Todo eso puede generar ingresos adicionales”.
Además destacó que es un instrumento “contra la emigración y la pérdida de identidad, porque promueve agregar valor en el campo y pueblos rurales, brinda protagonismo a mujeres y jóvenes, aporta a la diversificación turística del país en base a su identidad rural y agraria, valoriza los recursos naturales y culturales”.
Otro concepto de Catur es que “en el mundo desarrollado, el turismo rural forma parte de una nueva política agraria que se referencia con el término multifuncionalidad, que reconoce que quienes viven en las zonas rurales no sólo son productores sino que mantienen valores importantes para la Nación”.
Entre éstos, menciona “tradiciones, arquitecturas, naturaleza, saberes identitarios y además, que ocupan productivamente el territorio, poniéndolo en valor”.
Sobre la posibilidad de lograr cambios en las comunidades mediante el turismo rural, Barrera consideró que “depende del liderazgo del pueblo, que lo puede ejercer un intendente, un concejal, un estacionero, una ONG, un ente público o privado, pero que sepa tener un liderazgo”.
“Nuestra función es también encontrarles un mercado”, señaló este ingeniero agrónomo, para quien “debería incorporarse a la currícula educativa el Turismo Rural, para que los chicos de las ciudades vayan a una granja educativa.