Tras la consagración de la Scaloneta en el Mundial de Qatar en una definición para el infarto ante Francia, cuando la premiación ya era cosa del pasado y mientras los jugadores festejaban en el vestuario, los hijos de varios de los futbolistas de la Selección armaron un picadito en el campo de juego del estadio Lusail, con una botellita de agua que reemplazaba a la tradicional pelota.