El vicepresidente de Egipto, Omar Suleiman, alertó hoy sobre el peligro de que se produzca un golpe de Estado en caso de fracasar el diálogo con la oposición sobre un traspaso de poder ordenado en el país.
En declaraciones a los medios egispcios, Suleiman dijo: «Queremos evitar un golpe precipitado e irracional». El mandatario destacó que «el diálogo es el camino correcto para lograr estabilidad y resolver pacíficamente la crisis actual».
Por otra parte, Suleiman se quejó de lo que considera una falta de respeto de los cientos de miles de manifestantes que exigen una rápida dimisión del presidente Hosni Mubarak.
«Quien recomienda a Mubarak que se despida está insultando no sólo al presidente, sino también al pueblo egipcio», dijo el vicepresidente en alusión al lema «Jornada de la Despedida», que encabezó las protestas del viernes pasado.
El recién nombrado vicepresidente recordó que Mubarak fue un «héroe» de la guerra contra Israel en 1973 y calificó los llamamientos a la desobediencia civil como «una grave amenaza para la sociedad».
Decenas de miles de egipcios volvieron a colmar ayer la plaza Tahrir de El Cairo, epicentro de las protestas que reclaman la renuncia de Mubarak, pese a que el mandatario aprobó una serie de medidas para llevar a cabo un plan de traspaso de poder.
En la plaza, habló a la multitud Wael Ghoneim, el ejecutivo de Google para Medio Oriente detenido durante 12 días y liberado ayer, quien se transformó en inesperado líder de la multitud.
«Los manifestantes no cometieron ningún error, el error es de todas las personas que destruyeron el país y de aquellos que se negaron a abandonar el sillón (presidencial)», en alusión a Mubarak, enfatizó Ghoneim.
Paralelamente, otras decenas de miles de personas marcharon por Alejandría, la segunda ciudad egipcia, mientras que las protestas afectaron por primera vez al canal de Suez, cuyos trabajadores iniciaron una huelga.