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Elías Soso: “Hay que fomentar la industria”

Elías Soso, vicepresidente de Came, sostuvo que se necesitan políticas activas de desarrollo económico. “El problema es que el gobierno nacional adolece de un plan definitivo en materia económica”, aseguró el dirigente y de las PYMES.

El vicepresidente de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (Came), Elías Soso, analizó la situación del sector que se vio golpeado por la caída en el consumo interno. El aumento de la producción y el retorno a políticas que fomenten la industria nacional son los caminos que, según Soso, debería implementar el gobierno nacional. “Los deseos no se cumplen si no hay políticas activas de desarrollo económico”, sintetizó Soso.

—¿Cuál es el balance del sector durante 2016?

—En 2016 hubo una caída en la producción y en la demanda que generó gran desconcierto. El consumo cayó un 7 por ciento y la industria un 5 por ciento. Seguimos en ese ritmo y se está profundizando. El cierre de la fábrica de llantas Mefro Wheels es inadmisible. El gobierno tendría que haberla socorrido y el Ministerio de Trabajo iniciado gestiones internacionales para conocer por qué una fábrica eficiente le hace perder el trabajo a 170 familias. Debemos cuidar las industrias carroceras y frigoríficas que fueron las más agredidas por la apertura. Los partidos políticos han desaparecido y los liderazgos no existen. Hay que recuperar el liderazgo de la clase política y ganar la confianza del pueblo.

—¿Cuáles son los principales problemas a solucionar?

—El problema es que el gobierno nacional adolece de un plan definitivo. Prioriza el objetivo de parar la inflación tomándola como la causa de todos los males, cuando es la consecuencia de un problema que está en la oferta en el sector productivo. El aumento en el costo de los servicios e impuestos para sincerar la economía olvidó uno de los elementos más importantes que es el salario. Este no acompaña el proceso de consumo. El modelo afincado en el consumo interno y producción nacional se sustituyó por la inversión financiera. A pesar del endeudamiento interno y externo el gobierno no pudo revertir esta etapa recesiva de la economía. Se propuso la rápida concreción de la obra pública y se pensó que la inversión iba a revertir este proceso, pero simultáneamente aplican otra medida negativa que es la apertura de la economía con disciplinamiento de precios. La mercadería de afuera reemplaza a la nuestra y los precios no sólo no bajan, sino que suben. Gana plata el sector importador a costa de una severa caída en la producción industrial, principalmente en sectores manufactureros. El deseo del gobierno de que cada uno haga lo que puede o modifique su empresa son expresiones vinculadas con una forma de hacer política donde se considera que el mercado lo resuelve todo cuando en Argentina esta política fue aplicada por (Alfredo) Martínez de Hoz, (Domingo) Cavallo y los resultados fueron negativos. A iguales decisiones iguales resultados.

—¿Qué expectativas tienen para el 2017?

—No hay signos de reactivación. El programa de transparencia de precios, pese a tener buen objetivo, tuvo una mala aplicación y generó más parálisis de la actividad comercial. Las cadenas aumentaron los precios entre un 20 o 30 por ciento antes de que se implementara y generaron una desconfianza en el consumidor que profundizó el estancamiento en ventas. Nuestra expectativa es que en algún momento mejoren.

—¿Cómo se podría mejorar?

—Hay un descontento generalizado creciente. Esperamos que haya decisiones vinculadas con el aumento de la producción para retomar el consumo interno y la industria nacional, con la que el país puede volver al camino del desarrollo económico. Hay que buscar inversores en base a un plan específico que establezca un orden de prioridades. Argentina sigue importando petróleo como en el tramo anterior, pero con un pronunciado descenso de producción petrolera. El gobierno nacional debería preocuparse para obtener abastecimiento petrolero y gasífero, producirlo e importarlo. Además debería continuar el proceso de inversión en tecnología que se encuentra paralizado. Los satélites de producción nacional deberían usarse para incrementar servicios tecnológicos y ofrecer internet gratis para todos. Simultáneamente el gobierno debería pensar en la retroalimentación de la producción minera porque es rentable.

—¿Cómo es la relación con las grandes centrales obreras?

—Tenemos relación con muchos de ellos y conversamos mucho. Hay alianzas de clases. Nuestro destino es el mismo, tanto las pequeñas y medianas empresas como los trabajadores estamos sometidos al desarrollo económico. Las pymes reconocemos que los empleados tienen que ganar más, pero a veces no se puede pagar. El gobierno pone límites en paritarias. Si el país crece al 2 o 3 por ciento sin explotación de la riqueza va a ser imposible que la pobreza baje a la mitad. Va a llevar años lograrlo si no se profundiza un proceso de armado de mercado y consumo interno e industria nacional.

—¿Cómo analizan la gestión de Cambiemos durante el primer año de gobierno?

—En Cambiemos hay dificultades internas entre los miembros del PRO y los de Cambiemos. Hay fracturas y divisiones internas en el partido que no le permiten estructurar un programa unificado que resuelva el destino nacional en base a un modelo no agroexportador, sino industrial desarrollista.

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