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«El video de George Floyd asesinado por la policía fue como tirar un fósforo en kerosene»

En streaming con El Ciudadano desde Nueva York, la periodista argentina Silvina Sterin Pensel analizó el impacto en Estados Unidos de la pandemia y de las protestas del "Black Live Matters"

Especial para El Ciudadano

Silvina Sterin Pensel es argentina y vive en Nueva York desde 2001. Llegó a la Gran Manzana para hacer un doctorado en periodismo y allí se quedó, trabajando para canales y agencias de Estados Unidos y de varios países. Por su trabajo, le tocó estar en la primera línea con la cobertura periodística de los dos episodios más fuertes de la historia contemporánea en esa ciudad: el atentado a las Torres Gemelas y la pandemia del coronavirus. Y en las últimas horas, además siguió de cerca las protestas que siguieron al asesinato de George Floyd.

Desde su departamento en Nueva York, fue entrevistada por Rodrigo Miró –de El Ciudadano– y su colega María Petraccara, de Nos Cayó La Ficha. La nota salió en streaming por Facebook Live y la web de este diario, en el marco de un ciclo de charlas internacionales, con el que se viene recorriendo el impacto de la pandemia en distintos países. Aquí, el contenido de la jugosa conversación.

—Rodrigo Miró: Sabemos que Estados Unidos no hizo una cuarentena federal, sino que se fue haciendo por regiones, de modo muy diverso. En el caso de Nueva York, reabrió este lunes parte de su vida comercial y productiva, después de cien días. Y lo hace en medio de protestas por el asesinato de George Floyd. Ha pasado de todo en esa ciudad, en muy poco tiempo. ¿Cómo lo describirías?

—Silvina Sterin Pensel: Creo que fue como un tsunami, como una ola gigante que nos pasó por encima y que todavía nos está revolcando. Fue todo muy rápido. Primero, se pensó que el virus estaba lejos, en China. Luego, que llegaba a una localidad acá cerca, a New Rochelle, con los primeros casos. Y en pocos días la ciudad ya había pasado a ser el centro mundial de la pandemia. Ahora, cuando parecía que comienza la calma, este desborde social de estas horas, es complejo, interesante y a la vez difícil de digerir.

—Rodrigo Miró: En víctimas, la pandemia está dejando en Nueva York un balance mucho más duro que el 11 de septiembre y el atentado a las Torres Gemelas. ¿Se habla de esto en la ciudad? ¿Se hace esta comparación?

—Silvina Sterin Pensel: Son dos bestias diferentes. Pero cuando la cantidad de muertes superó las que habían fallecido con los atentados, todos los comentaban. Fueron algo más de 3 mil aquella vez y ahora, ya superamos los 22 mil. Es una magnitud enorme. Hubo muchos días seguidos de 800 fallecimientos, fue tremendo. Creo sí que la diferencia es tal vez que lo de las Torres Gemelas fue en un solo día. Claro que el impacto duró mucho tiempo y que hubo también gente que murió después, que había quedado herida. Y el símbolo permanecerá para siempre. Fue muy duro, pero todo de golpe en un solo día. Y acá todos nos queríamos dar una mano. Se veía la unión de los neoyorquinos. En cambio, esta pandemia nos enfrentó a unos con los otros.

—Rodrigo Miró: A propósito de esto último, ¿cómo impactaron los contrastes económicos de la población, ante la llegada de la pandemia?

—Silvina Sterin Pensel: En el inicio, fue muy habitual ver a muchos en los barrios de mejor ingreso a familias con las cuatro por cuatro cargando bolsos para irse a otros Estados. Y eso hizo que en algunos lugares, por pensar que se llevaban el virus consigo, se declarase persona no grata a los neoyorquinos que se iban a ese lugar, no los querían recibir. Y acá, entre los que nos habíamos quedado, se fue armando como una idea de que éramos los que le estábamos poniendo el pecho a las balas, por usa una figura. Una vez más, quienes más sufrieron fueron la comunidad latina, los afroamericanos. Si uno sigue la ruta de códigos postales de los contagios y muertes, la mayor cantidad están en el Bronx, Queens y Brooklyn. Y mucho menos en Manhattan.

—Rodrigo Miró: Con la pandemia, creció la cantidad de desempleados y esto profundizó una brecha de desigualdad que ya existía ¿Hay alguna continuidad entre la bronca que estalló en estos días y lo que venía pasando con el virus?

Silvina Sterin Pensel: Sí, claramente. La población más vulnerable sabemos que tiene mayores índices de enfermedades, como diabetes u obesidad. Está claro por los datos que hubo muchos afroamericanos contagiados y muertos. También que se perdieron muchos empleos formales e informales. Y eso que venía pasando, cuando el 25 de mayo sucede en Minneápolis el asesinato de Goerge Floyd, fue como tirar un fósforo en kerosene. Esto fue global, ustedes lo saben. Pero en Nueva York ha sido muy emocionante. Pasaron los días y las protestas no disminuyeron en intensidad. Hay marchas en distintos barrios, de manera espontánea muchos van a un estadio de deportes que es de Beyonce y de Jay C, otros en Manhattan.

—Rodrigo Miró: Vimos también con los saqueos en los comercios lujosos de Manhattan, imágenes impensadas para Nueva York.

—Silvina Sterin Pensel: Sí. Y acá hay un punto para analizar. El gobernador Andrew Cuomo hizo una distinción entre los que saquean y los que se manifiestan. Yo no veo grupos organizados detrás de los saqueos. Yo veo sí muchos jóvenes que vienen de tres generaciones de haber estado marginados o de sufrir racismos. De una comunidad negra que viene siendo humillada desde hace mucho. La autoestima de estos chicos está muy vapuleada. Y son jóvenes, hartos, que suponían que en este contexto que la policía no iba a actuar, porque lo que menos necesita la policía es otro video viralizado de violencia contra un manifestante. Entonces, esa bronca si se quiere mal canalizada, en ese momento que lo sienten como de libertad, se la termina agarrando contra la vidriera y los objetos de un negocio caro de Manhattan. No estoy justificando con esto los saqueos. Trato de entender qué representan y por qué pasan.

—María Petraccara: ¿Creés que las protestas por la violencia del racismo se mezcla entonces con la situación económica previa, que entendemos se agravó por la pandemia?

—Silvina Sterin Pensel: Hay que entender que aquí el Estado neoyorquino está quebrado. Que tiene un déficit de casi 15 mil millones de dólares, con un horizonte que no es fácil, con alta desocupación. Va a llevar tiempo que vuelva a florecer la ciudad. Ya se habían sufrido recortes en programas sociales, e incluso estaba el temor de que hubiera ajuste en los trabajadores esenciales, esos de la Salud que aplaudimos todos los días a las siete de la tarde acá. Todo eso contribuye al ánimo en las calles. Veníamos también de una cuarentena con la gente mucho tiempo en sus casas. Entonces, se abrió la tranquera y todo eso salió junto. Pero no es que se sale porque no había nada para hacer. Es un reclamo legítimo y que lleva años sin resolverse. Mirá, cuando voy a las marchas voy viendo los carteles que llevan con los nombres de las víctimas afroamericanas de la policía. Y que en muchos casos, no han llegado a registrarse en video como pasó con el caso de Floyd. A veces, que esto es otra muestra de racismo, una persona negra que es intimidada por la policía, sabe que si filma con su teléfono, puede ser más grave todavía. Y eso queda bajo la alfombra.

—Rodrigo Miró: En estos días volví a ver el documental de Trump, en Netflix. Pensaba lo increíble de ver que el actual presidente de los Estados Unidos, hace 40 años cuando era empresario de la construcción se llevaba al Estado y a todos por delante, para hacer sus negocios. Y ahora, desde la Casa Blanca, pareciera repetir la actitud. Choca con China, la OMS, con Europa, con la población en las calles. ¿Cómo se ve esta posición allí?

—Silvina Sterin Pensel: Su respuesta fue militarizar. Vio los disturbios en su patio, en la puerta de la Casa Blanca y mandó a reprimir con gas pimienta. La idea es mostrar a su base que puede extinguir esto rápido, con esa consigna que subió a su cuenta de Twitter y fue consigna suya en las elecciones con las que llegó al gobierno. “La ley y el orden”. Eso hizo cuando montó esa puesta en escena, de gasear a los manifestantes, para poder alzar la Biblia delante de la Iglesia en Washington. E inclusive ataca la gestualidad de policías que en ese momento se arrodillaban, pidiendo disculpas por la violencia racista. “No lo hagan, respeten a la bandera”, les dijo. Algunos dicen que es una mala lectura. No es un error, es adrede. Con esto solidifica la lealtad de sus seguidores, sin importar el resultado para el país. Dijo que si había gobernadores en problemas, que le avisen que él les mandaba la Guardia Nacional, por ejemplo. Con esto, creo que no va a alcanzar nada bueno. Lo represento en las vallas que ahora rodean la casa de gobierno en la capital de Estados Unidos. Que ahora además están repletas de carteles con nombres de víctimas de la violencia policial.

—María Petraccara: ¿Había pasado alguna vez en la historia reciente que hubiera una semana de toque de queda como pasó luego de las protestas por Floyd?

Silvina Sterin Pensel: No. No había antecedentes próximos. Empezó siendo a las once de la noche el primer día. Con la idea de distinguir a manifestantes de saqueadores. No fue bien recibido. Y terminó con intimidaciones de la policía en varios barrios, que detuvieron a jóvenes que iba en bicicleta, sin más explicación. Ahora, ya sin toque de queda, creo que las protestas tendrán otra intensidad, pero seguirán. Eso habla de una situación que excede al caso de Floyd y que es más profunda inclusive que la violencia policial. Hay muchos que están hartos del racismo endémico. Hablé con un señor que me contaba en la marcha que durante años y años, cuando entra a un subte, la gente se agarra la cartera. Y que le ha pasado que sin hacer nada, ha estado rodeado de policías, sólo por ser negro. Acá en Estados Unidos hay una frase que es “Driving while black”. Porque siendo negro, si vas en el auto y no te anda una luz, o te paran para pedirte papeles, tal vez termines no contando la historia. Ese temor, entre los blancos no existe.

—Rodrigo Miró: Obama fue presidente, con una agenda que creyeron muchos podría cambiar esta situación. ¿Por qué creés que no pudo? ¿Y te parece que en las próximas elecciones los Demócratas retomarán el tema, para incorporar lo que hoy se reclaman en las calles como parte del debate electoral y así institucionalizarlo?

Silvina Sterin Pensel: Sin dudas será un tema en las elecciones, estará en los debates entre Biden y Trump. Respecto a Obama, su triunfo fue un hito. Hubo un antes y un después, que la comunidad afroamericana celebró, en 2008. Hay que tener en cuenta que acá el presidente no es la figura más importante. El Congreso tiene muchísimo poder. Y toda la oposición, además, se enfrentó muy duro con Obama. Le decían que ni siquiera había nacido en este país. Hubo una anécdota que recuerdo, de Henry Louis Gates, un profesor negro de Harvard, un autor muy conocido, que estaba llegando a su casa en Boston y no encontraba las llaves. Los vecinos lo vieron forzar la ventana para entrar y llamaron a la policía. Cuando entraron a la casa, él ya había logrado entrar. Los efectivos, blancos, notaron que había portarretratos de ese mismo señor al que habían denunciado, con su familia. Estaba claro que era el dueño de casa y que había perdido sus llaves. Pero igual lo tumbaron, lo arrestaron por conducta desordenada. Eso pasó en 2009. Fue un caso muy notorio, con un protagonista reconocido. Y Obama, cuando esto fue noticia nacional, invitó a una cerveza contemporizadora al policía blanco y el profesor negro. Se lo notaba incómodo, hasta en el gesto. Porque no es sencillo revertir tantos años de historia de violencia racista y el poder que tiene la policía. Aquí en Nueva York, por ejemplo, hay 38 mil efectivos. Creo que a Obama no se lo puede culpar por no haber resuelto el tema. Además, tampoco es lineal. Porque no hay una política de Estado que vaya siempre para adelante. Cambió el gobierno y se volvió a retroceder lo que se había avanzado.

—María Petraccara: ¿Es posible que esto derive en un Estado más represivo?

Silvina Sterin Pensel: Hay una relación muy tirante con la policía neoyorquina por parte del alcalde de NYC, Bill De Blasio. Su mujer, inclusive, es negra. Y él tiene dos hijos negros. Su propia hija fue arrestada en una de las protestas. Hubo un caso muy paradigmático en 2014, que fue con Erick Gardner, que fue asesinado en el barrio de Staten Island por el oficial Daniel Pantaleo. El hecho también quedó registrado en cámaras, como el de Floyd. Y Gardner también dijo “I can’t breathe (no puedo respirar)” antes de morir. De hecho, allí surgió la frase. Murió asfixiado. Hubo protestas, como ahora. Pero pasaron cinco años recién para que el policía deje de reportar a la fuerza. En ese tiempo, siguió cobrando 90 mil dólares por año cumpliendo funciones en administración. El sindicato policial tiene mucho que ver, es poderoso y preserva a su gente cuando hay causas contra las fuerzas de seguridad.

—Rodrigo Miró: Vimos en estas horas que en muchos lugares de Estados Unidos, las protests del BLM intentan tumbar monumentos de quienes simbolizan el supremacismo blanco, próceres de la historia oficial americana.

—Silvina Sterin Pensel: Esto que pasa ahora es continuidad de algo que tiene unos años. En 2017, poco después de la llegada de Trump al gobierno, hubo en Virginia un importante movimiento para tumbar la estatua de un general confederado, que es el sector que perdió la Guerra Civil, que no quería la abolición del esclavismo. Se aprobó la propuesta de sacar el monumento. Pero cuando se iba a concretar la medida, no se pudo. Porque hubo manifestantes que defienden hoy el supremacismo, que fueron con antorchas y dieron palizas en manada a la gente negra. Hubo un caso que salió en video, en el que le daban batazos a uno de ellos y otro fanático blanco con una camioneta, que arrolló a varios jóvenes afroamericanos y mató a una chica. En esa ocasión, Trump no condenó abiertamente lo que habían hecho y dijo una frase muy recordada: “Hay gente buena en los dos bandos”, refiriéndose a la gente que había ido a tumbar la estatua (que además ya estaba aprobado que así pase) con los grupos que lo habían impedido de modo violento, defendiendo el racismo. Entre las víctimas, allí estaba la organización Antifa, que significa “Antifascistas”. Ellos también están movilizados ahora. Y lo que hizo el presidente, en este nuevo contexto, es directamente definir como grupo terrorista a Antifa. Esta posición que asume el Partido Republicano, que ahora estalla, ha teñido todo el mandato de Trump.

—María Petraccara: ¿El Partido Demócrata como oposición qué dice?

—Silvina Sterin Pensel: Bueno, Joe Biden, el candidato presidencial, apareció ahora y se mostró compungido, después de haber estado guardado durante toda la pandemia. Y choca un poco que haya dado condolencias a la familia de Floyd e inmediatamente meterse con temas de su campaña. Si genuinamente incorporan este tema a la plataforma, será bien recibido. Este lunes, los senadores demócratas se arrodillaron todos al mismo tiempo, simbolizando un homenaje a Floyd. Pero hasta ahora, se han quedado solamente en la gestualidad, como en lo superficial. El gobernador de Nueva York anunció esta semana que se aplicará una Ley que se llamará “Say their names”. Eso cantan los manifestantes en la calle, recordando a cada una de las víctimas del accionar policial. Y en este marco, Cuomo dijo que va a aplicar más rigurosidad a la hora de sancionar a los efectivos. Lo que se necesitan son reformas concretas, ya no gestos. Por mencionar algunos, podemos hablar del presupuesto que recibe la policía, de la composición de los jurados cuando se va a juicio, del registro de antecedentes de los uniformados. Es decir que hay mucho por hacer, superando lo gestual.

 

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