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El vicepresidente Amado Boudou en su laberinto

Opinión.

Es imposible realizar ningún análisis político sin centrarnos en la figura del vicepresidente de la Nación, Amado Boudou. Todo debería girar en torno al sentido de la oportunidad. Si en la vida personal de cada individuo es determinante tomar las decisiones en tiempo y forma, para cualquier dirigente político esta racionalidad es fundamental. Sólo por citar un ejemplo exterior que nos permita llegar a la misma conclusión pero desapasionadamente; la abdicación del rey Juan Carlos al trono de España fue una acción asertiva. El desgaste de su figura en los últimos tiempos por errores políticos y personales más el agregado del caso Nóos, es decir el involucramiento en hechos de corrupción de su yerno y de su hija, lo llevaron a tomar la decisión adelantándose al mismo final pero ahorrándose dolores de cabeza personales y a la monarquía especialmente, por la sucesión de su hijo Felipe al trono.

Dado que el sentido de la oportunidad parece no acompañar los pasos de la política argentina, hoy el gobierno nacional se encuentra ante la disyuntiva de convertirse en cómplice de su vicepresidente, si la justicia lo determina culpable en hechos de corrupción o, haber transitado un desgaste monumental por no encarar el tema en tiempo y forma. Ante el expreso pedido de adelantamiento de la declaración de indagatoria por parte de Amado Boudou, el juez Lijo accedió citándolo para lunes a las 11. Si hay indagatoria (luego explicaré el por qué del potencial) lo que ocurriría es lo siguiente: luego de escuchar la defensa que de sí haga Boudou, el juez tiene un plazo teórico de diez días para expedirse. Este último dependerá de si antes de ello, realiza una ronda con los demás citados a indagatoria, lo que extendería el plazo de su definición. A posteriori cualquiera fuese el camino que elija el citado juez, Boudou tiene dos posibilidades: quedar procesado o no. (Hasta hoy, el 100 cien por ciento de las personas a las cuales el Dr. Lijo llamó a indagatoria terminaron procesadas).

Si la posibilidad es la primera, Amado Boudou deberá enfrentar un juicio político dado que tiene inmunidad de arresto pero no para impedir que la causa continúe. Salvo que el oficialismo —cosa que por lo que se observa no realizará— le suelte la mano; Boudou saldrá airoso del juicio político, por lo tanto de darse esta ecuación, el proceso seguiría con el vicepresidente de la Nación en ejercicio de sus funciones. Siguiendo con la hipótesis de su procesamiento, podría darse otra opción, cual es el pedido de licencia y/o de renuncia.

El vicepresidente muestra una aparente discordancia con sus abogados patrocinantes, a tal punto que sus representantes piden la nulidad de la indagatoria y el vicepresidente solicitó el adelantamiento de la fecha de declaración. También solicitó en forma extemporánea al juez la televisación de su declaratoria, imposibilidad generada por los artículos 204 y 295 del Código Procesal Penal. Estos zigzagueos verbales generan ciertas dudas con respecto a si finalmente y a última hora, el vicepresidente no terminará firmando y aceptando el pedido de sus abogados: la nulidad de la indagatoria.

Ignoro qué podría aducir, pero si este es el camino elegido, no le faltarán argumentos para explicar su cambio de conducta. De ser así el juez deberá evaluar y luego responder. Si estas discordancias entre representado y representantes no son parte de una estrategia Boudou se verá con Lijo cara a cara el lunes a las 11.

Mientras tanto el camino al 2015 sigue su paso, y del esclarecimiento del tema Boudou dependerá si la agenda electoral contempla una agenda con marcado acento social o como dice Gonzalez Fraga será: República o Mafia.

Mientras tanto en Santa Fe el frente de los radicales y socialistas no disimula sus diferencias. El diputado radical Maximiliano Pullaro me ha dicho: “Si fuese socialista, no lo soy, no dudaría en elegirlo a Bonfatti como candidato a presidente, es mucho más que Binner”. El peronismo reniega para coincidir en un documento “sin bolillas negras y sin la lógica amigo/enemigo” dice el senador Traferri, donde el Partido Justicialista habilite la formación de frentes. Algunos saben que de aprobarse este concepto el ultrakirchnerismo no estará, pero sí Miguel Del Sel.

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