El arco político argentino parece que comenzó a mirar con más detenimiento algunos aspectos que tienen que ver con las minorías, que no por serlo están impedidas para dirimir el resultado de una elección. Hay analistas que sostienen que algunos políticos argentinos, como sucede en otras partes del mundo, tienen perfectamente determinado el porcentaje de votantes, por ejemplo, de la comunidad homosexual. Y a ese segmento tienen muy en cuenta a la hora de examinar la legislación respecto de temas controvertidos como el matrimonio gay, la adopción por parte de personas homosexuales y otros asuntos vinculados con los reclamos de esta franja de la población.
Y si bien es cierto que a algunos políticos les importan sus principios, a los que son fieles, a otros poco les interesa, en este caso, el orden natural o los derechos de las minorías, lo esencial es el orden electoral, el voto y nada más. Y no es para menos, porque el electorado homosexual no es exiguo y va creciendo.
En otras partes del mundo la importancia que se le asigna a esta franja del electorado es importante. Obama, por ejemplo, se ha cuidado muy bien de no contrariar al electorado gay y lésbico norteamericano. Pero aún así no logró cautivarlo en razón de las demoras en aplicar las reformas que había prometido durante su campaña. Preocupado por el descontento de esa comunidad, no perdió un minuto y en el mes de octubre del año pasado, en un cónclave importante del Consejo por los Derechos Humanos, y ante una numerosa concurrencia dijo sin vueltas: “No duden de la dirección en la que vamos ni del destino al que llegaremos. Mi compromiso es inquebrantable, estoy con vosotros en esta lucha y no permitiré que el tema sea dejado de lado”.
Claro, es muy cierto: del discurso a la acción hay una larga pasión. No siempre los políticos, especialmente los criollos, suelen cumplir con sus promesas.
Ya un poco más abajo en el mapa americano, y sabedor del potencial que tiene el electorado compuesto por homosexuales, el candidato a diputado mexicano Oscar Medina Montelongo organizó en el marco de su última campaña, un partido de fútbol en el que se enfrentaron los “Gays boys” contra “Las Divas”. La cuestión fue mostrar, según el candidato, que “todos podemos convivir, que todos somos diferentes y que estas diferencias no nos separan en nada”.
En la parte más austral del continente, esto es en Argentina y puntualmente en Tierra del Fuego, en lo que podría llamarse el pie del planeta, la gobernadora Fabiana Ríos prestó poca importancia al fallo de la justicia porteña que impidió el matrimonio de la pareja gay y autorizó las nupcias de la parejita en su provincia. “No puedo negar que sabía que iba a generar alguna controversia –declararía más tarde- pero también debía actuar de acuerdo con lo que consideré que era la determinación legal que correspondía dar para el caso”. Sin dudas, y más allá de las protestas de algunos conservadores y amenazas de juicios políticos, Ríos se ganó la admiración del colectivo LGTB.
En ese tren, tampoco se quedó atrás el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, quien durante una reunión con el presidente de la asociación civil Vox, Guillermo Lovagnini, y la titular de la Federación de Gays, Lesbianas y Transexuales, María Rachid, les manifestó que: “de mediar una modificación de la ley o una orden judicial permitiría el matrimonio entre personas del mismo sexo”.
Rachid salió de la reunión contenta: “Fue un hecho histórico en sí mismo que el gobernador nos reciba, es la primera vez que sucede y además hubo avances positivos porque él nos demostró el apoyo a esta iniciativa y confirmó que, en caso de existir un fallo de la justicia, él estaría de acuerdo en que se concrete el acto de unión civil”.
El socialismo tiene, desde siempre una clara posición respecto de los derechos de las minorías y es por eso que en los días previos a las elecciones del año pasado, en una encuesta realizada por un conocido portal gay lésbico argentino (http://www.agmagazine.info/), obtuvo el mayor porcentaje de adhesiones (30 por ciento). Le siguió la Coalición Cívica, con un 26 por ciento, y en tercer lugar el Frente para la Victoria, con un 20 por ciento.
Por lo demás, se sabe que el kirchnerismo, Néstor Kirchner puntualmente, aspira a impulsar una ley sobre el matrimonio gay: “En el siglo XIX –dijo- sólo existía el matrimonio eclesiástico. La ley de matrimonio civil constituyó una ampliación de los derechos civiles. La que permitió el divorcio vincular un siglo después también. El matrimonio entre personas del mismo sexo será otra profundización equivalente”.
El electorado conformado por gays, lesbianas, transexuales y bisexuales está en la agenda de muchos políticos, tal vez en algunos casos no se trate de excesivo interés por los derechos de las minorías, y aun pueden existir aquellos que en el fondo estén en sintonía con quienes hablan del orden natural y sus principios, pero es probable que pese más el preciado caudal de votos que esta franja ofrece.