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Elecciones en Brasil: poco entusiasmo de la ciudadanía

Pese a que el voto es obligatorio, se registraría un grado mayor de abstención que en la primera vuelta. Por otra parte, se incendió un barco de la justicia electoral.

Sin demasiado entusiasmo por parte de la ciudadanía transcurría la segunda vuelta electoral para designar al sucesor del presidente de Brasil, Luiz Lula da Silva. El dato llamativo de la jornada fue el incendio de un barco de la justicia electoral.

La saturación por la prolongada campaña proselitista, la solidez de la ventaja que las encuestas asignaron a la candidata oficialista, Dilma Rousseff, y el feriado del martes próximo, que llevó a muchos a considerar a éste como un fin de semana largo, restaron interés a muchos electores pese a que el voto es obligatorio en Brasil.

Salvo por un barco de la justicia electoral que se incendió mientras era abastecido de combustible en un puerto de la Amazonia, lo que causó heridas leves a un policía y el calcinamiento de tres urnas electrónicas, hasta las 15 locales (14 en la Argentina), tres horas antes del cierre de los comicios, no se habían reportado incidentes mayores.

El incendio tuvo lugar sobre el río Solimoes, junto a la ciudad de Anori, a 194 kilómetros de Manaos, según informó el Tribunal Regional Electoral (TRE), que ordenó el reemplazo de las urnas quemadas por otras que fueron llevadas en un helicóptero.

Por lo demás, a mediodía se había reportado la detención de 77 personas por diversas infracciones a la legislación electoral, una cantidad baja en comparación con comicios anteriores. En la primera vuelta, el 3 de octubre, las autoridades habían detenido a casi 400 personas.

Mientras tanto, autoridades y candidatos manifestaron la preocupación de que la tasa de abstención se elevara demasiado en comparación con la de 18,1 por ciento que se registró en la primera vuelta.

Uno de los principales motivos es que el martes, Día de los Fieles Difuntos, es feriado nacional en Brasil y si bien mañana lunes será día laborable, en casos como éste es común aquí que se tome descanso corrido desde el viernes.

Ya en las dos elecciones presidenciales anteriores hubo mayor ausentismo en la segunda vuelta que en la primera, con tasas del orden de 20 por ciento.

Tanto Lula como los candidatos, Rousseff y el socialdemócrata José Serra, votaron por la mañana y en sus contactos con la prensa contrastó el optimismo de los dos primeros con la moderación del segundo.

Rousseff, la primera de los tres en votar -lo hizo a las 9 en la Escuela Estadual Santos Dumont, en la zona sur de Porto Alegre-, aseguró que “a partir de mañana comienza una nueva etapa para la democracia” y prometió gobernar “para todos” y conversar “con todos”.

Lula, que votó a las 9.45 en la Escuela Estadual Doctor Joao Firmino Correia de Araújo, en el suburbio paulista de Sao Bernardo do Campo, confió en que Rousseff hará “un gran gobierno” y advirtió que “no existe ninguna posibilidad” de que él participe de la próxima administración.

“Hoy quien habla es nuestro pueblo, no es hora de que los políticos hablen”, se limitó a decir Serra, que emitió su sufragio a las 11.30 en el Colegio Santa Cruz, de la ciudad de San Pablo, aunque, igual que Rousseff, posó para los fotógrafos haciendo el gesto de la victoria con los dedos índice y mayor de la mano derecha.

Unos 135,8 millones de ciudadanos están habilitados para votar. Los comicios se cerrarán a las 18 (17 en la Argentina) y cuatro horas más tarde se conocerán resultados irreversibles, según anticipó el Tribunal Superior Electoral (TSE).

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