Andrés “Pillín” Bracamonte fue ejecutado a sus 53 años, a quemarropa y a cuatro cuadras del estadio de Rosario Central, el mismo que fue testigo del crecimiento de su poder durante dos décadas y media al frente de la barra brava. Este sábado alrededor de las 21, estaba sentado del lado del acompañante de una camioneta cuando al menos un tirador selló su destino con cinco balazos. Fue el atentado número 30 y también se cobró la vida de su mano derecha, Daniel “Rana” Atardo.
Este domingo dos cocherías amanecieron con fuerte custodia policial: las versiones indicaron que Pillín sería velado en Caramuto, de Córdoba al 2900, mientras que Rana iría a la cochería Lorenzo, de San Lorenzo al 2800. Este doble crimen puso en alerta a todas las autoridades tanto provinciales como nacionales, no sólo por lo que había vaticinado Pillín en una entrevista con el periodista Germán De los Santos semanas atrás: “Si me matan la ciudad se incendia”, sino también por los tristes antecedentes de escaladas de venganzas selladas a plomo y sangre de años anteriores cada vez que un referente del hampa local fue asesinado.
Rana fue inhumado este lunes en el cementerio El Salvador pero los restos de Pillín aún continúan desde el sábado en la morgue, en el Instituto Médico Legal (IML), y aunque hubo un amague de operativo policial para trasladarlo al mismo lugar que su mano derecha, todo se truncó. «Es una cuestión de seguridad», dijeron fuentes oficiales y dejaron la puerta abierta a más especulaciones que certezas.
Rana Atardo, además de secundar el paravalanchas canalla, era mucamo en el Hospital Centenario y delegado de UPCN. Testigos contaron que a su velorio no fueron muchas personas, sólo sus familiares y allegados. Este lunes alrededor de las 9.15 el cortejo fúnebre salió de la cochería, pasó por el Centenario, donde muchos de sus compañeros lo despidieron con algunos carteles, para luego ser inhumado en el cementerio El Salvador, de avenida Ovidio Lagos 1840. Todo fue muy sobrio, hasta el punto que para llevar el cajón alcanzaron cuatro personas.
La sombra de un nuevo ataque armado no se disipa y las medidas de prevención se extreman.
“No están dadas las condiciones de seguridad”, fue lo que trascendió sobre la negativa de Caramuto para velar a Pillín. Es que, a pesar del operativo de seguridad con uniformados armados en las inmediaciones, el cuerpo del jefe de la barra de Central nunca salió del IML, ubicado en bulevar Avellaneda y 3 de Febrero.
Fue a esta dirección donde este lunes a partir de las 9.30 se montó una guardia con periodistas locales, nacionales y de medios extranjeros para cubrir la salida de los restos de Pillín, pero no ocurrió y hay muchas versiones entre las que se repiten: “Por seguridad los cementerios se rehúsan o que hablan de quién se debería hacer cargo del traslado”.
Lo cierto es que no se sabe en realidad por qué sus restos no fueron trasladados a las 10 hasta el cementerio El Salvador. Ya para esa hora se sabía que el juez había negado la cremación pedida por la familia porque la investigación no está cerrada pero habilitó la inhumación.
Matar a Pillín: algo más que un crimen de atrevidos que no miden consecuencias
El operativo que acompañaría la unidad de traslado estaba organizado: unos seis policías de la Brigada Motorizada comandarían el camino, lo seguirían camionetas con el personal del Grupo Táctico Multipropósito (GTM) y móviles policiales hasta la puerta de El Salvador, donde también ya estaban apostados uniformados de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE).
Todo para prevenir una nueva balacera hacía la familia de Pillín, los integrantes de los Guerreros o los simpatizantes auriazules que quisieran despedirlo, aunque la quietud de este lunes hacía suponer que muchos preferirían no arriesgarse.
Las horas pasaron y cerca del mediodía el destino cambió al cementerio La Piedad y a las 13 ya era el de Ibarlucea, donde tenía su último domicilio. Nada de esto pasó. Se canceló el entierro.
Por el IML fueron pocos los automovilistas y motociclistas que se animaron a tocar un par de bocinazos o gritar un “aguante Pillin”, se los pudo llegar a contar con los dedos de una mano.
Hay muchas especulaciones sobre las razones de la suspensión del entierro como del lugar en el que descansarán sus restos y lo más extraño, teniendo en cuenta las manifestaciones de fervor popular que se pudieron observar en redes sociales, cómo será la despedida de su gente.